Operación salida en mitad de la pandemia: “Me arriesgo, pero lo hago por la necesidad y el miedo”
Las arterias principales de Madrid vuelven a estar atascadas. Los planes de la inmensa mayoría para el puente de Mayo siguen siendo los mismos que para un fin de semana habitual en confinamiento: estar en casa y, a lo sumo, esperar al sábado para dar un paseo. Sin embargo, el refuerzo de los controles de Tráfico para evitar que nadie salga sin motivos justificados y sellar la capital, triste corazón de esta crisis sanitaria, ha provocado largas retenciones en las carreteras de salida de Madrid.
Uno de los dispositivos de control se ha situado en la salida 38 de la A2. Metros antes del desvío, varios agentes en moto hacen un primer cribaje, permitiendo circular a los camiones y vehículos que a simple vista se aprecia que transportan mercancías. Los coches particulares deben continuar la fila y, prácticamente todos, en una selección aleatoria, deben justificar su desplazamiento a la Guardia Civil de Tráfico.
“Llevamos dos meses casi en el mismo sitio y ya conocemos a muchas personas”, dice uno de los agentes, que acaba de dejar pasar sin siquiera hacer bajar la ventanilla a una mujer vestida con el uniforme y la acreditación de Mercadona. La mayoría de los desplazamientos son por trabajo, y los conductores, que suelen ser los únicos que viajan en el coche, tienen a mano la autorización de su empresa. Junto a su carnet de identidad enseñan este folio por la luna delantera antes de continuar su camino.
Mari Carmen lleva en el asiento de atrás a su hijo de 13 años, “ahora que pueden salir los niños”, sonríe, y vienen de hacer la compra. Adelantándose, muestra la larga factura por el cristal del coche. Carga el maletero de alimentos cada dos semanas para evitar salidas, y sí nota que hoy hay más tráfico que la vez anterior, cuando no tuvo que someterse a ningún control. Ángel, que vive en un pueblito cercano, también explica en pocos segundos que los registros aumentan los días festivos.
Los únicos desplazamientos permitidos son los contemplados en el artículo 7 del Real Decreto de Estado de Alarma, que son la compra de bienes básicos, ir al médico, a trabajar, regresar al domicilio, cuidar de personas vulnerables o ir al banco. Los paseos que ya se podrán realizar a partir de este sábado no permiten el uso del vehículo. Fernando ha cogido el coche para ir a buscar un ordenador que se rompió hace días, al no llevar factura ni considerarse algo de primera necesidad, la Guardia Civil de Tráfico le ha pedido los datos y le ha propuesto para una multa.
Este dispositivo de la A2 apenas ha contado cinco propuestas de multas durante la primera jornada del puente y no han registrado ningún caso de alguien que tratara de irse de fin de semana o a su segunda residencia, lo que podría suponer penalizaciones de hasta 1.500 euros. José se ha ido demasiado lejos a comprar gas para reponer la bombona de butano de su casa. Mientras coge los datos y fotografía la matrícula del coche, el agente que le ha parado le recita de carrerilla las gasolineras que quedaban mucho más cerca de su domicilio en Torrejón de Ardoz.
Una de las excepciones contempladas es el caso de un coche oscuro, cuyo conductor no quiere hablar con la prensa porque lleva a sus tres hijos detrás. Muestra el fallo de la custodia y los papeles del divorcio a la Guardia Civil de Tráfico y deja atrás el control. A estos chicos les toca pasar el próximo periodo de la cuarentena con su madre.
Los coches van parando de tres en tres en esta rotonda en el kilómetro 38 de la A2. “Estoy muy emocionada”, María del Carmen justifica sus respiraciones largas para tomar aire, pero vuelve a perderlo en la siguiente frase, “mi marido falleció hace unos días por el virus”. Viene a recoger a su hija al mismo laboratorio en el que hace apenas dos semanas trabajaba también su cónyuge. “Me da pánico, terror, que mi hija espere en la calle y coja el transporte público”, continúa mostrando el desinfectante que lleva siempre consigo.
Los únicos papeles que puede enseñar son los certificados de defunción. “Me arriesgo, pero no salgo porque quiera, salgo por la necesidad y el miedo. Lo he vivido”, manifiesta. A María del Carmen le han dejado pasar sin multa. Los agentes cuentan que su caso es muy común, que muchos cogen el coche estos días para ir a recoger las cenizas de los suyos. A ellos, sin papeles ni burocracias, les permiten continuar su camino.
Antes de subir la ventanilla, eso sí, muestra preocupación por las medidas de desescalada y las salidas a pasear y a hacer deporte que a partir del sábado el Gobierno va a permitir. “¿Dónde está el virus? No lo sé. Nosotras hemos tenido la mala suerte de que nos ha cogido, y no nos pudimos ni despedir”, recuerda.
El dispositivo habitual para el puente de Mayo, intensificado por el estado de alarma, se ha multiplicado desde el jueves. La desescalada empieza a notarse en las carreteras, por donde ya circulan más coches que en Semana Santa. Estas fiestas registraron entonces el menor volumen de tráfico de toda su historia: 2,1 millones de desplazamientos, un descenso del 86% con respecto a 2019.
La misma reducción porcentual, que en el caso de los vehículos ligeros aumenta al 92%, se ha mantenido durante los fines de semana del confinamiento, y el objetivo de la Dirección de General de Tráfico (DGT) es que estas cifras continúen en este puente del primero de mayo, Día Internacional de los Trabajadores. Esta misma fecha hace un año, en aquella normalidad que ya comienza a desdibujarse, registró unos 7,8 millones de desplazamientos.
La posible sanción es analizada por la Delegación de Gobierno, quien determina si se hace efectiva y con qué cantidad. Las multas oscilan entre los 601 y 10.400 euros, según la horquilla de la Ley de Seguridad Ciudadana, conocida como Ley Mordaza. Hasta el 29 de abril y desde que entró en vigencia el estado de alarma se han emitido 740.117 propuestas de sanción en todo el territorio nacional, según datos del Ministerio de Interior.
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