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El mayor supermercado de la droga de Baleares cerrará sus puertas tras 50 años de miseria y exclusión

“No podemos permitir que el supermercado de la droga siga allí”, comenta el alcalde de Palma, Antoni Noguera. Hace referencia a Son Banya, un poblado chabolista creado en 1970 de manera experimental para dar una vivienda digna al centenar de familias gitanas que malvivían en unas barracas cercanas al mar, pero que ha acabado siendo el mayor supermercado de la droga en Baleares.

El asentamiento está situado en suelo municipal y sobre él pesa una orden de desalojo que afecta a 45 viviendas. El Ayuntamiento de Palma va a demoler gradualmente el poblado, que acabará desmontado definitivamente en 2020. El conjunto de las formaciones políticas representadas en el Consistorio han firmado un pacto para desmantelarlo. El alcalde de la capital balear tildó el acuerdo de “histórico”.

Los clanes de la droga: de 'La Paca' a 'La Guapi'

El periodista Lorenzo Marina, del periódico Diario de Mallorca, conoce bien Son Banya. Ha acudido al poblado muchas veces, a veces solo. “Son Banya da para un serial”, comenta a eldiario.es. Marina explica que el poblado empezó como un proyecto pionero a nivel estatal para realojar a personas gitanas y que, para ello, se escogió un solar cercano al Aeropuerto de Palma -paradójicamente, el super de la droga está al lado de uno de los aeropuertos más importantes de España.

Pero el proyecto fracasó y “Son Banya se convirtió en un ghetto”. La historia del poblado comenzó con 'Tío Kiko', el primer patriarca, que llevaba el asentamiento “a la vieja usanza”, según Marina. Cuando él murió, su hijo 'El Pelón' intentó seguir su estela, pero por aquel entonces la droga entró en el poblado.

La siguiente protagonista es la prima de 'El Pelón', Francisca Cortés, conocida como 'La Paca'. Ella tomó las riendas del poblado, convirtiéndose en “la mayor narcotraficante mujer de España”, en palabras de Marina. El poder de 'La Paca' era tal que la policía encontró siete millones de euros enterrados en el suelo en una redada. La matriarca fue a prisión y, tras cumplir nueve años de condena, obtuvo el tercer grado hace un mes.

Ella y su familia han hecho mucho negocio gracias a la droga. Marina comenta que, por ejemplo, uno de los hermano de la matriarca tiene tiene infinidad de propiedades y un entramado de testaferros. Una de las hijas, 'La Guapi', que pasó a liderar el poblado tras el encarcelamiento de su madre, fue encontrada con tres kilos de cocaína y 100.00 euros. El hermano de 'La Guapi', apodado 'El Ico', un día se lió a tiros en un prostíbulo.

“La gente que no tenía oficio y que vivía en la miseria vio que, de repente, entró una brutal cantidad de dinero gracias al narcotráfico”, comenta el periodista. Añade que “el volumen de negocio es tal que hay noches en que eso parece el salón de automóvil: colas interminables de vehículos que van a por droga”. Por ello, por mucho que la policía desmonte a un clan -el último, el de 'los valencianos'-, el negocio seguirá existiendo: otro tomará las riendas por ellos.

Ser periodista en Son Banya

“Yo he entrado en Son Banya muchas veces, pero es difícil trabajar como periodista allí, sobre todo si llevas una cámara”, comenta Marina. “Es fácil verte en una encerrona, tienes que tener contactos previos y actuar tranquilo”, añade. Este periodista, especializado en sucesos, advierte que “últimamente los chavales se han vuelto muy violentos, a la mínima te tiran piedras”. Esto le ocurrió, por ejemplo, a un equipo de Espejo Público.

Por ello, Marina recomienda actuar con prudencia: “No puedes ir a lo loco. Hay que medir mucho tu comportamiento, con quién hablas, cómo te mueves. Además, debes ser respetuoso con la gente. Cuando llega alguien de fuera del poblado, te miran. Miran a cualquier extraño de manera hostil. Unos porque están en su inframundo y están hastiados de que nadie las haga caso, y otros porque piensan que les vas a fastidiar el negocio”.

