Los partidos mayoritarios evitan abanderar el discurso republicano
“España, mañana, será republicana”. Este grito se oía en los mítines del PSOE a finales de los setenta. Cuatro décadas después, su secretario general en ese momento, Alfredo Pérez Rubalcaba, contribuía a la transición monárquica con el PP tras la abdicación de Juan Carlos para dar continuidad a la institución real, erosionada por los negocios del rey, su relación con Corinna y el cerco judicial a su hija Cristina y su yerno, Iñaki Urdangarin, por el caso Nóos.
¿Es prioritario el debate Monarquía o República? En unas fechas en las que el papel institucional del monarca está muy presente por el proceso de investidura, coincidiendo con el 85º aniversario de la proclamación de la Segunda República, pocos partidos hablan de ello. Formaciones con tradición republicana como el PSOE y Podemos no tienen entre sus prioridades esa causa, que enarbola casi en solitario IU en el ámbito estatal.
De acuerdo con los últimos estudios demoscópicos publicados –el CIS de mayo de 2015–, la monarquía suspende con un 4,34, si bien un año antes la nota era de 3,72, y el rey Felipe recibía el aprobado a su tarea por parte del 57,4% y el suspenso por parte del 17,8%.
“El PSOE es un partido republicano, pero nos situamos en el consenso constitucional desde 1978 y esto sigue en vigor”, ha dicho la socialista Meritxell Batet: “Este capítulo se puede abrir y modificar siempre que se cambie con el mismo o más consenso que en el 78”.
En el acuerdo firmado con Ciudadanos, el modelo de Estado no aparece como una reforma constitucional pendiente.
Algo parecido ocurre en Podemos, otro partido que bebe de tradiciones republicanas. “El debate Monarquía o República no lo llevamos en nuestro programa porque no es lo más urgente que tenemos sobre la mesa”, dijo Carolina Bescansa, responsable de Programa de Podemos, en Carne Cruda.
Podemos defiende el derecho a decidir, sobre Catalunya, pero también sobre el modelo de Estado. Y más que hablar de república, habla de que el jefe del Estado sea elegible. “Felipe de Borbón tendría muchas posibilidades de ganar unas elecciones a presidente de la República”, ha dicho más de una vez Pablo Iglesias: “Tiene enorme simpatía entre los españoles”.
Podemos, en este asunto, se mantiene fiel a su aspiración de transversalidad: el republicanismo, mientras sea una causa asociada a la bandera tricolor y la Guerra Civil, no sería un eje de centralidad, sino del “lado izquierdo del tablero”. No obstante, Pablo Iglesias, en un discurso eminentemente de izquierdas –sin pronunciar la palabra izquierda– en el debate de investidura del 1 de marzo, reivindicó a dirigentes históricos republicanos socialistas, como Indalecio Prieto y Juan Negrín.
Pero el enfoque en Podemos pasa más por aspirar a la elección del jefe del Estado por sufragio universal que a reivindicar la república; y, en todo caso, como decía Bescansa: “No es lo más urgente que tenemos sobre la mesa”.
El único partido de ámbito estatal que enarbola la causa republicana como algo prioritario es Izquierda Unida, y su portavoz, Alberto Garzón: “Queremos una república no por contraponer la monarquía como modelo de jefatura del Estado, sino también por una concepción política: la república significa mayor participación democrática y, en lo económico, libertad positiva, que significa satisfacer las necesidades de la gente. La monarquía es el vértice del sistema político del 78 y está asociada a su desprestigio. Está profundamente afectada por ello y por la corrupción. Y Felipe representa el continuismo absoluto, más allá de la estética. Es anacrónico. No otorgo ninguna legitimidad al ciudadano Felipe de Borbón como rey ni como jefe de Estado”.
Retirada de símbolos monárquicos
Donde sí se han producido gestos ha sido en algunos ayuntamientos tras las últimas elecciones municipales. En Barcelona, se retiró el busto de Juan Carlos del pleno municipal. Y también en Barcelona, el Gobierno de Ada Colau y Barcelona En Comú ha organizado actos conmemorativos para esta semana para “celebrar la República y sus valores”. El distrito de Nou Barris será el escenario de la mayoría de actos que tendrán lugar entre el 14, con una conferencia inaugural en el Ayuntamiento de Carles Pi i Sunyer, alcalde en el periodo republicano de los años 30, y el 17 de abril, que concluirán con una “fiesta ciudadana de bienvenida en la plaza de la República”.
También en Catalunya, y esto es como cada año, el Parlament homenajea el 14 de abril a los “republicanos represaliados por el franquismo” con una ofrenda, coincidiendo, esta vez, con el 85º aniversario de la proclamación de la república catalana por parte de Francesc Macià.
Pero los gestos municipales no sólo se produjeron en Barcelona tras las elecciones municipales y autonómicas. También en Cádiz, donde el alcalde, José María González, Kichi (Por Cádiz sí se Puede), sustituyó el retrato de Juan Carlos de su despacho por el del exalcalde anarquista Fermín Salvochea (1842-1907). Y en A Coruña, donde Xulio Ferreiro (Marea Atlántica) también quitó el retrato de su despacho; al igual que la presidenta del Parlamento balear, Xelo Huertas (Podemos).