Pedro Sánchez se desvincula del uso que Arabia Saudí pueda hacer con las bombas que España le vendió y cuya revisión ha causado una crisis en el Gobierno, ya que Margarita Robles era partidaria de paralizar esa venta: “La responsabilidad que tiene este Gobierno llega hasta nuestra fronteras; lo que puedan hacer terceros países no es responsabilidad de este Gobierno”, ha afirmado el presidente, que no quiere desvelar si pidió al régimen absolutista garantías de que esos proyectiles no se usaran contra la población civil.
El mandatario socialista ha reconocido que la situación era “muy complicada” y ha defendido la decisión final que tomó el Ejecutivo frente al criterio de la ministra de Defensa basándose en que priorizó las relaciones comerciales con Arabia Saudí: “El dilema que tenía este Gobierno era romper las relaciones comerciales, económicas y políticas con un tercer país, con el impacto que eso podía tener en determinadas zonas de este país, por ejemplo la bahía de Cádiz, o cumplir con un contrato que firmó la anterior administración”, ha explicado.
Arabia Saudí amagó con romper un contrato multimillonario con la empresa Navantia de más de 1.800 millones para la construcción de cinco navíos tras el anuncio de Defensa de dar marcha atrás en la venta de bombas similares a las que observadores internacionales aseguran que el régimen absolutista ha usado contra la población en Yemen. “Este Gobierno defiende los derechos humanos, la paz en el mundo (...) y todo lo que tenga que ver con llegar a acuerdos globales de control del armamento y de defensa de la paz y los derechos humanos, este Gobierno va a estar”, ha añadido.
Sánchez, que ha negado haber desautorizado a Margarita Robles a pesar de que ha asegurado que la ministra no vio “el impacto” que su anuncio podía tener en las relaciones comerciales, ha coincidido con la portavoz del Consejo de Ministras en que las bombas, por sus características, no se pueden usar de manera “indiscriminada”. No obstante, el presidente ha recordado que su Ejecutivo se ha limitado a “entregar” esas armas, ya que el contrato se firmó con Arabia Saudí en 2015, con la anterior administración de Mariano Rajoy.
“La política es muy compleja”
El presidente se ha pronunciado así en El Objetivo (La Sexta) este domingo tras una de las semanas más complicadas desde que está en Moncloa ya que se enfrentó a la dimisión de Carmen Montón, a la que trató de mantener al frente del ministerio pese a las irregularidades en su máster, y la polémica suscitada por las acusaciones de plagio en su tesis doctoral, que le obligaron a hacerla pública. Durante la entrevista, Sánchez ha confesado en varias ocasiones que “la política es muy compleja”.
“Se están produciendo fake news”, ha aseverado sobre las acusaciones de plagio en su tesis doctoral: “No ha habido plagio, ni me la ha escrito un tercero, ni ha habido un tribunal que hiciera un trato de favor. La verdad es que hice mi tesis”, ha asegurado el presidente, que ha restado importancia a haber cofirmado un artículo con uno de los profesores que le examinó al leer la tesis. “Ha quedado suficientemente acreditadas que las acusaciones que se vertían sobre mí eran falsas”, ha agregado.
“La oposición lo que está haciendo es montar ruido”, ha aseverado el presidente del Gobierno, que también ha dicho que no se querellará -por la vía penal- contra los medios que publicaron esas noticias, aunque sí ha dicho que presentará una demanda para restablecer su honor contra lo que considera que es una “difamación”.
Sobre la posibilidad de que acuda al Congreso a dar explicaciones sobre esa polémica, ha dicho que hará lo que planteen los grupos políticos, pero no se ha mostrado partidario al entender que no debe usarse el Parlamento para cuestiones “personales” que no tienen que ver con la política.
La periodista Ana Pastor le ha preguntado directamente por qué defendió a Montón a pesar de las irregularidades de su máster y Sánchez ha señalado que solo apoyó su gestión al frente del ministerio: “A mí no me mintió la ministra”, ha aseverado, frente al criterio de algunos de los miembros de su equipo.
