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El nuevo mapa autonómico de Podemos: once nuevos líderes para descentralizar el partido y contener la sangría de votos

El secretario general de Podemos, Pablo Iglesias, en una imagen de archivo.

Aitor Riveiro

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El reciente proceso asambleario de Podemos, que ha confirmado a Pablo Iglesias al frente del partido a nivel estatal y ha renovado 11 cúpulas autonómicas, deja un panorama inédito en la organización fundada en 2014. Por primera vez, la consonancia entre la dirección de Iglesias y las de los territorios es mayoritaria. La organización afronta un doble reto: llevar sus iniciativas a las instituciones allí donde es parte del Gobierno y revertir la caída de voto y proyección que se vio en 2019, sobre todo a nivel autonómico y municipal.

eldiario.es ha hablado con la mayoría de los coordinadores autonómicos, tanto los recién elegidos como los que no han afrontado primarias, para conocer sus planes en este nuevo ciclo, marcado además por un hecho inesperado como es la pandemia del coronavirus.

Las primarias han permitido sacar a buena parte de las direcciones de la situación de interinidad que habían provocado las escisiones de Más País, primero, y de Anticapitalistas, después. Hasta 11 coordinadores generales autonómicos (antes secretarios generales) se estrenan en el cargo. En las otras seis hay dirigentes más veteranos, algunos con responsabilidades en el partido desde la misma fundación.

Unos y otros coinciden en algo: Podemos necesita una organización enraizada en el territorio para no continuar por la pendiente electoral. Los más veteranos lo tienen claro. Daniel Ripa (Asturias) y Pablo Fernández (Castilla y León) ocupan la dirección autonómica del partido desde 2015. “Necesitamos voluntad de hacer política a nivel autonómico. PSOE y PP tienen una red de cuadros que les permiten actuar a diferentes niveles. En Podemos eso no sucedía y eso nos ha hecho más débiles”, asegura Ripa. El dirigente asturiano siempre ha defendido una posición autónoma dentro del partido, en ocasiones opuesta a Pablo Iglesias, pero cree que ahora hay una Secretaría de Organización “más presente” y “con más intención de generar un partido sintonizado” donde no había “coordinación ni comunicación”.

Fernández cree que la apuesta expresada en la III Asamblea Ciudadana por dar “más poder y relevancia a los círculos y la militancia, con el objetivo de arraigarnos en el territorio” es ahora más real de lo que se había planteado hasta ahora. El dirigente castellanoleonés forma parte de la ejecutiva de Pablo Iglesias desde hace más de un año y el secretario general le ha revalidado en su puesto de secretario de la España Vaciada. También valora el papel de Organización y de la secretaría de Círculos. “La hoja de ruta es clara. La prioridad es crecer desde el territorio para reforzar el partido”, asegura.

La labor de Alberto Rodríguez, quien sustituyó a Pablo Echenique al frente de Organización, junto con la de Ana Marcello en Círculos y la de Rafael Mayoral en Sociedad Civil, que son tres columnas de la gestión interna del partido cuenta con un voto de confianza por parte de los dirigentes autonómicos. Aunque es cierto que la mayoría están alineados con Iglesias y, por lo tanto, con su dirección, también algunos de los críticos, como Ripa, así lo explicitan.

“Percibo cierta unidad política” frente a la “cultura de gestión de las diferencias del todo o nada” que existía antes, explica desde un territorio de los más pacificados.

Pero la realidad asturiana a nivel orgánico no se compadece con otras, donde el partido ha sufrido continuos vaivenes internos. Es el caso de Catalunya, donde Iglesias ha logrado que una persona de su confianza, Conchi Abellán, sea elegida como coordinadora. En conversación telefónica con eldiario.es reconoce que la organización está “debilitada”, “desparecida”. Y que su primer reto es “rebajar la tensión” y “tender la mano a la gente que ha ido en diferentes candidaturas”.

Entre ellas está Noelia Bail, la ex secretaria general y recientemente elegida como candidata de Podem a las elecciones catalanas pendientes de convocar. “Ella es la candidata y yo la coordinadora. Cuando llegue el proceso de conformación de listas y elecciones trabajaremos al máximo. Espero lo mismo de ella, que trabaje para todos”, dice.

Precisamente la confluencia con los comunes de Ada Colau ha sido uno de los problemas en Catalunya. Y es otra de las tareas pendientes: “No hay conexión real” asegura. “Se ha demostrado en las municipales, con candidaturas separadas. Lo único que hace es dividir el espacio del camio”, apunta.

