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Barones del PSOE temen que la factura del apoyo a Susana Díaz la paguen sus gobiernos

José Félix Tezanos, Núria Parlon, Óscar Puente, Cristina Narbona y Pedro Sánchez en el congreso del PSOE

Irene Castro / Gonzalo Cortizo

Los principales barones del PSOE no están con Pedro Sánchez ni él les espera. Están en su punto de mira, especialmente el valenciano Ximo Puig y el aragonés Javier Lambán. La nueva dirección no esconde que no está cómoda con ellos y planea la revancha: echarles en los congresos regionales presentando candidatos a las primarias. En el caso de los presidentes autonómicos, apelan a la estabilidad institucional para tratar de evitar una declaración de guerra del secretario general. 

Los presidentes usaron su poder para echarle de Ferraz y, una vez recuperado el fuerte, el secretario general quiere rodearse de los suyos. Es lo que ha hecho con la Ejecutiva: una selección amplísima de dirigentes afines con una sola incorporación, la de su rival Patxi López. A los dirigentes territoriales la carta se la dieron cerrada. 

Ahora Sánchez tiene otra oportunidad en los procesos regionales en los que se dirimirán los liderazgos. El secretario general y los suyos tienen en el disparadero a algunos de los barones, entre ellos presidentes autonómicos. “Puig y Lambán no pueden dedicarse a todo. Es la reflexión que tienen que hacer”, fue el aviso que les envió José Luis Ábalos en El Mundo apenas unas horas antes de ser nombrado secretario de organización. 

Casi al tiempo, el alcalde de Burjassot, Rafael García, se postulaba para disputar el liderazgo al presidente valenciano. Sánchez le dio un impulso seleccionándole de entre el millar de delegados para formar parte de la mesa del congreso. Un signo para muchos inequívoco de que el mensaje era su apoyo frente a Puig.

“Alguien tendrá que explicar por qué se promueve un ataque contra el secretario general del PSPV”, ha expresado Puig a su llegada al acto de clausura del congreso en Ifema. Sin tapujos ha reconocido que es “evidente” que se busca debilitarle y ha advertido de que lo hacen en el momento en el que los socialistas valencianos han recuperado el poder tras 22 años de oposición.

En Ferraz le recuerdan que obtuvo los peores resultados y que logró gobernar a pesar de ellos. Además, sostienen que podrá ser candidato de nuevo porque los estatutos del PSOE prevén que la aspiración al gobierno esté asegurada cuando se preside. Sin embargo, los de Puig avisan de que esa guerra sería poner en bandeja el gobierno a sus adversarios políticos: Compromís -con quien gobiernan- o el PP. 

En Aragón tienen el mismo temor con una diferencia: Lambán aún no ha despejado si pretende repetir al frente de la federación. En su entorno hay quien piensa que debe dar un paso atrás para evitar el descrédito de una posible derrota interna que ponga en riesgo el gobierno ante la posibilidad de que los 'sanchistas' promuevan una alternativa. En ese escenario, algunos creen que sería más beneficioso desde el punto de vista institucional que el sector oficial aragonés lanzara otra candidatura, como la de Pilar Alegría, número dos de la federación.

El temor en el gobierno aragonés es que Lambán se enfrente a un candidato impulsado, desde la sombra, por Sánchez y acabe derrotado. “En ese momento disuelves las Cortes, porque ¿cómo gobiernas con 18 diputados y con la oposición diciéndote permanentemente: 'No te quieren ni los tuyos?'”. 

Sin embargo, en Ferraz creen que ya fueron derrotados en las primarias en las que apostaron por la presidenta andaluza. En la Comunidad Valenciana no obtuvo el respaldo ni del 30% y en Aragón salió derrotada por dos puntos de ventaja. Para Sánchez, perdieron Puig y Lambán y cree que deberían dar un paso atrás, como anunció el asturiano Javier Fernández. En Asturias los 'sanchistas' preparan una candidatura en torno al alcalde de Laviana, Adrián Barbón. 

