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Lo que el ojo no ve de la campaña: un candidato pide que no le voten y otro ofrece 80 céntimos por conejo cazado

José Luis Martínez-Almeida bailando un chotis en la feria de San Isidro.

Lucía Taboada

19 de mayo de 2023 22:37 h

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La palabra “surrealista” lleva tiempo convertida en un comodín multiusos que trasciende lo artístico y se adhiere a situaciones en las que la realidad falla o se expande tanto que se vuelve inexplicable. Por ejemplo, durante una campaña electoral. O si no, miren. En Pozuelo de Calatrava, Ciudad Real, Vox ha decidido retirarse de la carrera electoral después de que su candidato a la alcaldía, José Antonio Cáceres, asegurara a través de su cuenta personal de Twitter que es opuesto a la ideología del partido. Incluso ha dicho que va a votar al candidato del PP en la localidad, Julián Triguero. ¡Ni se les ocurra votarme a mí, insensatos! Parece un buen motivo para retirarse de una candidatura propia, la verdad.

En las campañas se suceden cosas surrealistas y se anuncian otras tantas con tal materia prima, porque los políticos se comportan estos días como comerciales con cupones de descuento. La presidenta y candidata a revalidar el cargo en la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, ha prometido geranios en los balcones de Madrid para combatir el cambio climático. Imposible que esos geranios restauradores de la capa de ozono compitan con el programa del PSOE en las ciudades que incluye tres árboles desde cada ventana; tres árboles por ventana habrían requerido de un cerramiento de fachada más complejo. Por su parte, el candidato del PP a la alcaldía en Madrid, José Luis Martínez-Almeida, ha anunciado el 'Plan C Concilia', que incluye una cesta de bienvenida a los recién nacidos con un chupete con el oso y el madroño dibujado. Ya lo decía el escritor José Martí Pérez: “Hay tres cosas que cada persona debería hacer durante su vida: plantar tres árboles, poner un geranio en el balcón y tener un hijo con un chupete con el oso y el madroño”.

Ramón Celma, presidente provincial del Partido Popular de Zaragoza, también ha prometido 80 céntimos por conejo cazado para frenar la superpoblación. La de conejos, claro. O el presidente del PP, Alberto Núñez Feijóo, ha prometido reservar el 7% de empleo público para personas con discapacidad. Se lo comunicó personalmente a un ciudadano que se encontró paseando por Torrelavega. El problema es que ya existe una ley en vigor desde el año 2007 que reserva el 7% de plazas de empleo público a personas con discapacidad. De hecho, en marzo se anunció en Consejo de Ministros un incremento del 7% al 10% en las futuras ofertas de empleo público. Así que se puede decir que Feijóo ha anunciado que va a empeorar algo. Aunque, bueno, conviene ser cauta en este análisis porque los límites temporales se desdibujan durante las campañas electorales. O como dijo el propio Feijóo: “Sánchez pretende ocultar algunas medidas que ha realizado en el futuro”.

Pocas cosas gustan más a un político en campaña que anunciar cosas y mostrarse con la gente de a pie (también con los animales, aunque estos no voten), en tiendas, empresas, parques, centros comerciales, mercados, peluquerías, granjas, incluso en el transporte público. De pronto, aparecen los políticos por buses, trenes o metros con rictus desubicado pero algo de excitación infantil. Todos lo intentan, pero el don de la omnipresencia y ubicuidad está en Vigo. Allí te despistas un segundo y el alcalde y candidato Abel Caballero aparece a tu espalda tocando el bombo con un grupo folclórico. La campechanería siempre es un plus en una campaña electoral. El candidato a la reelección en Castilla-La Mancha, Emiliano García-Page, se puso muy García-Page, muy campechano, el pasado miércoles hablando de las conversaciones que mantiene con sus hijos sobre “la cosa sentimental”. Vayan prevenidos de que la cosa sentimental es un eufemismo. Dijo Page que su hijo es uno de esos “de raza”, suponemos que caucásica. Continuó comentando que su hija estudia teoría sobre el cuerpo humano (medicina), pero que su hijo la practica. Quiere Page que su hija se case para toda la vida, a poder ser con algo parecido a Pablo Bellido, cabeza de lista del PSOE por Guadalajara. Mientras tanto, su hijo puede seguir practicando la cosa sentimental que practican los hombres de raza.

Entre tanta caminata y medida, también se han producido debates electorales esta semana. Por ejemplo, Canal Extremadura Televisión emitió el pasado miércoles el único debate electoral de la región con los diez candidatos a presidir la Junta de Extremadura. Sí, diez. En el plató (con cámara gran angular) estaban Guillermo Fernández Vara (PSOE), María Guardiola (PP), Fernando Acelga (Ciudadanos), Irene de Miguel (Unidas por Extremadura), Estanislao Martín (Levanta Extremadura), Ángel Pelayo (Vox), Ricardo Caro (Una Extremadura digna), Luis Blanco (Por un mundo más justo), Juan Miguel González (Extremeñitos) y Antonio Granero (Juntos por Extremadura). Solo el primer bloque duró 20 minutos frenéticos. Ya es mala suerte que con un equipo de fútbol once sobre el plató no les cupiese adicionalmente algún intérprete de lengua de signos.

En fin. Menos mal que en campaña también se está hablando de lo que realmente importa en Pontedeume, Albacete, Murcia o Tarragona: ETA. Están los ciudadanos de Jerez de la Frontera, por ejemplo, comentando lo mal que tiene Bildu las cifras de paro en la ciudad. A ver si mejora.

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