Otra confluencia que pasa momentos delicados es la andaluza. La nueva coordinadora general, Martina Velarde, sustituye a Teresa Rodríguez, quien ha abandonado la formación junto con su antiguo partido, Anticapitalistas, y apuesta por lanzar Adelante Andalucía como un movimiento autónomo. Pero desde IU ya le han avisado de que su apuesta pasa por la coalición con Podemos, no por un nuevo partido. Esa opinión la comparte la nueva líder, como reflejaba en esta entrevista en Público: “IU y Podemos no nos hemos movido del sitio. Dijimos: vamos a hacer un sujeto para presentarnos a las andaluzas. En ningún momento, se dijo que ese sujeto fuera a competir con una confluencia que ya estaba en 2016”.

Velarde, diputada en el Congreso, tendrá que intentar rearmar un partido que pierde a una parte importante de sus cuadros y militantes en un territorio de los que mejor había aguantado hasta ahora las caídas electorales, aun siendo insuficiente para evitar el Gobierno de PP y Ciudadanos.

También en Madrid el espacio político saltó por los aires, aunque antes. Concretamente, en enero de 2019. La imposibilidad de un entendimiento entre Íñigo Errejón, Manuela Carmena y la dirección de Iglesias llevó a la implosión, la escisión y a perder el Ayuntamiento de la capital. Tampoco se logró el objetivo de sacar al PP del Gobierno autonómico.

Pero quedaron algunas brasas y ahora Jesús Santos, el teniente de alcalde de Alcorcón, uno de los municipios del sur de Madrid, intenta reconstruir el partido con ayuda de Isa Serra, la nueva portavoz de la ejecutiva estatal. En una reciente entrevista con eldiario.es, Santos apostaba por intentar rearmar el espacio y entenderse “con todo lo que plantee una alternativa real al PP”.

Otro de los lugares donde la ruptura de Errejón provocó una escisión fue en Murcia. “Ahora cerramos una etapa difícil para el proyecto de Podemos”, asegura su nuevo coordinador general, Javier Sánchez Serna. El actual secretario tercero de la Mesa del Congreso ha dirigido la gestora desde la marcha de Óscar Urralburu y ahora quiere reconducir el proyecto. “Veníamos de un modelo casi de barones regionales donde daba la sensación de que en algunos territorios Podemos no era Podemos. En el caso de la Región de Murcia, la anterior dirección buscaba distanciarse del proyecto estatal, pensando que quizás así ganaban respetabilidad y serían más queridos por los medios de comunicación regionales. Ahora esto se termina”, resume a eldiario.es.

La cara de la moneda, sostiene, es que se ha rehecho la alianza con IU, rota por los desencuentros con la anterior dirección, contraria a la confluencia. “Ahora se trata de que la unidad de acción vaya más allá de lo electoral, compartiendo también agenda social y política en el día a día”, apunta.

El paso por la institución

Podemos tuvo mejor resultado a nivel autonómico en 2015 que en 2019. Pero, por la decisión estratégica de dar apoyo externo y de la que luego Iglesias dijo que se arrepentía, ahora detenta más poder institucional que entonces. No solo en el Gobierno central, que ha sido el último en llegar. La presencia del partido de Iglesias en Ejecutivos autonómicos es amplia: Aragón, Baleares, Canarias, Comunidad Valenciana, Navarra o La Rioja.

Los dirigentes de los territorios coinciden en que la entrada en los gobiernos ha sido en general positiva. Incluso aquellos más reticentes en sus propios territorios. Pero también hay ejemplos negativos, como el de Castilla-La Mancha. Su nuevo coordinador general, José Luis García Gascón, fue uno de los miembros del partido que compartió Ejecutivo con el PSOE de Emiliano García-Page. Y sacó algunas lecciones de la posterior debacle electoral, que les dejó fuera del Parlamento: “No fuimos capaces de trasladar que Unidas Podemos es la garantía de que se hagan políticas progresistas”.

En su opinión, entonces faltó “contundencia”. “Si estás en un Gobierno hay que posicionarse en los temas importantes”, explica. De su departamento salió la Ley de Participación Ciudadana que acaba de aprobar la Junta, “una de las más avanzadas de España”. Y se quedó en un cajón una Ley de Garantías Ciudadanas que recogía “el derecho subjetivo a la renta garantizada”. Algo que ahora ha llegado a través del ingreso mínimo vital. Una ley que, tal y como han asegurado varios de los dirigentes para este reportaje, “justifica la legislatura”.

También hay experiencias más positivas. Es el caso de Baleares, donde Podemos sí entró a formar parte de los consells insulares en 2015, aunque no ha sido hasta 2019 cuando se ha integrado en el Gobierno de coalición que lidera el PSOE. Su coordinadora, Mae de la Concha, no ha sido nunca de las dirigentes más afines a Iglesias. En Vistalegre 2, la asamblea en la que se enfrentaron el secretario general e Íñigo Errejón, ella optó por la neutralidad. Ahora, lidera una dirección que mantiene una estructura similar desde el inicio y que nunca se ha posicionado contra la dirección estatal. “Las islas son diferentes”, dice con ironía.

