Vox inicia una cruzada en las instituciones contra producciones culturales con contenido LGTBI
Vox impone al PP su agenda cultural. La formación de ultraderecha continúa con su ofensiva contra el colectivo LGTBI y su visibilidad en producciones culturales. Coincidiendo con la celebración del Orgullo, el partido de Santiago Abascal ha vetado en un ayuntamiento madrileño una obra de Virginia Woolf sobre homosexualidad, ha censurado la última película de Buzz Lightyear en el municipio cántabro de Bezana por el beso de dos mujeres y ha continuado su cruzada contra la bandera LGTBI, a la que el vicepresidente de Castilla y León, Juan García-Gallardo, se refirió como “un trapo arcoíris”. En esa misma línea, el líder del partido aseguró el mismo día en que se reivindicaban los derechos del colectivo LGTBI que él no iba a festejar nada porque es heterosexual.
En estos primeros días de gestión tras las elecciones del 28 de mayo, el partido de Abascal ha intentado abrir brecha en la política cultural e imponer sus posicionamientos. En el municipio madrileño de Getafe, uno de los concejales de Vox, que está en la oposición, ha pedido al Ayuntamiento que retire “las insinuaciones sexuales” de 'La villana de Getafe', una obra de teatro de Lope de Vega que se representó en la ciudad.
Asuntos que son “pegamento unificador”
“Seguramente estas propuestas seducen a sus votantes”, apunta Jordi Cornellà-Detrell, profesor de Estudios Hispánicos en la Universidad de Glasgow (Reino Unido). En los asuntos que afectan al feminismo y al colectivo LGTBI, los partidos de ultraderecha y los lobbies ultraconservadores son conscientes de que “hay un acuerdo entre la mayoría” de sus seguidores y lo utilizan como “pegamento unificador”, indica Felipe G. Santos, investigador de la City, University of London. Se apuesta por estos temas en lugar de otros asuntos que pueden “dividir a su base de votantes”, explicó Santos en una entrevista en elDiario.es.
Insistiendo en los gestos hacia su electorado, Cornellà-Detrell explica que con este tipo de medidas la ultraderecha “demuestra” a sus votantes que están implementando su programa por lo menos en las políticas culturales, ya que las medidas sociales o económicas son “más difíciles” de llevar a cabo. Resulta más sencillo para esta formación –indica el entrevistado– cancelar obras de teatro que poner en marcha gran parte de sus propuestas políticas, como “derogar las leyes de la izquierda” o cerrar televisiones públicas. Por esta razón, considera que la cultura se ha situado como “un objetivo más débil” que el resto de posicionamientos del partido.
Estas medidas contribuyen a que la ultraderecha “se distinga del PP”, añade Francisco Jiménez Aguilar, investigador de la Universidad del País Vasco, que considera que los populares se mueven en temas vinculados al colectivo LGTBI y al feminismo “más en la ambigüedad” que Vox. Con estos mensajes el partido de Abascal consigue “poner su discurso en la agenda” y alejarse del partido de Alberto Núñez Feijóo.
En los pactos de gobierno firmados entre populares y Vox, los de Abascal han conseguido situarse al frente de la cultura. “El PP va a asumir el orden económico y dejará a Vox la guerra cultural. Es un escenario nuevo”, explicó Germán Cano, profesor de Filosofía en la Universidad de Alcalá de Henares y autor de Fuerzas de flaqueza. Nuevas gramáticas políticas (2015), en un artículo publicado recientemente en elDiario.es.
Al frente de la Concejalía de Cultura, el partido de ultraderecha ha vetado en Valdemorillo (Madrid) una versión teatral de Orlando: una biografía, la novela escrita por Virginia Woolf. La obra fue programada con un Gobierno en funciones de PP y Ciudadanos. Con la salida de los de Inés Arrimadas y la entrada de los de Abascal en el ejecutivo, el nuevo equipo municipal comunicó a la compañía teatral que “por decisión del equipo de gobierno” no programará la obra, que indaga en tabúes victorianos como la homosexualidad y la sexualidad femenina.
El director de la compañía explicó en un comunicado que esta decisión, apoyada por un Gobierno del que también forma parte el PP, es “un caso de veto ideológico” por parte de la nueva concejala, que pertenece a Vox. Por su parte, desde el partido de ultraderecha rechazaron la versión de la compañía y aseveraron que “no había nada contratado” ya que faltaba “la aprobación de Intervención”.
En busca de titulares
Una respuesta similar han aportado desde el Ayuntamiento de Palma (Mallorca) tras la denuncia de censura de la actriz Ann Perelló. La artista ha asegurado que el Consistorio ha cancelado la obra NUA, radiografía de un trastorno, porque su contenido no cuadra con “la línea de espectáculos que se programarán con los nuevos cambios de gobierno”. El monólogo aborda los trastornos de conducta alimentaria (TCA).
El Consistorio de Palma ha asegurado que no existía ningún tipo de contrato formalizado y que esta decisión obedece “exclusivamente a una cuestión presupuestaria”, “en ningún caso ideológica”. “El nuevo equipo de Música y Artes Escénicas se ha encontrado con una situación en la que todo el presupuesto de este año está comprometido y la cantidad disponible no es suficiente para poder atender todas las reservas que no se han formalizado”, indican desde el Ayuntamiento.
En cuestiones culturales, Vox también ha querido imponer su agenda en Getafe, aunque en este municipio la formación de ultraderecha está en la oposición y no tiene competencias. Al frente del Consistorio está la socialista Sara Hernández, que obtuvo la alcaldía con el apoyo de Podemos-IU-Alianza Verde y Más Madrid Compromiso con Getafe. En un comunicado del grupo municipal, Vox exigió al Ayuntamiento que modificase el contenido de la obra 'La villana de Getafe' por contener “insinuaciones sexuales” que “en ningún momento incluía” el texto de Lope de Vega.
No obstante, desde el PSOE de Getafe cargan contra el argumentario de Vox. Estas fuentes apuntan que el gobierno municipal “no decide cómo se representan las obras ni las decisiones artísticas del director del montaje”. “Nosotros no censuramos”, indican. Según explican, el texto que se interpreta “es el original” y “la escenografía está muy modernizada”. La representación ha tenido una buena acogida entre los vecinos de Getafe, sentencian las mismas fuentes, informa Laura García Higueras.
En el municipio cántabro de Bezana, Vox sí que ha impuesto su agenda, y lo ha hecho con el apoyo del PP, ya que gobiernan en coalición. La Concejalía de Cultura, gestionada por los de Abascal, ha vetado la proyección de la película de Buzz Lightyear, creada por Disney para un público infantil, porque incluye un fragmento en el que dos mujeres se besan. Esta decisión coincide con la petición impulsada por el colectivo ultracatólico CitizenGo, marca internacional de HazteOir, que lanzó una campaña criticando a la productora por ser “un rehén de los activistas LGTB empeñados en corromper” a los niños “mediante el adoctrinamiento homosexual”.
Con estas decisiones la ultraderecha “genera titulares”, reseña Cornellà-Detrell, que cuestiona la efectividad de estos intentos de censura ya que actualmente la mayor parte del catálogo cultural se puede consultar en internet. Por lo tanto, añade el docente de la Universidad de Glasgow, la premisa de estas medidas impulsadas por el partido de extrema derecha se basa en la creencia de que “el público no puede distinguir entre realidad y ficción” y que “el arte es dañino”.
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