El inframundo frente al lujo

Marina no solo ha estado en redadas de la policía, sino que también ha entrado en las casas y ha hablado con los habitantes de Son Banya, tanto los que trafican con drogas como los que no. “Los conozco muy bien”, comenta a eldiario.es. El periodista distingue entre “dos tipos de Son Banya”: “Primero, está la gente que vive en la más absoluta de las miserias, en el inframundo, con ratas que les comen y un ambiente absolutamente infrahumano. Luego, está la gente que detrás de una fachada de una casa humilde tienen dentro todo tipo de lujos”.

Como anécdota, Marina cuenta que en muchas de estas casas lujosas hay “decoraciones de mármol de muy dudoso lujo”, además de “los últimos modelos de coches de alta gama”. 'El Ico', uno de los hijos de 'La Paca', tenía aparcado un Ferrari cuando todavía no tenía carnet de conducir, y después manejaba un Hummer cuando todavía llevaba la “L”. Su madre se dedicaba a coleccionar monos vivos. “El problema de los narcos es que tienen tanto dinero que no saben en qué gastárselo”, dice Marina.

1.000 euros por familia

Pero toda esta historia de Son Banya puede quedarse en eso: en historia. El Ayuntamiento de Palma quiere desmontar el poblado en 2020, 50 años después de su creación. El Consistorio calcula que allí viven entre 450 y 600 personas, agrupadas en 100 familias. El objetivo del acuerdo firmado el pasado viernes es que las familias puedan reinsertarse en la sociedad. Por ello, encontrar una casa fuera de Son Banya es fundamental.

Palma dedicará a Son Banya 5.435.000 euros, distribuidos en siete años. Hasta que el asentamiento no se desmonte en 2020, de las arcas públicas saldrán 1.800.000 euros para el mantenimiento del poblado –como está en terreno municipal, los vecinos están enganchados a la luz y al agua. Además, el Ayuntamiento se gastará 745 mil euros en demolerlo todo.

El resto del dinero (4.690.000 euros) es para ayudar a las familias vulnerables, unas 100. Especialmente, el Consistorio ayudará a las que tienen una orden de desahucio. Las familias serán realojadas en otras zonas de Palma, tanto en vivienda pública como privada, pero quedan excluidas las zonas que ya son conflictivas de por sí.

Cada familia que se apunte al programa recibirá como máximo 1.000 euros durante cinco años, pero no es un “cheque en blanco”: tendrán que escolarizar a los menores –y obligarles a asistir al colegio–, participar en programas de inserción social y mantener una búsqueda activa de empleo. No se ayudará a las familias con causas judiciales abiertas por narcotráfico –sí a las personas que han cumplido su pena–, ni a aquellas que tengan otras propiedades o ingresos suficientes para pagar una vivienda.

Exclusión social

Según los cálculos oficiales, 193 niños viven en Son Banya. El alcalde de Palma justificó las ayudas por la gran cantidad de población infantil que se encuentra en riesgo de exclusión, que no acude al colegio y que sufre “una pérdida de oportunidades por el hecho de vivir en el poblado”. Noguera también recordó el daño que ha hecho la droga a muchas familias de Mallorca y, por ello, defendió la desaparición de Son Banya.

Mercè Borràs, regidora de Bienestar y Derechos Sociales, ha explicado a eldiario.es que las ayudas solo se ofrecen a las familias vulnerables, que estarán vigiladas por profesionales. De momento, 19 familias con orden de desalojo han solicitado inscribirse al programa, y otras 19 sin orden también lo han hecho. “Queremos acabar con este poblado, que es una máquina de exclusión social”, comenta Borràs. “Los niños podrán tener las mismas oportunidades que el resto”, añade.