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Un 25% de la dirección del PP, la portavoz en el Congreso y cuotas en Andalucía: la herencia de Cospedal que ata a Casado

El presidente del PP sigue midiendo sus pasos en la gestión del escándalo de María Dolores de Cospedal y el excomisario José Manuel Villarejo. La actuación de Pablo Casado está condicionada por el apoyo que le dio exsecretaria general del partido durante las primarias y que fue decisivo para imponerse a Soraya Sáenz de Santamaría. El líder de los populares asiste a cada nueva grabación sin tomar aún la decisión de reclamarle el escaño en el Congreso.

En contraprestación por su respaldo, Casado concedió a los afines a Cospedal un 25% de los cargos de su Comité de Dirección, entre ellos el de la portavoz en el Congreso, Dolors Montserrat. Más recientemente, el líder del PP también se vio obligado a dar puestos de salida a dirigentes cercanos a la exsecretaria general en las candidaturas elecciones andaluzas.

Esta herencia de la antigua número dos del PP que el líder de los populares lleva sobre sus espaldas desde el XIX Congreso del partido frena a Casado a la hora de exigir responsabilidades a Cospedal más allá de la renuncia de este lunes de la exministra de Defensa a la vocalía que mantenía desde julio en el Comité Ejecutivo Nacional del partido –máximo órgano de dirección de los populares– a raíz de los últimos audios publicados por la web Moncloa.com que demuestran sus tratos con el policía.

Casado mantiene a la exsecretaria general como diputada del PP en el Congreso y como presidenta de la Comisión de Exteriores de la cámara baja a pesar del contenido de los audios. Unas cintas que demuestran que en 2009 Cospedal y su marido, Ignacio López del Hierro, participaron en reuniones secretas con Villarejo –al menos una de ellas tuvo lugar en la sede nacional del PP de la calle Génova de Madrid– en las que le encargaron que espiara al exlíder del PP andaluz Javier Arenas o al hermano del exsecretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, entonces ministro del Interior.

El líder del PP le debe a la exsecretaria general el triunfo en la batalla por el control del partido en julio. Tras quedar eliminada en la primera vuelta de las primarias, Cospedal decidió apoyar a Casado en la segunda con el objetivo de hacer frente común contra la que durante años fue su principal enemiga interna, Soraya Sáenz de Santamaría.

Montserrat, Tirado y Tejerina

En respuesta a ese apoyo, una vez ganadas las primarias el presidente de los populares realizó el reparto de puestos en su dirección beneficiando claramente a la antigua mano derecha de Mariano Rajoy. Casado hizo portavoz del PP en el Congreso a la exministra Dolors Montserrat, que había sido portavoz de la candidatura en primarias de la exsecretaria general. Además, le dio la Vicesecretaría de Política Autonómica y Local a uno de los hombres de máxima confianza de Cospedal en Castilla-La Mancha, Vicente Tirado. El líder del PP también dio cargo a otra de las incondicionales de Cospedal, la exministra Isabel García Tejerina, a la que nombró vicesecretaria de Sectorial.

En total, los afines a Cospedal constituyen un 25% de los 12 cargos que integran el Comité de Dirección del partido, que es el que habitualmente se reúne todos los lunes. Casado situó en el núcleo duro de su dirección a estos tres dirigentes afines a la exministra de Defensa, frente al único puesto que concedió a Sáenz de Santamaría, el de la alcaldesa de Logroño Cuca Gamarra a la que nombró vicesecretaria de Política Social.

Otros dirigentes de la confianza de Cospedal ocupan además puestos de relevancia, como es el caso del exministro Juan Ignacio Zoido, presidente del Comité Electoral Nacional, el órgano que da el visto bueno a todas las listas en los comicios, mientras que el barón extremeño José Antonio Monago es el presidente del Comité de Presidentes Autonómicos del partido.

Las deudas que Casado aún mantiene pendientes con Cospedal también quedaron en evidencia hace dos semanas durante la elaboración de las listas para las elecciones andaluzas del próximo 2 de diciembre. El número uno por Sevilla recayó en Zoido. Además, Casado impuso a Juan Manuel Moreno, que en las primarias se posicionó a favor de Sáenz de Santamaría, la elección del exsecretario de Estado de Seguridad y exalcalde de Córdoba José Antonio Nieto –también afín a Cospedal–, como cabeza de lista por Córdoba, lo que provocó tensiones internas en el PP andaluz.

Una “decisión personal”

La dirección de Casado ha negado en todo momento que su gestión de la crisis de los audios de Cospedal esté condicionada por el apoyo de la exsecretaria general al presidente del PP en las primarias. “Mi único compromiso es con los afiliados que me eligieron”, aseguraba el líder de los populares el pasado jueves, en la única ocasión en la que ha respondido a las preguntas de la prensa desde que el escándalo de las grabaciones de Villarejo y Cospedal estallara el 29 de octubre.

Génova argumenta ahora que si no ha exigido a la exsecretaria general la entrega de su acta de diputada o, en su caso, la salida del Grupo Parlamentario Popular del Congreso para pasar al Grupo Mixto es porque esa debe ser una “decisión personal” de Cospedal. Preguntado expresamente sobre si la dirección del PP había pedido a la exministra de Defensa que deje su escaño, el secretario general, Teodoro García Egea, evitaba este lunes dar una respuesta clara y se limitaba a decir que él no comenta cuestiones de “índole personal”. El número dos del PP ofrecía una rueda de prensa en la que evitaba responder hasta una decena de preguntas.

Fuentes de la dirección del PP insisten en que el escaño “depende de ella” y el partido no puede quitárselo. Apuntan, además, que también debe ser la propia Cospedal la que dimita de su puesto al frente de la Comisión de Exteriores de la Cámara Baja a pesar de que fue el equipo de Casado quien le ofreció ese puesto en septiembre, cuando reorganizó la composición del Grupo Parlamentario Popular tras las primarias.

Génova no descarta que en los próximos días se publiquen nuevos audios que comprometan aún más la permanencia de Cospedal en la política activa y su pertenencia al PP. La dirección popular no se atreve, sin embargo, a especificar qué debe ocurrir para que sea imprescindible aplicar el Código Ético contra la exsecretaria general y se le exijan más responsabilidades. El equipo de Casado deja la puerta abierta a nuevas acciones: Paso a paso, deslizan fuentes de la cúpula de los populares.