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El PP recula tras las críticas de Abascal a Casado por abrirse a pactar con el PSOE

Pablo Casado, en una rueda de prensa.

Aitor Riveiro

9 de diciembre de 2021 22:06 h

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Entre la frase “podemos hacer como hizo Mariano Rajoy en el año 2016, en el que ofreció una gran coalición al Partido Socialista”, pronunciada por Pablo Casado, y la frase “con este PSOE es imposible gobernar”, que ha repartido el PP en sus argumentarios prefabricados en la sede de Génova, apenas trascurrió un día. 24 horas en las que el líder de Vox, Santiago Abascal, y otros dirigentes del partido de ultraderecha, como Iván Espinosa de los Monteros, acusaron al jefe de la oposición de “quitarse la careta” y de entregarse a quienes han “traicionado a España”, lo que ha obligado al PP a matizarse y, en consecuencia, a recular de una propuesta que, en realidad, Casado ya había hecho antes.

Todo parte de una entrevista en el periódico argentino La Nación, publicada este 8 de diciembre. En ella, Casado da por buenas las encuestas que sitúan al PP por delante del PSOE en intención y estimación de voto si se celebrasen ahora unas elecciones generales, aunque obvia las que en las últimas semanas muestran un escenario mucho más ajustado, sobre todo desde que abrió una dura y prolongada guerra con Isabel Díaz Ayuso por el control del partido en Madrid.

Preguntado por la fórmula de gobierno que prefería en caso de imponerse en las urnas, descontada la opción de una mayoría absoluta, Casado plantea dos: “Nosotros podemos hacer como hizo Mariano Rajoy en el año 2016, en el que ofreció una gran coalición al Partido Socialista o podemos hacer como se ha hecho recientemente en la Comunidad de Madrid, en la que Vox ha apoyado el Gobierno regional, pero sin ninguna contraprestación, ya que no había una alternativa enfrente que pusiera en riesgo la formación de otro Gobierno”.

No es la primera vez que de la factoría del PP sale la idea de la gran coalición, aunque únicamente en la hipótesis de que sea la derecha quien gana las elecciones. El propio Casado planteó en 2019 que no podía abstenerse ante la investidura de Pedro Sánchez, aunque sí dijo que se abría a pactos puntuales posteriores. El propio Mariano Rajoy presume en el libro que acaba de publicar de que él ofreció a Pedro Sánchez la gran coalición tras la repetición electoral de 2016, pero el por entonces líder del PSOE lo rechazó.

La diferencia con las anteriores ocasiones en las que Casado ha podido hacer pronunciamientos similares, como la preferencia por gobernar en solitario y con apoyos puntuales sin compartir Ejecutivo con Vox, ha sido precisamente la reacción de los de Abascal, con el presidente del partido en primera línea.

“Por fin Pablo Casado se quita la careta”, dijo el líder del partido ultra en Twitter el mismo día 8. “Está dispuesto a gobernar con los socialistas que han traicionado a España pero nunca con VOX”, añadió.

Tras el mensaje del líder, el del número dos, Iván Espinosa de los Monteros. El portavoz parlamentario apuntaba en la misma red social: “Un votante del PP a lo que más se parece es a otro de Vox. Un dirigente del PP a lo que más se parece es a otro del PSOE”.

Las reacciones a ambos mensajes suman miles de respuestas en Twitter, con aplausos para los dirigentes de Vox y algún que otro mensaje de crítica, y donde incluso se produjo algún reproche entre cuentas bots o teledirigidas que defendían las respectivas posiciones.

La reacción del PP llegaba a primera hora del jueves, en la dosis diaria de argumentos políticos prefabricados que el PP reparte entre sus dirigentes y portavoces. “Sánchez, el presidente más radical y mentiroso”, arranca el párrafo dedicado a este asunto. “El PSOE de Sánchez es el que está atentando contra las instituciones, al pactar con Bildu que no reniega de 850 asesinatos de ETA, y con ERC, que pretende romper la unidad nacional. Pedimos respeto a la Constitución y a la Transición como partido de Estado que somos”, continúa. Y concluye: “Con este PSOE es imposible gobernar”.

Pero el propio Casado se ha rectificado a sí mismo en una declaración pública en Uruguay, donde aterrizó el mismo miércoles como parte de la gira que ha emprendido por diferentes países de Latinoamérica. En una comparecencia ante los medios tras reunirse con el presidente del país, Luis Lacalle, Casado dijo: “Este PSOE no tiene nada que ver con el PSOE con el que el PP pactaba, el de Nicolás Redondo en el País Vasco o el de Javier Fernández en la investidura de Mariano Rajoy”. Pero dejó una rendija abierta al zanjar: “Es una pena, porque en los países más desarrollados debe haber una buena relación entre el partido conservador-liberal y el partido socialista, que no pacta con quienes quieren destruir la propia nación”.

Pablo Casado es consciente de que, pase lo que pase en las próximas elecciones generales, tener una mayoría absoluta es imposible. Pero tampoco parece sencillo obtener un resultado cómodo con la fragmentación que se ha producido en los últimos años, y que puede aumentar ante la irrupción del partido de la España Vaciada. El líder del PP cerró el pasado mes de octubre su convención nacional con un mensaje político dirigido a los votantes de Vox, pero constatando que no quiere compartir Consejo de Ministros con Abascal, de quien quizá sí podría llegar a necesitar sus votos para gobernar.

Un complejo encaje de bolillos que, además, coincide con un claro cambio de estrategia de Vox. Abascal dijo en ese mismo mes que en el próximo ciclo electoral su partido dejaría de apoyar desde fuera a los gobiernos del PP y de Ciudadanos, si el partido de Inés Arrimadas sobrevive, y que exigiría cuotas de poder, tanto a nivel municipal como autonómico y estatal. De hecho, Vox ya ha tumbado los presupuestos de Juan Manuel Moreno en Andalucía y amenaza los de José Luis Martínez Almeida en la ciudad de Madrid.

El único sitio donde esta ofensiva no se ha producido es en el nivel autonómico madrileño. Ahí Vox sí ha permitido a Ayuso sacar sus cuentas, las primeras desde 2019, y sin muchas contraprestaciones.

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