Francisco Nicolás Gómez, detenido el pasado 14 de octubre acusado de estafa, falsedad documental y usurpación de identidad por hacerse pasar por asesor del Gobierno de España, ha asegurado que ha colaborado con el Centro Nacional de Inteligencia (CNI), con Presidencia y con la Casa Real, y que fue detenido fruto de “una campaña de desprestigio” porque tiene “mucha información”.
“Me detuvieron porque tenía mucha información, porque sé demasiado”, ha asegurado el joven de 20 años en una entrevista concedida a El Mundo, pocas horas antes de que se haya anunciado su presencia en varias televisiones, en todas ellas de forma “exclusiva”.
No hay límites para las misiones que supuestamente recibía de las más altas esferas del Estado. Convertido en una especie de agente secreto para todo, el joven progresó gracias a sus contactos dentro del Partido Popular y de la patronal madrileña, donde recibió el apoyo de su presidente, Arturo Fernández, hasta terminar implicado, según su testimonio, en operaciones del Estado relacionadas con Cataluña y el caso Urdangarin. Aparentemente donde no llegaban el Gobierno, el Ministerio de Interior, el fiscal general, las fuerzas de seguridad o el CNI, ahí estaba él para echar una mano.
Donde no parece haber metido mano es en Podemos, porque en la entrevista deja clara su opinión sobre su líder: “No me comparen con Pablo Iglesias, amigo de los bolivarianos y de los proetarras, porque eso es una ofensa para mí”.
La movida de Nicolás
La entrevista empieza con una curiosa pregunta de los periodistas: “¿Cómo lleva toda la movida que se inició hace 38 días, Nicolás?”. Se centra después en las circunstancias de su detención: “Me detuvieron seis policías, como si fuera un terrorista o un peligroso asesino”.
“Lo primero que hicieron fue borrar mis 'whatsapp' con personalidades del Estado y mis emails. Pero son tan chapuzas que no lograron eliminar todo. Aún tengo en mi poder material”, ha asegurado un día después de que se supiera que el juez que investiga su caso ha prorrogado un mes más el secreto de sumario, según Efe.
Con respecto a los cargos de que se le acusa, el 'pequeño Nicolás' ha explicado que el supuesto estafado, cuya denuncia originó su detención, está “a muerte” con él y no le ha denunciado, y que nunca ha usurpado ni falsificado ningún documento público.
Además, ha explicado que antes de su detención fue avisado por quien fuera secretario personal de la infanta Cristina, Carlos García Revenga, uno de sus contactos en la Casa Real. “Estuve detenido casi 72 horas sin que nadie me dijera por qué. Lo pasé muy mal”, ha manifestado. “Me detuvieron porque tenía mucha información, porque sé demasiado”.
Sobre sus trabajos para distintos organismos, ha declarado que su contacto en el CNI era la directora de Gabinete del secretario de Estado director; mientras que en Casa Real eran el propio García Revenga, el jefe de la Secretaría del Rey Juan Carlos, Alfonso Sanz Portolés, e incluso el exjefe de Estado; y dentro del Ejecutivo, la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría.
Así, ha incidido en que “desde Vicepresidencia” se le encargó “solucionar el problema catalán”, recopilando información “para intentar desestabilizar a ERC”. “Por eso mantuve dos reuniones con Cristóbal Martell, abogado de los Pujol, cuatro con Javier de la Rosa, empresario que tiene bastante información de la familia, y tres con Oriol Pujol”.
La Casa Real, por su parte, habría pedido al 'pequeño Nicolás' que “a Doña Cristina se la exculpe en el proceso judicial en el que está metida”, el caso Noós, en el que se la imputa por delito fiscal. Para ello, habló con el presidente y la abogada de Manos Limpias, acusación en este caso. “Estaban de acuerdo en retirar la acusación si desde arriba se portaban bien con ellos”, ha subrayado, añadiendo que se reunió en una ocasión con la propia Infanta: “La vi, me dio un beso y las gracias”. También asegura haber hablado con el rey Juan Carlos.
Francisco Nicolás, que asegura que siempre le han llamado Fran, ha apuntado que sigue “desaparecido” desde su puesta en libertad “para evitar los seguimientos de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado” y por “la presión mediática”.