La ruptura entre Sumar y Podemos ha tenido la primera consecuencia palpable para el Gobierno. El partido de Ione Belarra aprovechó la libertad total de movimientos que le da su salida al Grupo Mixto para forzar al máximo la negociación y acabar tumbando la reforma del subsidio de desempleo diseñada por el Ministerio de Trabajo. Lo que ocurrió el miércoles es solo una primera prueba de que la legislatura será un camino aún más sinuoso para la nueva coalición progresista.
El Pleno extraordinario del Congreso dejó patentes las dificultades que tendrá el Gobierno para sacar cada ley: una negociación agónica, un decreto perdido y otros dos salvados por solo un voto. El resultado incluso forzó una segunda votación porque un error de un diputado había provocado un empate. Pero contra el pronóstico inicial no fueron finalmente los independentistas quienes tumbaron por primera vez una medida del Gobierno, sino Podemos.
Esta primera derrota parlamentaria es una prolongación de las heridas en la relación entre Podemos y Sumar. El partido de Belarra exigía eliminar una parte de la reforma que considera un “recorte” en la prestación de desempleo para las personas mayores de 52 años. Y en la formación de Yolanda Díaz, mientras tanto, no solo negaban ese extremo sino que asociaban –primero en privado y, en las últimas horas, ya en público– la negativa de Podemos a una cuestión personal contra la vicepresidenta segunda.
Aunque Podemos negaba interlocución con el equipo de Trabajo para negociar la reforma, sí hubo algunos contactos para tratar de acercar posiciones. A principios de enero hubo una reunión en la que el equipo de la vicepresidenta ofreció tramitar los decretos como proyectos de ley para negociar después los cambios a través de enmiendas. En el entorno de Díaz aseguran también que hubo dos intentos de negociación el mismo miércoles no atendidos por los de Belarra.
Podemos dijo que solo votarían a favor del decreto si retiraban el “recorte”. Y ese compromiso, que debía quedar por escrito, nunca llegó. En la formación se quejan de que el viernes les enviaron un texto con sus propuestas y nunca recibieron respuesta mientras Díaz telefoneaba al PP para tratar de buscar su apoyo. Los conatos de negociación murieron poco antes de que concluyera el límite para la votación telemática: el partido no acudió a una cita en una sala en el propio Senado que Trabajo ofreció mientras, al mismo tiempo, Podemos negociaba con el PSOE su ‘sí’ al decreto anticrisis que también habían puesto en jaque.
Monumental enfado de Sumar
La decisión ha provocado un enfado monumental en las filas de Sumar. No solo en el entorno de Díaz y de sus diputados en el Congreso, también de la mayoría de los partidos que conforman la coalición electoral. La propia vicepresidenta segunda calificaba de “gran irresponsabilidad” el movimiento de los cinco diputados de ese partido para tumbar el decreto. “Es una profunda irresponsabilidad que no le produce daño al Gobierno, le produce daño a la mayoría de las familias trabajadoras españolas”, decía Íñigo Errejón en declaraciones a la prensa en los pasillos del Congreso.
Este jueves, la portavoz adjunta de Sumar Aina Vidal subía más el tono en una entrevista en Al Rojo Vivo. “No puede pagar el pato de los odios personales la gente trabajadora y eso es algo que hicieron ayer Podemos y otros partidos”, reprochaba. “Estos colectivos no tienen ninguna culpa de que Pablo Iglesias y otras personas tengan inquina personal a otras ministras”, redundaba, a continuación.
Pero más allá del ostensible enfado de Sumar, la aritmética parlamentaria que salió de las urnas el 23J aboca al Gobierno a tener que negociar también con Podemos. En esta legislatura no existe ya esa geometría variable que le servía al PSOE para mirar a la derecha con el apoyo de Ciudadanos o los partidos más pequeños: ahora es el bloque de investidura o tratar de arrancar el apoyo a un PP más distanciado que nunca de los socialistas.
La decisión de Podemos ha roto incluso la unidad en el llamado bloque republicano que conforman ese partido y también las fuerzas nacionalistas e independentistas de izquierda en el Congreso: ERC, EH Bildu y el BNG. Los primeros defendieron durante el debate su voto a las medidas del Gobierno pero con duras críticas a la forma en la que se ha negociado y al uso de la vía del decreto para sacarlas adelante. El BNG, que mantenía las mismas posiciones que Podemos sobre el subsidio, votó finalmente a favor tras arrancar un compromiso a Trabajo de modificar esa parte del decreto en su tramitación como proyecto de ley.
“Es difícil gobernar así”, protestaba este miércoles Yolanda Díaz en una entrevista en La Sexta, cuando veía escaparse la negociación, cerca del mediodía. El resultado de las urnas es “este”, se resignaba la vicepresidenta segunda. El dibujo parlamentario permitió una nueva coalición progresista y evitó un gobierno de la derecha y extrema derecha. Pero es también el escenario que obliga a negociar cada apoyo y que promete que votaciones como la de este miércoles vuelvan a repetirse en los próximos meses.
La negociación de un nuevo decreto
De entrada, el Ministerio de Trabajo tendrá que trabajar a partir de ahora para sacar adelante de nuevo el decreto porque la reforma del subsidio era uno de los elementos requeridos por Bruselas para el nuevo desembolso de fondos europeos, un monto de 10.000 millones de euros que dependen de que el Gobierno consiga poner de acuerdo a la mayoría de la investidura.
La vicepresidenta segunda anunció este jueves que pondría en marcha el diálogo social para consensuar con sindicatos y patronal el nuevo contenido de la reforma. La intención de Díaz es poner sobre la mesa un acuerdo del diálogo social sobre la reforma del subsidio de desempleo que eleve la presión sobre las fuerzas políticas a la hora de rechazarlo.
“Vamos a convocar con carácter inmediato esta mesa para que esta reforma, ahora sí, sea dialogada con los agentes sociales”, afirmó a su llegada a una reunión con sus homólogos europeos en Namur (Bélgica). “Me consta que había mejoras que los sindicatos querían, no con esta reforma en concreto, sino con algunos aspectos que tienen que ver, por ejemplo, con el tiempo parcial –precisó–. Lo vamos a someter a debate”.
Como el decreto vuelve a la casilla de salida, las medidas tendrán que tener de nuevo el visto bueno de Economía antes de salir del Consejo de Ministros y someterlo después a negociación con el resto de grupos. La secretaria política de Podemos, Irene Montero, insistió este jueves en que el Gobierno puede contar con sus votos para la reforma del subsidio de desempleo siempre y cuando retire el “recorte”. “La mejora del subsidio es posible todavía, entraba en vigor en junio”, señaló Montero en una entrevista en Antena 3.