Ni Soraya Sáenz de Santamaría ni su entorno más cercano quieren mostrar públicamente su apoyo al líder del PP, Pablo Casado, después de que la jueza Carmen Rodríguez-Medel que investiga las irregularidades del máster del presidente de los conservadores haya decidido solicitar al Tribunal Supremo que le impute por los delitos de cohecho impropio y prevaricación administrativa. La exvicepresidenta del Gobierno, que perdió la batalla interna de las primarias hace poco más de dos semanas, evita realizar cualquier movimiento para respaldar o para cuestionar a Casado a la espera de la decisión del Alto Tribunal.
Tras conocer la decisión de la magistrada, este diario se ponía en contacto con el entorno de Sáenz de Santamaría para obtener algún tipo de reacción de la exvicepresidenta ante la posible imputación de su rival en las primarias. Pero la propia exdirigente conservadora y sus colaboradores más cercanos evitaban hacer declaraciones, ni siquiera para remitirse a las explicaciones dadas por Casado en rueda de prensa.
El dirigente conservador remarcaba que no tiene pensado dimitir ni siquiera si se produce esa citación como investigado. Pero la imputación podría situarle en una delicada situación política. Como razonaban dirigentes del PP en el periodo previo al XIX Congreso, la unidad que trata de escenificar Casado tras la cruenta batalla de las primarias podría resquebrajarse si el líder conservador y supuesto renovador del partido se ve envuelto en un escándalo judicial, sobre todo si la imputación se produce tan pronto, cuando aún no se han cerrado las heridas de las primarias.
Durante el cónclave, compromisarios explicaban que Santamaría “siempre puede apelar a la legitimidad que le dieron los afiliados” en la primera vuelta del proceso, cuando resultó la más votada por la militancia. Además, la exvicepresidenta obtuvo también el apoyo del 43% de los delegados del congreso del partido, un importante porcentaje que podría utilizar para forzar la salida de Casado o exigirle responsabilidades si la implicación del líder del PP en el caso Máster complica su defensa y pone en cuestión la credibilidad del partido.
Un mensaje al partido
La guerra interna pervive en las filas conservadoras, sobre todo después de que el líder del PP diera un golpe de autoridad al no aceptar una representación proporcional de los partidarios de Santamaría en la nueva dirección conservadora, tal y como le exigía la exvicepresidenta del Gobierno. Casado le ofreció ser una vocal más en el Comité Ejecutivo Nacional, pero ella lo rechazó, aduciendo que no le había dado el peso que merecía en la cúpula del PP.
El entorno del nuevo presidente de los conservadores trata en todo momento de restar importancia al caso Máster, a pesar de las últimas actuaciones de la jueza Rodríguez-Medel, y no creen, en ningún caso, que esté en cuestión el liderazgo de Casado ni siquiera por parte del equipo de Sáenz de Santamaría. En su rueda de prensa de este lunes, poco antes de viajar a Colombia, el líder conservador lanzaba “un mensaje de tranquilidad a todos los miembros del PP”. “Si no tuviera la absoluta certeza de que no hice nada incorrecto no me habría presentado a las primarias”, señalaba.
Fuentes cercanas a Casado se muestran convencidas de que el líder del PP no será finalmente imputado por el Supremo y de que el asunto se quedará “en nada” en las próximas semanas. Primero, explican, porque “el delito de cohecho habría prescrito”. Además, aseguran que todo el caso “es absurdo”. El propio líder del PP sostiene que el máster, que sigue incluyendo en su currículum en la página web del PP, no tiene “ninguna relevancia académica”.
Montserrat alaba su “transparencia”
“Difícilmente se puede considerar un regalo algo que no es un título finalista”, aseguraba. Según él, el máster solo le habilitaba para escribir una tesis que finalmente no hizo. “En ningún caso”, reiteraba, ha recibido ningún regalo ni ha solicitado “absolutamente nada” que no se hiciera con el resto de los alumnos. A él le convalidaron 18 de 22 asignaturas por haber cursado Derecho. Para las cuatro asignaturas restantes entregó cuatro trabajos que en total suman 92 páginas. Lo hizo sin hablar con ningún profesor, con las únicas indicaciones de Enrique Álvarez Conde, imputado por las irregularidades de su Instituto de Derecho Público.
Aunque eran pocas las voces del PP que este lunes se manifestaban públicamente sobre la polémica, todas la hacían para defender a su líder. La portavoz del Grupo Popular en el Congreso, Dolors Montserrat, afirmaba en su cuenta de Twitter que “una vez más, Casado ha salido a dar la cara ante los españoles” y recordaba que lleva cuatro meses “aportando toda la documentación y dando explicaciones”. Ha sido “claro y transparente siempre”. “Si no hubiera doble vara de medir, hoy se estaría hablando de la tesis de Pedro Sánchez y su currículum modificado. Pero no, Sánchez no es del PP”, insistía Montserrat.
En parecidos términos se expresaba la vicesecretaria de Comunicación, Marta González, que recordaba al PSOE las “becas a compañeros de partido, tesis doctorales ocultas bajo llave, doctorados inexistentes adornando CV de ingenieros técnicos, abogados ejercientes que nunca consiguieron su título...”. “¿Por qué el encarnizamiento en el máster de Pablo Casado? Ha dado todas las explicaciones”, zanjaba.
Viaje retrasado
Casado sí está afectado por “cuatro meses” de noticias sobre su máster. Su entorno reconoce que la causa está teniendo consecuencias en el inicio de su mandato. Este lunes se preguntaban “cómo es posible” que el líder del PP esté teniendo que dar explicaciones sobre “unos estudios de hace diez años que no eran habilitantes”. Lamentaban, por ejemplo, que el presidente de los conservadores tuviera que cancelar su vuelo a Colombia, previsto para el mediodía, “donde se va a reunir con presidentes latinoamericanos”, por la decisión de la jueza. “Tenemos una agenda con Mauricio Macri o Sebastián Piñera y tenemos que hablar de unos estudios de hace una década”, se quejaban.
Finalmente Casado voló al país latinoamericano pasadas las tres de la tarde. Como todos los actos desde que fue elegido presidente del PP, el pasado 21 de julio, su viaje a Colombia también comenzaba marcado por las sospechas sobre su máster. Unos estudios que, según la jueza del caso, le regalaron “a modo de prebenda o dádiva” por su “relevancia política”.