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Mensajes xenófobos de Vox y la cancelación de una festividad islámica avivan una moción de censura en Ceuta

El presidente de Ceuta, Juan Vivas, y el diputado de Vox Francisco Ruiz.

Gonzalo Testa

28 de julio de 2020 22:46 h

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El clima de crispación social en Ceuta ha llegado a un punto sin precedentes. La entrada de Vox en la Asamblea de Ceuta, su consolidación como soporte externo del Gobierno de Juan Vivas (PP) tras seis meses de fallida alianza con el PSOE, y la difusión pública de los mensajes y audios xenófobos “privados” de, supuestamente, los líderes de la formación de extrema derecha, han llevado al Ejecutivo autonómico al borde del abismo. A ellos se suma la cancelación de la Pascua islámica del Sacrificio, justificada en la pandemia del coronavirus, en una ciudad con un 50% de población musulmana. La situación recuerda a la vivida hace dos décadas, cuando a través de sendas mociones de censura el GIL logró primero en 1999 hacerse con la Presidencia de la Ciudad y el PP recuperarla en 2001 de la mano del PSOE.

Tras veinte años gobernando con hasta 19 de los 25 diputados de la Asamblea, Vivas perdió por primera vez en mayo de 2019 su mayoría absoluta y se encontró en la oposición al PSOE con siete escaños, a Vox con seis y a dos formaciones localistas, el MDyC y Caballas, con dos y uno, respectivamente. Durante la campaña electoral, Vivas abjuró expresamente de los de Abascal y los afines a Podemos: “Son dos maneras equivalentes de manipular el sentimiento religioso de los ceutíes que ponen en peligro la convivencia y la estabilidad”.

Vivas comenzó la legislatura gobernando en solitario con el apoyo externo del PSOE, pero con cuadros socialistas en puestos de segundo o tercer escalafón en el Ejecutivo. Así siguió cuando rompió con los socialistas. “No son fiables a la hora de garantizar la estabilidad de esta ciudad”, se justificó Vivas“, quien pasó a apoyarse en Vox. El partido de extrema derecha, en vez de cargos, exigió dejar de subvencionar a oenegés feministas o dedicadas a atender a enfermos foráneos, peticiones ”razonables“ para el PP y cuyo cumplimiento permitió al Gobierno sacar los Presupuestos de la Ciudad para 2020 el pasado 28 de enero.

Solo un día antes, la holgada mayoría del PP y Vox había perdido dos diputados de esta última formación tras la divulgación de multitud de mensajes de WhatsApp en los que, supuestamente, los líderes de la extrema derecha en Ceuta auguraban que “la III Guerra Mundial tendrá que comenzar algún día y será contra el Islam”; repudiaban “que haya españoles que digan que tenemos que tragar moros por cojones”; y asumían que tras la “batalla electoral” no sería “extraño” tener que “combatir militarmente”.

Con una mayoría justa desde entonces (13 de los 25 escaños a su favor), el Gobierno de Vivas ha tenido que digerir en siete meses la mayor manifestación convocada en Ceuta desde los ochenta, la que el 28 de febrero recorrió la ciudad con más de 6.000 personas, en su inmensa mayoría de la comunidad musulmana (el 50% de la población local), y la publicación de distintos improperios sobre los judíos y los hindúes, dos comunidades con gran peso económico y social en la ciudad.

A principios de junio, los medios recuperaron un tuit de febrero del diputado de Vox y vicepresidente de la Mesa Rectora de la Asamblea, el policía nacional en excedencia Francisco Ruiz, exaltando para disgusto de la Comunidad Israelita local, a los “héroes” de la División Azul que habían combatido junto a los nazis en Leningrado.

“Tinglaítos”, “moritos” y “gentuza del PP”

En las últimas dos semanas se han multiplicado las filtraciones de audios del diputado, miembro de la Orden del Temple y presidente de Vox Ceuta, Juan Sergio Redondo. El primero, sobre la Comunidad Hindú, una de cuyos miembros es la consejera de Hacienda, Kissy Chandiramani: “¿Sacar a pasear un elefante [en referencia a la deidad Ganesh]?¿Fiesta de los colores [Holi] y tal? En su puta vida. Todo esto viene desde que viene el gilipollas de Juan Vivas y empieza con el rollito de la multiculturalidad”.

Después, contra la escolarización de niños musulmanes: “Ojalá pudiera volver a hace 30 años, al día en el que metieron a los tres primeros moritos en mi clase y vino la maestra a darnos una charla sobre la convivencia... Tenía que haberle dicho en ese momento: 'Hija de la gran puta, no sabes la que nos estáis metiendo encima”. También contra el propio presidente y su equipo: “A los responsables de Vox en Ceuta no los conoce nadie, no tenemos ningún tipo de pasado. Ni punto de comparación con los sinvergüenzas de Juan Vivas y toda la gentuza que tiene colocada como directores generales, viceconsejeros...”.

