Cuando Rajoy defendía la cadena perpetua sin llamarle prisión permanente revisable
La historia de cómo el Gobierno de Mariano Rajoy recuperó en 2015 la pena de cadena perpetua abolida durante la dictadura de Primo de Rivera no podría entenderse sin dos crímenes que estremecieron a la sociedad española. El 13 de enero de 2008 en Huelva, Santiago del Valle, un pederasta que se libró de la cárcel por una cadena de errores judiciales, asesinó a la niña Mari Luz Cortés, de cinco años, tras llevarla a su casa y abusar de ella. Los padres de la pequeña iniciaron una recogida de firmas para instaurar la cadena perpetua.
En enero de 2009 otra desaparición acaparó la atención de la prensa. La adolescente Marta del Castillo, de 17 años desapareció de su casa en Sevilla tras citarse con unos amigos. Su caso acaparó la atención de las televisiones y radios durante meses en los que su familia la buscaba desesperada. El cuerpo nunca llegó a aparecer. La justicia concluyó que había sido asesinada por el joven Miguel Carcaño, condenado a 20 años de cárcel. Los padres de la joven propiciaron una campaña de apoyos para que se votase en referéndum la cadena perpetua.
El PP abrazó esa causa. Un poco de contexto: corría el año 2009, Mariano Rajoy había perdido sus segundas elecciones consecutivas frente al PSOE y estaba muy cuestionado a nivel interno. Cualquier cosa servía entonces para hacer oposición al Gobierno de Zapatero: la ley del matrimonio homosexual, la negociación con ETA y, por supuesto, también los dramas familiares televisados.
En medio de todo el ruido mediático a propósito de las búsquedas policiales de Marta del Castillo, Mariano Rajoy acudió al programa Tengo una pregunta para usted que emitía entonces Televisión Española. Allí, una universitaria andaluza preguntó a Mariano Rajoy si estaría dispuesto a incluir en su programa la cadena perpetua. El líder del PP admitió entonces que la medida no tiene encaje en la Constitución española, pero se comprometió a abrir el debate. Estas fueron sus palabras exactas el 30 de marzo de 2009: “Hay que aumentar las penas en estos casos que son terribles y al igual que sobre los terroristas hemos decidido que cumplan íntegramente las penas, estas personas también deben cumplirlas. Y yo no me niego a que haya un debate sobre la cadena perpetua; ahora, hasta donde yo sé, esa cadena perpetua que está contemplada en otros países, no está permitida en la Constitución porque siempre se le quiere dar la posibilidad al delincuente de que pueda reinsertarse, pero creo que el debate se puede abrir y que también se pueden hacer muchas más cosas”.
Tras ese dubitativo posicionamiento, vinieron otros. El 28 de enero de 2010, en una entrevista en Telecinco, Rajoy volvió a aludir directamente a la “cadena perpetua”, que seguían reclamando las víctimas de las menores asesinadas. En pleno año preelectoral, y con el PP subiendo en las encuestas a costa de un PSOE hundido por su gestión de la crisis económica, el líder de la oposición aclaró un poco más sus planes sobre la cadena perpetua: “Hay que al menos debatirlo, en España hace no mucho se aprobó el cumplimiento íntegro de la pena, parecía algo muy fuerte, hoy ya nadie lo discute, y hay muchos países en la Unión Europea donde existe la cadena perpetua, muchos, la mayoría, yo creo que hablar de una cadena perpetua que sea revisable, plantear ese debate, ver los argumentos que hay a favor y en contra y los efectos beneficiosos que se pueden producir para la sociedad es un debate que tiene que plantearse en el Congreso de los Diputados. Y el Partido Popular va a plantearlo en el Código Penal”.
Ya en aquel momento, el Partido Popular manejaba encuestas que demostraban un amplio respaldo popular a esa medida: según sus datos, el 80% de la sociedad apoyaba su implantación (el resultado es muy similar al que arrojan algunos sondeos recientes). El PP siguió explotando esa veta durante la precampaña. Entre los más firmes defensores estaba el exministro de Defensa Federico Trillo, gurú en materia de leyes para el partido durante casi una década. En una convención del partido, dentro de la mesa de “regeneración democrática” Trillo aseguró el 7 de octubre de 2011: “Las penas en el Código Penal tienen que tener por arriba una sanción máxima, y para hacer creíble ese código, el PP propone reducir solo a dos la prisión y la multa de las más de 28 penas que tiene nuestro código actualmente, y que la máxima pena sea la prisión perpetua revisable, que tienen todos los países de la Unión Europea, salvo dos, uno de ellos España”.
Entonces, el lenguaje de los dirigentes del PP era diferente. En 2015 cuando la mayoría absoluta sacó adelante la prisión permanente revisable, el término “cadena perpetua” se convirtió en tabú. Desde entonces, ministros y portavoces del partido rechazan que la reforma del Código Penal tenga nada que ver con eso.