Media docena de víctimas que han denunciado crímenes y torturas durante el franquismo en el marco de la Querella argentina han empezado a testificar ante los juzgados españoles, para no tener que desplazarse a Argentina, donde una juez mantiene abierto un proceso amparada en la Justicia Universal.
En rueda de prensa en Barcelona, la abogada de la querella argentina, Ana Messuti, ha explicado que en las últimas semanas ya han declarado en juzgados españoles, ante jueces españoles, media docena de víctimas, mientras que al menos otras cinco están citadas para los próximos meses.
La denominada querella argentina fue interpuesta en 2010 ante el Tribunal Oral Federal de Argentina, creado especialmente para la defensa de los Derechos Humanos, por parte de un grupo de exiliados españoles por los crímenes cometidos por el franquismo entre 1936 y 1975, cuando España recuperó la democracia.
Desde entonces, la juez María Romilda Servini de Cubría, que instruye la causa, ya ha tomado declaración en Argentina a varios de los denunciantes -tanto víctimas directas como hijos de víctimas del franquismo- y también se ha desplazado a España para facilitar que comparecieran algunos de ellos.
Además, intentó tomar declaración a varios testigos mediante vídeo-conferencia desde consulados argentinos en España, aunque esta vía no acabó prosperando.
Ante esta situación, en las últimas semanas la magistrada ha remitido varios exhortos para que sean los jueces españoles los que tomen declaración a las víctimas, para evitar que se tengan que desplazar a Argentina, lo que ha sido acogido muy positivamente por los denunciantes.
Una de las víctimas directas, Juan Martínez, que ya ha comparecido ante un juzgado de Rubí (Barcelona), ha celebrado la posibilidad de poder declarar ante la justicia española.
Ante el juez, Martínez relató su historia: tras llegar a Terrassa (Barcelona) procedente del sur de España, se afilió al PSUC, en 1956, e inmediatamente fue detenido y torturado en comisaría, donde recibía más de dos palizas diarias mientras era interrogado para que delatara a sus compañeros de organización.
Pere Fortuny también ha comparecido ante un juez de Mollet del Vallès (Barcelona), a quien explicó que cuando tenía seis años su padre fue fusilado por orden del alcalde y del cura del pueblo.
“El cura vino a casa, cuando nuestro padre estaba en prisión, y nos dijo que iba a la cárcel y que haría una gestión que recordaríamos toda la vida. Pensamos que ayudaría a que le liberaran. Toda la familia nos pusimos de rodillas y le besamos las manos. Al día siguiente, supimos que fusilaron a nuestro padre de madrugada”, ha recordado hoy, con la voz entrecortada.
Tampoco no ha podido evitar romper a llorar Lluis Serra, que ha sido citado a declarar en los próximos días por el fusilamiento de su padre, el exalcalde del Prat de Llobregat Lluis Serra Giribert, en el Camp de la Bota.
“Mi padre era una persona muy activa en la defensa de los derechos de los trabajadores y de la justicia social. Esto lo significó”, ha recordado hoy su hijo, que ha mostrado su confianza de que algún día se pueda la justicia repare su “trauma tan tremendo”.
La juez argentina también ha remitido un exhorto para que se exhume el cadáver de una supuesta víctima de la Guerra Civil en Guadalajara, si bien la primera respuesta ha sido negativa y ahora está en fase de recurso, según Messuti.