De la Concha cree que es pronto para valorar los posibles cambios organizativos que se puedan establecer a nivel estatal, sobre todo con la urgencia epidemiológica. Baleares afronta un panorama económico complicado ya que su principal vía de ingresos, el turismo, puede ser uno de los más perjudicados por el coronavirus. “Después de verano empezarán a arrancar las áreas y secretarías” estatales. Y ahí se verá. En el plano político, sostiene que la entrada de Podemos en el Gobierno les acerca a la dirección estatal. Propicia mejor comunicación y coordinación. “Sería muy interesante que haya más relación directa entre los coordinadores autonómicos y una relación especial con las autonomías que formamos gobiernos para hacer cosas conjuntas”, apunta. Pero vuelve rápido a su papel de consejera del Govern: “Ahora estamos muy centrados en la gestión de la crisis”.

Otra visión crítica de la dirección estatal es la de la organización en Navarra, donde también se han asumido tareas de Gobierno. Eduardo Santos, como su homóloga de Baleares, sostiene que es pronto para valorar los posibles cambios que se puedan hacer a nivel orgánico. “Si se quiere construir partido debe haber una relación institucional entre los diferentes niveles. Esté quien esté. Con reglas y criterios claros, con madurez colectiva”, asegura.

Diversificar los cargos

Santos apunta a la “acumulación de cargos” como uno de los problemas del partido, lo que hace centrar “las decisiones en lo institucional y no se deja trabajar a la gente”. Él compagina su cargo orgánico con el de consejero de Políticas Migratorias y Justicia del Gobierno de Navarra, aunque renunció a ir en las listas electorales en las elecciones forales de 2019.

“Espero que se promocione el hecho de que quienes conocen el territorio puedan trabajar en su ámbito de acuerdo a sus parámetros. Es la única manera de generar partido”, apunta. Es un análisis compartido por otros dirigentes. La nueva coordinadora general de Podemos Aragón, Maru Díaz, apuesta por llevarla también a cada territorio. En su caso, dice “Zaragoza tiene mucho peso” lo que lastra la necesidad de “arraigar en todo el territorio”. “En tres años hay elecciones locales y es difícil ganar si no tienes implantación”, zanja. Díaz recuerda que en 2015 Podemos logró romper el bipartidismo en Huesca, la única provincia de tres diputados donde se logró. “Hay que volver a construir eso”, dice.

Para la dirigente, afín a Iglesias, ha llegado el momento de dejar de enfrentarse a las “lógicas estatales”. Pensar menos hacia adentro, no llevar las diferencias a los medios. Y aumentar la coordinación entre los dirigentes autonómicos.

La renovación tampoco llegó en esta tanda a Canarias, aunque está ya prevista. Su coordinadora, Noemí Santana, ha anunciado que renuncia al cargo para centrarse en su labor institucional como consejera de Derechos Sociales, Igualdad, Diversidad y Juventud. “Hay compañeras muy preparadas para desarrollar la labor orgánica”, sostiene. Así que el partido irá a una Asamblea Ciudadana autonómica este mismo otoño.

Como otros dirigentes, Santana ve “positivo que se apueste por volver a reactivar los círculos”. Podemos fue conocido como “el partido del círculo”, pero estos órganos de militancia líquida nunca han terminado de implantarse y tener fuerza, más allá de algunos pocos ejemplos, principalmente sectoriales y que tampoco ya operan como hace unos pocos años. “Es importante para que la organización eche raíces a nivel autonómico. Los hemos dejado de lado a veces, nos hemos centrado en la estructura orgánica. Eso ha hecho que mucha gente se desmotivara y solo se quedara la gente más convencida”. También destaca la reducción del “ruido” interno. “Que no haya confrontación tan visible permitirá oxígeno y centrarnos en implantar el proyecto como nos hubiera gustado”, concluye.

Autonomía de los territorios

Esa autonomía que casi todos los territorios reclaman tiene que ver con las diferentes circunstancias políticas y organizativas que hay en Podemos. A nivel estatal y en determinadas comunidades se defiende la coalición con el PSOE. En otras, se denuncian y vigilan sus políticas.

En Extremadura su nueva coordinadora, Irene de Miguel, sostiene que el Ejecutivo de Guillermo Fernández Vara “representa al régimen y a las políticas neoliberales que llevan a mayores tasas de pobreza, desempleo, falta de oportunidades y exclusión”. “Hay otro modelo de izquierdas y progresista”, subraya.