Niega rectificaciones: “Son ruido”
Sánchez ha prometido que asumirá responsabilidades políticas personalmente cuando los fallos de su gabinete se produzca en el ejercicio de sus funciones al frente de sus correspondientes departamentos.
De hecho, el presidente ha quitado importancia a los vaivenes del Gobierno en sus poco más de 100 días de vida: “Le niego la mayor”, ha respondido sobre las rectificaciones, que ha calificado de “disfuncionalidad” e incluso ha asegurado que se tratan de “ruido”.
Sánchez ha atribuido buena parte de sus renuncias -como la de no derogar la reforma laboral o la creación de un impuesto a la banca- a su debilidad parlamentaria. Sánchez ha insistido en que solo cuenta con 84 diputados y que tiene que llegar a acuerdos con fuerzas muy diversas: “Entre 0 y 100, si no puedo lograr el 100, ¿me quedo en el 0 o llego al 50?”, se ha preguntado.
¿Elecciones? “Atarnos los dedos, lo justo”
El presidente no ha querido mojarse sobre la fecha orientativa para las elecciones y ha asegurado que dependerá de si puede seguir desarrollando actividad ejecutiva con el apoyo suficiente en las Cortes: “Si he aprendido algo en política es que atarnos los dedos, lo justo”, ha contestado sobre la posibilidad de que los comicios sean en 2018.
No lo ha descartado, pero el objetivo de Sánchez es agotar la legislatura -ha explicado que su promesa de convocar elecciones cuanto antes la hizo al pedir el apoyo a Ciudadanos, pero que una vez Albert Rivera rechazó darle el 'sí' en la moción de censura, esa premisa caducó. Además, se ha mostrado convencido de que no hay una mayoría parlamentaria que quiera elecciones.
“Si anteponemos el diálogo al conflicto, si anteponemos el que podemos sacar adelante leyes que son buenas para la mayoría social y encontramos una mayoría parlamentaria que las respalde, ¿por qué vamos a tener que convocar elecciones?”, ha expresado Sánchez, que apela a la “corresponsabilidad” de los otros grupos y que considera que tendrá que convocar los comicios cuando se demuestren incapaces de llegar a acuerdos.
El punto de inflexión para los socialistas son los Presupuestos Generales del Estado, que Sánchez admitió que va a retrasar hasta finales de noviembre. Ha reiterado su compromiso de que no subirá los impuestos a la clase media y trabajadora y, aunque asegura que “la gente rica no paga IRPF”, admite cederá en aumentarlo para los sueldos más altos: su horquilla es la de los 140.000 o 150.000 euros frente a los 120.000 que plantea Unidos Podemos. En cuanto al frenazo en el Pacto de Toledo al acuerdo para la subida de las pensiones, Sánchez ha prometido que en sus cuentas las ligará al incremento del IPC.
Sánchez ha asegurado que los retos de su mandato son regeneración, justicia social y Catalunya. Ha repetido que el conflicto pasa por una votación referente al autogobierno y que Quim Torra debe “abrir un diálogo entre catalanes”. En lo que no ha querido mojarse ha sido en su opinión sobre el encarcelamiento de los presos independentistas, aunque varios ministros han reconocido que complican la situación política: “No puedo hacer una afirmación sobre esa cuestión porque soy presidente y me lo he autoimpuesto porque siempre he sido muy respetuoso con la actuación judicial. Voy a defender siempre a los jueces”, ha dicho. Sánchez admite que tiene “una opinión”, pero cree que debe ser “escrupuloso” con las actuaciones judiciales.
Sobre la inmigración, Sánchez ha negado virajes en su posición, e incluso que se hayan producido devoluciones en caliente durante su mandato, y ha asegurado que su intención es quitar las concertinas de las vallas: “Es una promesa que queremos cumplir, pero el debate es cómo garantizamos de manera eficaz el control de las vallas”, ha señalado el presidente, que asegura que la cuestión está en estudio por parte del Ministerio de Interior, que ha solicitado los “informes técnicos” correspondientes.