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OPINIÓN | Aldama, bomba de racimo, por Antón Losada

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El exministro Morenés cerró personalmente con el príncipe Bin Salmán la venta de las 400 bombas a Arabia Saudí

El ministro de Defensa del Gobierno de Mariano Rajoy Pedro Morenés cerró personalmente el contrato para vender 400 bombas a Arabia Saudí. Él mismo abordó en 2015 los detalles de la venta a través de correspondencia cruzada con el príncipe heredero y ministro de Defensa de Arabia Saudí, Mohamed Bin Salmán, actualmente en el centro de todas las sospechas por el asesinato del periodista Jamal Khashoggi. Morenés, vinculado profesionalmente a la industria armamentística hasta su entrada en el Gobierno de Rajoy, consiguió con sus gestiones que EE.UU. no pusiera problemas al traspaso de unas bombas de fabricación americana.

El Gobierno de Rajoy sabía que Arabia Saudí buscaba el apoyo de España a su participación en la guerra de Yemen. El régimen saudí lo explicitó por escrito en la solicitud enviada a España para iniciar el proceso de compra de las bombas. Así consta en la documentación administrativa que intercambiaron ambos países y que Defensa custodia bajo la calificación de documentación “reservada”.

Corría el año 2015 y España acababa de pagar el último plazo de unas bombas que había comprado a Estados Unidos años antes. Tras una primera comunicación en la que se solicitaba el material para su uso en Yemen, el propio Morenés y el príncipe saudí cerraron personalmente los detalles de la operación de venta a través de cartas en la que ambos trataron cuál sería el destino final del armamento. Fuentes del entorno de Morenés confirman su participación directa en la operación y aseguran que “la relación epistolar entre ministros suele ser bastante frecuente”.

Según el relato de Morenés, en su carta al príncipe saudí le exigió garantías para que las bombas vendidas por España no fueran usadas en la guerra de Yemen, sino en la lucha contra Daesh, a través de la coalición de 34 países islámicos que los saudíes lideraban en ese momento. eldiario.es ha pedido acceso a esa misiva y Morenés se ha negado a entregarla al considerar que se trata de “información con carácter reservado”.

En respuesta a la misiva del ministro español, el príncipe Mohamed Bin Salmán aceptó las condiciones y mostró su compromiso de no usar las bombas en la guerra de Yemen. ¿Qué valor tiene un compromiso de ese tipo en el desarrollo de una guerra? Según el equipo del exministro de Rajoy, fue motivo suficiente para impulsar la operación de venta. Sin embargo, esas cartas tuvieron otro efecto: desbloquear la imprescindible autorización de Estados Unidos (fabricante del material) para que la transacción pudiera llevarse a efecto. 

Las bombas que España vendió a los saudíes formaban parte del arsenal del Ejército del Aire. Al tratarse de un material de fabricación estadounidense, la administración Obama debía dar su plácet para el traspaso de los dispositivos. “Antes de proceder a la venta preguntamos a los americanos explicándoles que el uso final de las bombas iba a ser la lucha contra Daesh”, asegura un alto cargo del Ministerio de Defensa durante el mandato de Morenés. EE.UU. no puso problemas y la transacción se acabó cerrando en un contrato que firmó la sustituta de Morenés, María Dolores de Cospedal.

Estados Unidos no siempre autoriza el traspaso de material fabricado en su país. Fue lo que le ocurrió al socialista José Bono cuando en 2006 cerró la venta de 12 aviones militares a Venezuela. Los aparatos contaban con un sistema de navegación de fabricación americana y aquel país decidió oponerse a la operación. Finalmente, los aparatos fueron enviados a Venezuela pero sin los sistemas de navegación por los que EE.UU. reclamaba su derecho de veto. En el caso de las bombas vendidas a los saudíes, bastó con la referencia a la correspondencia cruzada entre Morenés y Bin Salmán para sortear cualquier posible oposición de la administración americana. 

Bombas casi caducadas 

Las bombas vendidas por España “estaban próximas a la caducidad”, afirman desde el entorno del exministro del PP que califican la operación como muy ventajosa: “Permite deshacerte de un material antiguo y con el dinero obtenido comprar otro nuevo”. En la actual cúpula del Ministerio de Defensa no opinan lo mismo: “Reponer el material nos va a costar más dinero del que hemos recibido”, asegura un alto cargo del Ministerio a eldiario.es. 

Según fuentes conocedoras de la operación, Arabia Saudí no necesitaba unas bombas que se quedaron alojadas en España hasta este mismo año. Las mismas fuentes afirman que la transacción suponía un apoyo implícito a las operaciones desarrolladas por Arabia Saudí en la guerra de Yemen.  

La actual ministra de Defensa, Margarita Robles, llegó a acusar a sus predecesores de haber impulsado el apoyo de España a la guerra de Yemen “de espaldas al Parlamento”. Robles realizó esas afirmaciones a finales de septiembre desde la tribuna del Congreso en medio de la polémica generada en el Gobierno de Pedro Sánchez por las contradicciones sobre la gestión de ese contrato. La ministra era partidaria de paralizar la entrega de las bombas y Moncloa acabó desautorizándola para evitar problemas mayores en otros contratos apalabrados con Arabia Saudí.  

Esta redacción se ha puesto en contacto con el exministro Pedro Morenés que ha rechazado realizar declaraciones sobre aquella operación de venta de armamento. “No va a hablar sobre esto”, aseguran desde su entorno. El exministro de Rajoy es un perfecto conocedor de la industria del armamento, sector al que se dedicó profesionalmente antes de su entrada en el Gobierno. Una de las empresas en las que trabajó como consejero y representante, Instalaza, fabricaba bombas de racimo como las usadas en Gadafi en Libia. El exministro también trabajó en la empresa MBDA Systems, especializada en la fabricación de misiles.