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El lado oscuro de Antonio Navalón, el columnista que odia a los millennials
Antonio Navalón es la persona más mencionada en las últimas horas en Twitter. El motivo es una columna que ha publicado en El País, bajo el título‘Millennials’: dueños de la nada,Millennials’: dueños de la nada en la que diserta sobre la actitud que a su juicio tienen los nacidos entre los 80 y los 2000. Para Navalón, se trata de una generación a la que “lo único que les importa es el número de likes, comentarios y seguidores en sus redes sociales”. Los millennials, otra vez, como responsables de todo lo malo que pasa en el mundo.
Quizá muchos millennials no conocían antes a Navalón por haber nacido en los años en que su nombre estaba en los periódicos. Y no como columnista. Fue en aquella época en la que el periodista y empresario estuvo implicado en el caso de corrupción más mediático: el saqueo de Banesto por su entonces presidente, Mario Conde.
Dice Navalón en su texto que los millennials destacan por “su falta de vinculación con el pasado”. Su pasado es el de alguien acusado de ser uno de los principales comisionistas del caso Argentia Trust, una de las ramas del caso Banesto, junto a Diego Selva, lo que le costó la imputación por falso testimonio, cohecho, tráfico de influencias y prevaricación. Mario Conde le acusó de haber recibido hasta 600 millones de pesetas para que lograse las exenciones fiscales que permitieran crear la Corporación Banesto en 1990. Finalmente, Navalón fue absuelto en la causa que acabó con Conde en la cárcel.
El presente de los millennials, según el columnista, es el de jóvenes sin “responsabilidades, ni obligaciones y tampoco un proyecto definido”. Tanto que les acusa de provocar la llegada al poder de Donald Trump, algo que los datos desmienten (fueron precisamente jóvenes los que votaron por Hillary Clinton). El Navalón del presente también destaca por estar inmerso en escándalos. Por ejemplo, apareció en la primera lista de morosos de Hacienda de diciembre de 2015, por dos millones de deuda con el fisco.
Las experiencias de su pasado y su presente se suman en su faceta de empresario. Antonio Navalón era uno de los accionistas de Star Petroleum, la petrolera a cuyo consejo pertenecía Juan Luis Cebrián después de que el dueño de la misma, Massoud Zandi, le regalase un paquete accionarial. Zandi también fue acusado por la Fiscalía de fraude a Hacienda el pasado año. Navalón, junto a Cebrián, salió del consejo de administración de la empresa después de las acusaciones de querer invertir en Sudán del Sur en plena guerra civil del país.
El también empresario es columnista semanal de El País, donde escribe todos los lunes. Una colaboración que empezó después de aprovechar sus contactos en México para facilitar que el mexicano Roberto Ramos invirtiese hasta 100 millones en el grupo que edita el periódico, lo que le convirtió en uno de los accionistas de referencia.
Las redes sociales por las que según él están obsesionados los millenials también forman parte de sus contradicciones. Tanto que tiene hasta su cuenta de Instagram en la bio de su cuenta de Twitter. Hasta emplea un hashtag para dejar constancia de que el que tuitea es él mismo: #ANavalon.
“¿Vale la pena construir un discurso para aquellos que no tienen en su ADN la función de escuchar?”, se pregunta en su columna, a lo que añade: “Si los millennials no quieren nada y ellos son el futuro, entonces el futuro está en medio de la nada”. Las reacciones que ha provocado su texto dejan claro que lo que no quieren es que les represente gente como Navalón.