Vox nunca ha negado categóricamente que esos mensajes y audios hayan sido escritos o dichos por sus responsables, pero ha denunciado ante la Policía a uno de los medios locales que los ha publicado y a dos antiguos miembros de su Ejecutiva por presuntos delitos de “acoso, chantaje, extorsión continuada y vulneración de derechos contra el honor, la intimidad y el derecho a la propia imagen”.

“Difícilmente una supuesta conversación privada puede jamás resistir su publicidad, máxime cuando surge del robo, del chantaje, de la extorsión y de la más burda manipulación”, ha alegado Redondo, que alerta de que las filtraciones solo buscan que Vox facilite el acceso a la publicidad institucional y derrocar al Gobierno, donde han rechazado los exabruptos con tibieza: “Vox es Vox y el Partido Popular, el Partido Popular”.

Los problema para el Ejecutivo de Vivas no terminan ahí. La prohibición por la pandemia de dar muerte a 5.000 animales el próximo 31 de julio en la ciudad por la Pascua islámica del Sacrificio, festivo laboral desde 2010 en Ceuta, cuando con mayoría del PP se convirtió en el primero no católico establecido en España desde 1492, ha exacerbado un clima de crispación social inaudito y ha tensado hasta el borde de la ruptura el mapa de fuerzas de la Asamblea.

El Gobierno local ha reconocido que al menos dos de sus consejeros, los dos musulmanes, Yamal Dris (de Servicios Urbanos) y Dunia Mohamed (de Asuntos Sociales), soportan “fuertes, injustas y despiadadas presiones que generan una situación muy lamentable desde el punto de vista personal y profesional” en una ciudad donde ningún partido comparte con PP y Vox ni los minutos de silencio por las víctimas de la violencia “intrafamiliar”, como acordaron llamarla.

La anulación de parte de esta festividad provocó en Ceuta la mayor manifestación desde los años 80 del siglo pasado.

La moción “más fácil”

“Nunca una moción de censura ha tenido una justificación oficial más fácil para un tránsfuga: 'Vivas prometió no pactar con Vox y lo ha hecho quebrando la convivencia y la estabilidad”, asegura un veterano de la política local sobre la operación, que “el PSOE niega oficialmente impulsar (”no estamos haciendo nada de nada“) y solo afirma desconocer también el propio Ejecutivo del PP, a cuya reunión ordinaria del viernes no acudió la consejera de Asuntos Sociales: ”Ha pedido un día libre por las presiones“, la excusó su compañero y portavoz, Alberto Gaitán.

El Reglamento de la Cámara autonómica exige que una moción de censura la propongan al menos13 diputados. Con su distribución actual no solo deberían firmarla los socialistas (con el visto bueno de la dirección federal), los tres localistas del MDyC y Caballas y los dos diputados no adscritos que estaban en Vox. También hace falta que se rebele alguien del PP.

Fuentes del Gobierno de Juan Vivas aseguran a elDiario.es que en el reclutamiento de esa decimotercera firma se han esgrimido todo tipo de “elementos de presión”, desde su situación económica personal hasta causas judiciales ajenas a la política no publicadas, para hacer descarrillar la entente con Vox.

“Entre la moción, por estrafalaria que sea, y el fascismo, apoyaría la primera”, reconoce uno de los tentados en la oposición, donde se da por segura la adhesión de sus 12 miembros si Vivas no rompe antes con Vox. Otro, ideológicamente en las antípodas, cree que “a esta ciudad le vendría bien un cambio de aires”, pero admite que “si nadie se va del PP lo agradecería para no verme en ese brete”.

“Nos dijeron que se firmaría el viernes o el lunes”, añade un tercero, que identifica a un abogado como muñidor directo de los contactos desde el PSOE, cuya Ejecutiva Regional está en abierto enfrentamiento desde hace meses con la Delegación del Gobierno, también socialista y nombrada por el Ejecutivo de Pedro Sánchez, y donde interpretan que, de consumarse, la operación “solo beneficiaría a los actuales responsables orgánicos del partido”.

Para intentar sofocar el incendio político que ha mantenido durante las últimas 72 horas al Gobierno en el alambre, Dunia Mohamed ha asegurado este lunes en una declaración institucional en un vídeo de 20 segundos que ella no va a ser esa diputada que abandone a su partido. “No he firmado ni firmaré una moción de censura contra el PP”, dice. “Jamás traicionaré a quienes han confiado en mí”, zanja.

La Asamblea de Ceuta está citada este miércoles para votar el calendario laboral de 2021, del que solo el PP y Vox abogan por seguir dejando fuera la Pascua de fin de Ramadán. Un asunto socialmente sensible que pondrá a prueba la “cohesión” y “unidad” de la que presume el Ejecutivo.

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