Desde que Pedro Sánchez fue descabalgado de la secretaría general del PSOE, hace dos semanas, el PP intenta guardar un prudente silencio sobre las posibilidades de que Mariano Rajoy sea investido la próxima semana. La inminencia del Comité Federal ha provocado que los dirigentes conservadores se replieguen y eviten interferir con sus declaraciones y acrecentar la división en Ferraz.
A pesar de la tensión que viven los socialistas ante la decisión que deben tomar, el presidente en funciones declaraba este lunes sentirse “muy tranquilo”. Al mismo tiempo, el PP está consiguiendo que el juicio de Gürtel apenas le pase factura ya que el foco se centra en la previsible abstención de los socialistas. Los partidarios de esta postura reconocen que aunque les asquea la corrupción del caso, no basta para forzar unas terceras elecciones.
Durante un acto destinado a conmemorar el VIII centenario de la Universidad de Salamanca, el jefe del Ejecutivo daba su receta preferida. “Vamos a esperar”, contestaba a los periodistas, que le habían preguntado si se veía ya como presidente. La orden de enmudecimiento dada a los suyos busca evitar cualquier tipo de discusión que dificulte aún más la situación de Javier Fernández.
“No es nada fácil”, comentó el candidato del PP sobre la división interna de los socialistas y el papel que juega el presidente de Asturias al frente de la gestora que dirige el partido hasta que haya un nuevo secretario general. La interlocución entre ambos es fluida, sobre todo si se compara con la que mantenía con Sánchez. Aunque ya han hablado en varias ocasiones, Rajoy aseguraba este lunes que no ha vuelto a conversar con Fernández en los últimos días aunque sí tiene previsto hacerlo.
Como prueba de lo pendientes que están en el PP ante la decisión que los socialistas tomarán este domingo, el partido ha reducido su actividad interna al máximo. El comité de dirección que reúne a la cúpula cada lunes por la mañana ni siquiera se ha celebrado esta semana y ninguno de los altos dirigentes del partido ha hecho declaraciones públicas sobre ello.
El jefe de los socialistas en el parlamento Europeo, Ramón Jáuregui, ha admitido que el caso Gürtel se lo “pone difícil” a su partido pero mantenerse en el 'no', ha dicho, es más “un sentimiento que un razonamiento político fundado”. En opinión de Jáuregui, la abstención tiene “mucho fundamento” porque supone que el PSOE puede ser “más útil” en la oposición a un Gobierno en minoría.