Pedro Sánchez justifica el cese de la directora del CNI, Paz Esteban, por el espionaje a través del software Pegasus que infectó su teléfono, el de la ministra de Defensa, Margarita Robles, y el del Fernando Grande-Marlaska, responsable de Interior, sin que los servicios de inteligencia lo detectaran hasta pasado un año. Robles eludió circunscribir el relevo en el escándalo del espionaje y habló de la necesidad de dar un “impulso” técnico a los servicios secretos. “Es evidente que ha habido un fallo en la seguridad de las comunicaciones del Gobierno de España. Y lo que ha hecho el Gobierno ha sido lo que hemos hecho siempre: cumplir con la ley, poner en conocimiento de la Justicia estos hechos delictivos y actuar con absoluta transparencia ante la opinión pública”, ha sido la respuesta que le ha dado el presidente a la portavoz del PP, Cuca Gamarra, en la sesión de control al Gobierno.
El socialista ha aprovechado para “reconocer el trabajo” que Esteban ha prestado al frente del CNI y que tuvo como último servicio la comparecencia en la comisión de gastos reservados para rendir cuentas por el espionaje a los líderes independentistas del que Moncloa se desmarca. Sin embargo, el PP cuestiona que el presidente no tuviera esa información. “El Gobierno sí que lo sabía porque lo tenía que saber. Lo que hemos conocido es que usted negociaba la gobernabilidad con aquellos que el Estado tenía que investigar y esto no ocurre en ningún Estado del mundo”, ha dicho Gamarra, que ha hablado de “degradación” de la política.
Sánchez ha pasado al contraataque al recordar que llegó a Moncloa después de que se hubiera declarado la independencia en Catalunya y el PP hubiera sido “condenado por corrupción”. “La secretaria general del PP destruía a martillazos las pruebas de la justicia y se creó una estructura parapolicial para perseguir adversarios de manera irregular [en referencia a la Operación Kitchen] y España en UE contaba como cero a la izquierda”, ha aseverado. “La situación hoy no es perfecta, pero hoy se cumple la Constitución, los mangantes no están en el Gobierno como ocurría cuando estaban ustedes”, le ha espetado a Gamarra. “España hoy defiende sus intereses en la UE se hace valer y tiene poder de influencia”, ha presumido antes de reprochar al principal partido de la oposición que no pueda contar con él.
La portavoz del PP, que ha alabado la “hoja de servicios intachables” de Esteban, ha reprochado que la haya usado como el “chivo expiatorio” que le “pedían sus socios”. “Con usted son más fuertes”, ha dicho sobre partidos como ERC o EH Bildu: “No le eligen por su valía, le quieren por su debilidad”. Gamarra ha pronosticado que Sánchez abandonará pronto Moncloa y que “no solo dejará una dura crisis económica sino una crisis institucional que será difícil de revertir”.
Los reproches por la destitución en el CNI no solo han llegado del PP, sino también de Ciudadanos, aunque el portavoz de Ciudadanos, Edmundo Bal, ha querido llevarlo a su terreno al comparar la situación de la hasta ayer máxima jefa de los servicios de inteligencia, cesada por el escándalo del espionaje, con su salida de la Abogacía del Estado.
“También le pidieron mi cabeza y usted bajó el pulgar”, le ha acusado Bal a Sánchez en referencia a su cese. Bal fue el abogado del Estado que defendió la acusación por rebelión [y se negó a rebajarla a sedición] a los responsables del Govern por el 1-0 que finalmente la Justicia descartó.
“Sé lo que es entrometerse en su camino de ambición”, le ha reprochado. “Usted no cree en España, solo cree en sí mismo. Llegará un momento en el que verá que está solo, mirará para atrás y verá la senda de cadáveres que ha dejado en el camino”, ha insistido.
“Me solidarizo con usted, porque debe ser frustrante sentirse tan bueno y no ser reconocido por los ciudadanos en las urnas”, le ha contestado con sorna Sánchez, que ha aprovechado para recordar que al llegar al Gobierno desclasificó los documentos relacionados con la Kitchen que solicitó el juez y gracias a los cuales, según ha dicho, han sido procesados el exministro del Interior Jorge Fernández Díaz y el exsecretario de Estado de Seguridad Francisco Martínez.