La historia del coro escolar de un colegio público americano que acumula 90 millones de visitas en Youtube

Melisa Donath, directora del colegio público nº22 de Staten Island en Nueva York recuerda perfectamente la llegada de Greg Breingberg al colegio: “Entró por la puerta con su guitarra…”, y entre risas prosigue, “¡y nunca se separó de ella!”. En aquel momento el colegio no contaba con ningún programa dedicado ni a la música ni al arte. Breingberg comenzaría un proyecto de coro para estudiantes de quinto grado (10-11 años) y se reunirían dos veces en semana.

Durante sus cinco primeros años de vida el coro comenzó a arraigarse en la comunidad. Desde un principio, Mr. B (como ha sido conocido siempre entre sus estudiantes) tenía muy claro que aunque el objetivo principal era enseñar música, el coro debía cumplir una función social. En una entrevista concedida en LAmusicblog.com declaraba: “A veces escogemos a niños que aunque no sean los más talentosos, necesitan estar en el coro por alguna razón”. El PS22 no deja de ser un humilde colegio público que acoge a estudiantes provenientes de familias diversas en lo étnico y cultural.

Otro de los objetivos del coro del PS22 fue: nada de himnos aburridos. Los niños que han trabajado con Breingberg han representado canciones del pop actual e incluso de otras épocas. De hecho, en 2006 todo cambió a raíz de un vídeo que Breingberg decidió subir alentado por un grupo de fans de Tori Amos que le insistían una y otra vez que estaban deseosos de ver a esos niños versionar a la pianista y cantaurora.

“Fue producto de la serendipia. Tras investigar cómo poner los vídeos online y una vez que tuve el consentimiento de los padres, la primera versión de la web estuvo lista en el verano de 2006”. Y a partir de ahí la locura. Los vídeos comenzaron a hacerse virales y a los pocos meses cantaron en presencia de la propia Tori Amos...quién terminó llorando de la emoción.

A partir de ahí empieza una meteórica carrera que ha llevado al PS22 y a Breingberg a coordinar el coro amateur de un colegio público más mediático del mundo: cantaron en la inauguración presidencial de Obama con el tema “On top of the world” de Imagine Dragons, cantaron una mezcla de canciones de Lady Gaga en frente de ella (que a su vez los conocía gracias a las casi 6 millones de visualizaciones de su “Just Dance” por parte del coro), cantaron junto a Katy Perry en la fiesta de los Oscars presentada por Oprah, cantaron “Halo” para Beyonce, han colaborado en directo con Christina Perri, Carrie Underwood, Portugal. The Man, Great Big World y muchos más. En la actualidad, el canal de Youtube cuenta con casi 90 millones de reproducciones y múltiples apariciones en prensa escrita, en televisión y en cientos de blogs.

Si llegados a este punto nos pusiéramos el disfraz de crítico cultural exigente podríamos considerar que esto les sirve a los famosos para hacer lavados de imagen en las que se los asocie al aura angelical de los niños cantando, que musicalmente no hay experimentación y el abrazo a lo mainstream no hace sino que fagocitar a la industria musical, que el coro está dirigido unipersonalmente y probablemente que el ego del profesor anule toda capacidad de autogestión de los deseos colectivos de los niños…y lo cierto es que hay motivos para la preocupación.

Fran MM Cabeza de Vaca, profesor de música en un Instituto de Getafe, compositor y artista, comparte su preocupación: “La espectacularización de la música y de la propia educación es preocupante. Se acentúa todo lo que tiene que ver con la cantidad de followers y no tanto con el impulso artístico o creativo de las cosas. ¿Debe ser más valioso simplemente porque tiene más visitas?”. Sin embargo, hay ciertos motivos para la esperanza en considerar esta experiencia como algo ejemplar.

El impacto mediático no ha generado un cambio sustancial en el tipo de vídeos que documentan al coro. Es cierto que la calidad de la imagen ahora es algo mejor y graba en formato panorámico, pero los vídeos no se han profesionalizado y no están esponsorizados por marcas. De hecho, Cabeza de Vaca comparte la intuición de que “Por el modo en que los trata Breingberg y por las dinámicas de clase que parecen llevar da la sensación de que está muy involucrado a nivel emocional y vital con sus estudiantes”.

De hecho, Breingberg reconoce que la clave no está en la música: “Hay niños que necesitan mejorar su autoestima y creo que esto les da confianza. También desarrolla su sentido del trabajo en equipo porque un coro es algo que no puedes hacer por ti mismo a solas”.

En el vídeo que explica el proyecto aparecen varias declaraciones de niñas que parecen difícilmente impostadas. Una de ella dice dice “Lo importante no son las cámaras de televisión, ni son las celebridades que han venido a visitarnos. Lo que hace a esta actividad especial es el simple hecho de sentarnos todos juntos y comenzar a cantar en el auditorio”.

Un reto constante que la educación pública aborda constantemente es, ¿cómo dialogar con el presente para poder ofrecer a los estudiantes experiencias que conecten con sus gustos y sus prácticas que al mismo tiempo muestren una noción menos individualista y más centrada en lo colectivo y en la comunidad? Este coro es una posible respuesta.

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Melisa Donath, directora del colegio público nº22 de Staten Island en Nueva York recuerda perfectamente la llegada de Greg Breingberg al colegio: “Entró por la puerta con su guitarra…”, y entre risas prosigue, “¡y nunca se separó de ella!”. En aquel momento el colegio no contaba con ningún programa dedicado ni a la música ni al arte. Breingberg comenzaría un proyecto de coro para estudiantes de quinto grado (10-11 años) y se reunirían dos veces en semana.