Los casos de Guillermo Fernández Vara y Emiliano García-Page son diferentes. Con el primero, Sánchez ya ha tendido puentes y le ha situado al frente del Consejo de Política Federal. Con el segundo no tiene buena relación, pero considera que tiene la federación más amarrada. “Sabe que en Castilla-La Mancha Emiliano tiene un apoyo amplio”, dice un dirigente próximo al presidente regional. 

“También habría ido a por Francina Armengol si no hubiera girado en el último momento”, expresa un dirigente socialista sobre la presidenta balear, que impulsó la candidatura de Patxi López y, tras el batacazo en la recogida de avales, dio su apoyo a Sánchez. Ese dirigente critica la laminación que ha llevado a cabo el secretario general en los órganos de dirección. “No puedes acabar con la federación andaluza y veremos qué hace en el Congreso, porque son 22 diputados”, advierte sobre los cambios en el organigrama del grupo parlamentario que ejecutará este lunes en la primera reunión de la dirección. 

Malestar por la falta de integración

Sara Hernández, líder del PSOE en Madrid, está en el punto de mira de los 'sanchistas'. La secretaria general es consciente de que los puentes con Sánchez se han dinamitado en el proceso de primarias en el que apoyó a López. Los 'sanchistas' buscan impulsar un candidato alternativo. Por el contrario, el secretario general impulsó al líder de Castilla y León situándole como presidente del 39º Congreso Federal a punto de comenzar el proceso regional al que Luis Tudanca ya se ha presentado. 

La nula integración en los órganos de dirección por parte de Sánchez es un foco de malestar entre los perdedores del congreso, pero incluso critican la actitud algunos dirigentes que han estado del lado de Sánchez en este proceso. “Ganó las primarias con el 50% y lo que tenía que haber intentado es tener contento al 90%”, expresa un dirigente cercano al secretario general, que ha cosechado el respaldo más bajo a una dirección en los últimos congresos federales.

Además, a Sánchez le reprochan que haya hecho una Ejecutiva muy amplia -49 personas en total- cuando no ha habido integración. “Cuando haces una ejecutiva así es para meter a los otros, pero solo para contentar a los tuyos no tiene sentido”, reflexiona un veterano dirigente.

Los más enfadados son los socialistas andaluces, encabezados por Susana Díaz. Sánchez dejó a la que fue su rival en las primarias para el final en las reuniones que mantuvo con los dirigentes territoriales. “Una falta de respeto” para los socialistas andaluces. “La han intentado humillar. No se le puede citar la última para decir:  'Esto es lo que hay porque he ganado'. En este partido siempre se ha respetado al compañero desde la diferencia”, reprocha un dirigente próximo a Díaz, que asegura que la federación ha quedado infrarrepresentada en el Comité Federal.

Los de Díaz esperan ahora que los 'sanchistas' andaluces planten batalla en el congreso regional para llevarse su cuota y en los provinciales. Meses de guerra por delante.

La purga en el grupo del Congreso

El temor de purga más inminente sobrevuela la bancada socialista. Sánchez ejecutará este lunes los cambios en el grupo parlamentario. Designará una nueva dirección en la que se espera que estén los diputados que se mantuvieron fieles a él una vez que abandonó el escaño. 

La decisión más importante es la de la portavocía parlamentaria. Margarita Robles, la magistrada a la que Sánchez fichó como número dos, se perfila para ese puesto que confirmará la Ejecutiva este lunes. “Sería un problema porque a ver cómo ordena disciplina de voto”, coinciden varios dirigentes que recuerdan que votó 'no' a Mariano Rajoy. Meritxell Batet era otra de las opciones que sonaron en las filas socialistas y que era mejor vista entre los críticos.

Además de los cambios en la dirección, los diputados críticos -que son mayoría en el grupo- temen un baile de puestos de responsabilidad en las portavocías para que Sánchez “premie” a sus parlamentarios de confianza. Sería una revancha después de que muchos fueran apartados por la gestora, pero para muchos Sánchez tiene que medir hasta dónde quiere llegar porque no tiene mayoría en el grupo.

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