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La criminalización de los hombres, la prisión permanente y la inmigración se mezclan en el debate del PP sobre violencia de género

Blanca Hernández, Juan José Cortés, María del Mar Bermúdez e Ignacio Cosidó en la Convención del PP.

Ana Requena Aguilar

Días después de consagrar su pacto de Gobierno en Andalucía con un partido que aspira a derogar la Ley de Violencia de Género, al Partido Popular le tocaba este sábado debatir en su convención sobre violencia machista. Aunque ninguno de esos dos términos aparecían así en su programa: “Defenderemos una legislación eficaz contra la delincuencia y la violencia contra las mujeres”, era el nombre de la mesa en la que el partido de Pablo Casado programó a Juan José Cortés, el padre de Mari Luz, la niña asesinada por un vecino; a María del Mar Bermúdez, madre de Sandra Palo, violada y asesinada por varios menores; y a Blanca Hernández, exdelegada del Gobierno para la violencia de género durante el mandato de Rajoy. No se pronunció una vez la palabra igualdad, género o feminismo, pero sí se escuchó muchas veces prisión permanente revisable y endurecimiento de las leyes. 

Blanca Hernández alertó a su partido sobre los discursos “negacionistas”. “Sí existe, no está exagerado, a los hombres les pasan otras cosas, pero no esto, esto en masa y normalizado les pasa a las mujeres”, dijo la exdelegada sin definir ese “esto” como violencia de género en ningún momento de su intervención. “Vivimos un momento en que los conceptos estén más manoseados que nunca”, aseguró, aunque sin aclarar ella esos conceptos.

Tras desgranar datos, Hernández subrayó que se trata de un “problema real” que “no quita que existan” otros, “como la violencia contra los niños, los mayores, o las personas con discapacidad”. “Un problema no quita los otros”, repitió, para luego decir que ese problema “no tiene ni padre ni madre”. Aunque reconoció que fueron las asociaciones feministas, pero también “la iglesia”, las que empezaron a hablar de malos tratos, a partir de ahí, la violencia contra las mujeres, siguió, “es un problema de todo el mundo, como la lucha contra el cáncer o el desempleo”.

¿Qué hacer para luchar contra la violencia de género sin nombrar la violencia de género? Nada concreto, más allá de reivindicar en las intervenciones de la mesa la bandera de la prisión permanente revisable y el endurecimiento de la Ley del Menor. Aunque Hernández habló de lo hecho a lo largo de los años -leyes, casas de acogida, especialización de policía y juzgados...- aseguró que todas las herramientas “son objeto de perfección progresiva”. Sin mencionar de forma explícita la Ley de Violencia de Género, Hernández pidió no “sacralizar” ningún instrumento, aunque también reconoció que lo hecho por España en materia de violencia machista se ha convertido en referente internacional y es “marca España”.

La exdelegada del Gobierno cargó contra un discurso que, aseguró, “criminaliza a los hombres”. “Es erróneo, son nuestros aliados naturales, esta causa es de la sociedad entera, el malo es el machismo y la desigualdad”. “Otra estrategia peligrosa es la de ser híper crítico con las mujeres, decir que son unas mujeres que se aprovechan del sistema. No es verdad. Frente a ese discurso hay otro que reconoce el problema de forma objetiva, que no descarta otros problemas”, añadió.

Prisión permanente revisable, la medida estrella

La única propuesta clara sobre la mesa fue la de defender la prisión permanente revisable. Lo hizo el portavoz del PP en el Senado, Ignacio Cosidó, moderador de la mesa, y Juan José Cortés, padre de Mari Luz Cortés. En palabras de Cortés, la prisión permanente revisable “protege especialmente a las mujeres”. “A Sánchez le voy a decir que si no presenta una propuesta adecuada es indigno de ser presidente de Gobierno, le voy a decir que si tan feminista es, si de verdad quiere proteger a las mujeres te exijo que retires el recurso en el constitucional a la prisión permanente revisable”, clamó, con un auditorio puesto en pie. 

Cortés, que mezcló en su discurso datos sobre violencia sexual, referencias a Julen, el niño que lleva días en un pozo de Totalán (Málaga), al último asesinato machista en Zaragoza y a crímenes como el de Pioz, sin relación con la violencia de género, defendió que la prisión permanente revisable “no está para castigar, sino para proteger a los más indefensos, entre ellos están los niños, están los ancianos y, sobre todo, están las mujeres”.

“Dicen muchos que la prisión permanente revisable es inhumana y degradante, ¿habrá cosa mas degradante e inhumana que un padre corte a pedacitos a su hijo para hacerle daño a su madre?, ¿o degollar a sus sobrinos por puro placer?”, continuó, mientras los casos de violencia de género y los que nada tienen que ver se mezclaban en su discurso.

Por su parte, María del Mar Bermúdez, madre de Sandra Palo, que fue secuestrada, violada, y asesinada por varios menores, pidió a Pablo Casado un endurecimiento de la Ley del Menor para que los condenados pasen a cárceles al cumplir los 18 años y para que las penas sean en general más elevadas. “Estamos viendo como menores violan a niñas de 12 años, muchos españoles, pero muchos son inmigrantes, no tengo nada en contra de los inmigrantes, pero que vengan a trabajar, no a violar a nuestros hijos”, dijo Bermúdez en una intervención que fue respondida con aplausos.

Cosidó cerró la mesa con dos compromisos: ampliar los supuestos de la prisión permanente revisable y revisar la Ley del Menor. Y avisando, además, de que el Partido Popular no permitirá lecciones en violencia de género “porque nadie ha hecho más por las víctimas”. 

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