De Miguel apuesta por dar “más peso a lo municipal”, que es “donde se hace la política más transformadora”. Y por “agrandar el espacio del cambio con otras fuerzas, colectivos, organizaciones y personas que apuestan por otra Extremadura”. En la región, donde en un principio fue complicado el entendimiento con IU, opera ahora la confluencia Unidas por Extremadura, por la que se sigue apostando.

Más complicado lo tienen otros dirigentes que, a parte de estrenarse en el cargo, deben rearmar un partido casi desde la nada. Es el caso de Cantabria, donde en 2019 no lograron representación. O de La Rioja, donde incluso estando en el Gobierno, la implosión de Podemos afectó a la alianza con IU. Su nueva coordinadora, Arantxa Carrero, abogaba en una reciente entrevista por “reconstruir el partido desde abajo para que sea un partido integrador que tenga en cuenta todas las personas, proyectos y sensibilidades”.

En Cantabria, Luis del Piñal apunta: “ha habido cuestiones extrapolíticas que han empañado la labor y hace que la gente no nos vea como opción real de Gobierno”. Su misión “no es solo volver al Parlamento”. También “ser el partido llave en el próximo gobierno”, que actualmente comparten PRC y PSOE. Evita pronunciarse sobre los asuntos estatales, al menos de momento: “Estamos centrados sobre todo en estructurar el partido aquí y no tanto en mirar lo que se está haciendo desde Madrid”.

Pendientes de las elecciones

Dos de las direcciones de Podemos andan ahora más pendientes de las inminentes elecciones que deben afrontar el próximo 12 de julio. Este viernes arranca la campaña en Galicia y en Euskadi. En la primera, el coordinador es también el candidato, Antón Gómez-Reino. Uno de los dirigentes más próximos a Pablo Iglesias, aunque no siempre fue así.

En Euskadi hay una bicefalia de dos mujeres. Miren Gorrotxategi es la candidata a lehendakari, mientras Pilar Garrido dirige la organización. Veterana en un partido de solo seis años de vida, Garrido explica que el proyecto tiene su eje en una propuesta: “la posibilidad de conformar un Gobierno de coalición de las tres fuerzas de izquierdas para un cambio sustancial del modelo socioeconómico de Euskadi”. Esto es, un tripartito con el PSE y EH Bildu.

Garrido confiesa que al principio hubo quien le dijo que era un poco una ocurrencia. Pero ahora, dice, “parece que dan los números”. “Vengo de la pelea estatal, soy mucho del ¡sí se puede!”, sostiene recordando los meses entre las elecciones de 2016 y la moción de censura de 2018.

A nivel interno, apuesta por rearmar la organización “ahora que se entra en proceso de paz electoral”. Y concluye: “Somos una fuerza joven, toca hacerlo desde valores feministas: diálgo, empatía, espacios de deliberación y tejiendo hacia afuera”.

En ambas, los planes están en suspenso hasta que se conozca el resultado de las elecciones. Después, en función de él, tocará decidir qué, con quién y hacia dónde.

Si hay una coincidencia en lo que el partido necesita a nivel interno, aunque cada uno lo exprese de una forma diferente, también la hay en el que el paso por los gobiernos ha sido positivo. Y en que deben servir de palanca para rearmar la organización. “El hecho de que Podemos esté en el Gobierno se nota y para bien. Mucha gente percibe que la presencia de Unidas Podemos está siendo determinante”, explica el líder de Castilla y León.

También en la Comunidad Valenciana se comparte Gobierno, en este caso con el PSOE y Compromís. Su nueva coordinadora, Pilar Lima, fue la primera senadora sorda. Ahora es la primera en ocupar un cargo así. Lima liderará el partido desde Les Corts valencianas, pero su proyecto pasa por “apoyar y fortalecer” el Pacto del Botànic, que dio lugar al Govern tripartito.

“Pronto se reunirá la Comisión de Seguimiento del Botànic donde evaluaremos lo avanzado y sugeriremos actualizaciones de acuerdo a los nuevos retos que nos ha traído la pandemia”, apunta Lima, quien defiende que “es fundamental que Podem cuente con una militancia fuerte que acompañe, arrope y defienda las políticas para la gente”.

Uno de los elementos más complicados es la relación con Compromís, socio de Gobierno, exsocio electoral y ahora socio parlamentario del Gobierno central. “Tenemos matices y diferencias, como por ejemplo en la votación a la prórroga del estado de alarma, pero entendemos que las diferencias en política son legítimas”, sostiene Lima, que debe intentar atajar la tendencia de parte del electorado progresista al voto dual: a Compromís en las autonómicas y a Unidas Podemos a nivel estatal. “Desde Podem vamos a mantener la mano tendida a Compromís porque entendemos que en la construcción de un bloque del cambio debemos ir juntos”, concluye.

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