Una hora después de terminar el desayuno informativo que acababa de ofrecer, José Antonio Monago seguía encerrado en el Hotel Palace. Mientras decenas de periodistas le esperaban a las puertas del hotel, el presidente extremeño permanecía en uno de los salones del hotel, según su equipo de prensa para una “reunión privada”. “Ya ha hablado todo lo que tenía que hablar y no va a decir nada más. Que todas las preguntas son las mismas”, explicó a los periodistas un miembro de su equipo. La pregunta de con quién estaba reunido tampoco tuvo respuesta: “Eso no lo vamos a decir”.
Los representantes de los medios de comunicación le esperaban para preguntarle más detalles sobre unos documentos que Monago sólo ha dejado entrever y que no ofrecen ni las fechas ni quién volaba de Canarias a Madrid. Aun así, él se mantiene en sus trece de guardarlos “para su defensa legal”.
Monago ha trufado su intervención de este lunes en Madrid, como las que lleva haciendo por las cadenas de televisión desde la semana pasada, con promesas electorales, guiños populistas y una negativa en banda a dar algún dato más que permita comprobar quién viajaba y a dónde tanto en los vuelos que dijo haber pagado él como los que corrieron a cuenta de la Cámara. De momento, el Senado sólo ha acreditado que pagó un número de vuelos, aunque en ningún momento el letrado mayor que firma el documento confirma que fueran viajes de trabajo.
Con este panorama, el presidente extremeño se ha quejado de que el sistema ha intentado “derribarlo” y ha vuelto a recurrir al símil de la tormenta de arena y a las citas de Murakami. Monago ha asegurado, además, que atacarlo a él supone “atacar a Extremadura”.
El extremeño, que no ha sido arropado por ningún ministro del Gobierno aunque sí por todo su equipo, ha insistido en que volverá a presentarse: “No solo voy a presentarme sino que voy a ganar. Yo lo reconozco, no tengo abuela y por eso lo digo yo”. Los únicos miembros de la cúpula del PP nacional han sido Carlos Floriano y Javier Arenas.
Los asistentes al desayuno no sacaron nada en claro sobre todas las incógnitas que sigue habiendo en el caso Monago. Pero pudieron escuchar de nuevo su insistencia en venderse como un “hijo de guardia civil raso”, como un exinfante de marina “valiente por tierra y por mar” y como un hombre al que sus rivales han hecho “más fuerte”. A pesar de que el principal problema es que no ha querido difundir los documentos sobre sus vuelos, Monago ha aprovechado para erigirse en paladín de la transparencia y prometer que en enero hará públicas todas sus finanzas.