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Humor al cubo

Carlos Librado, un cómico sobre el césped

Antonio Contreras

27 de junio de 2021 22:33 h

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El actor, cómico y ex futbolista Carlos Librado (Madrid, 1976), conocido artísticamente como Nene, va a convertirse en una figura nacional de aquí a poco tiempo. Su papel en la que promete ser una de las comedias del año, la película Operación Camarón, le va a dar a conocer a buena parte del público masivo: ''Estuvieron haciendo pruebas para los personajes, con la suerte de que luego les gusté al director y a la directora de casting y conseguí el papel. Voy a estar eternamente agradecido, porque ha sido el rodaje en el que mejor me lo he pasado de todos los que llevo''.

¿De qué va Operación Camarón?

Es una comedia, un thriller. Es una película de aventuras. Es un montón de cosas. Es una película con el fondo o con el tinte de la comedia, súper graciosa por encima de todo, pero tiene bastante acción. Tiene una historia de thriller de narcotráfico mezclado con la historia del protagonista. Es bastante interesante dentro del género porque muchas veces las comedias se quedan un poco cortas en cuanto a tramas o a sustancia. Creo que Operación Camarón va por otro lado porque, aparte de hacerte reír, te logra tener en tensión y estar pendiente de la película en todo momento.

¿Cuál es tu personaje?

Mi personaje me encanta. Lolo es cantante de una banda de flamenco-trap y me gusta porque ha sido un reto. Hubo que trabajar mucho el acento del personaje porque son gaditanos, son de San Fernando de Cádiz, y es algo a lo que le tenía mucho respeto, sobre todo sabiendo que en este país a la mínima que un actor se sale de lo que la gente espera de él o de lo que está acostumbrado a ver, suelen lloverle críticas. Me gustó el proceso de ir formando el personaje porque me puse a ver vídeos y a escuchar música trap. El personaje es un caramelo porque es el líder de una banda que tiene mucho éxito. A mí me encanta la música y estar subido ahí a un escenario con un montón de público simulando un concierto, la verdad es que hacía que te subiera la adrenalina.

¿El rodaje dio para situaciones cómicas?

Se hizo una piña, una familia entre todo el equipo, tanto de equipo artístico como de equipo técnico. Salíamos juntos por las noches. En el rodaje había muy buen ambiente. Más de una vez llegabas con resaca a rodar por haber salido la noche anterior con el equipo. Ha habido bastantes situaciones curiosas, como la de jugarme la vida en una de las escenas de acción, sacando medio cuerpo en una furgoneta a setenta por hora. Por suerte, el día de rodar la escena de acción de la furgoneta no iba de resaca. Ha habido cosas curiosas pero lo bueno es que se vivían con una ilusión y con unas ganas de que saliera bien que han hecho que la película haya quedado así.

Si tuvieras que quedarte con un único recuerdo de todo el rodaje, ¿cuál elegirías?

Pues la fiesta de fin de rodaje de la película. Yo creo que ha sido también una de las mejores en las que he estado porque se generó tan buen rollo que incluso los miembros del equipo técnico se vistieron como los miembros del grupo de la película. Veías a gente de maquillaje o de producción o de atrezzo que se habían comprado ropa, se habían puesto tatuajes de mentira para ir a la fiesta de fin de rodaje. No creo que pueda contar aquí lo que hicimos en la fiesta. Voy a decirlo así: muy animada, muy larga. Y lo curioso es que para esta fiesta, Juanlu González, Xisco González y yo, que son otros miembros del grupo de Los Lolos en la película, nos lo pasamos tan bien durante el rodaje y fue tan buen ambiente, que para esa fiesta nos preparamos un cuplé de carnaval muy gaditano, con sus rimas, con sus estrofas, hablando de todo el proceso del rodaje de la película. Así que eso fue bastante celebrado.

¿No habrás abandonado tu oficio de monologuista?

Llevo tres años con mi espectáculo de stand up, que se llama Booom. Lo sigo compaginando con la interpretación. Todavía le quedan un par de temporadas al show. Así que cualquiera que quiera venir, que se meta en la web del teatro, de La Chocita del Loro y ahí verá las fechas que tengo. En mi espectáculo hablo de bastantes cosas, pero sobre todo, el humor que me gusta a mí hacer son de cosas que me importan. No soy mucho del humor blanco, del humor observacional que se llama. Yo tiro más para otro tipo de humor, que es el que habla o se ríe de cosas que me ofenden, cosas que me preocupan, problemas sociales de los que me gusta dar un punto de vista diferente y sobre todo, bastante humor negro. Yo sé que mucha gente no tolera este tipo de humor pero a mí es el que me gusta hacer y el que me sale. Así que se podría decir que es un espectáculo con un humor bastante cafre y bastante duro.

En España, ¿crees que el humor negro se entiende bien?

Sí, le gusta a mucha gente. Lo que pasa que, públicamente, luego lo reconocen pocos. Yo creo que todos los españoles somos de humor negro, pero en la barra el bar y con el grupo de amigos. La clave está en empujar un poco los límites del humor a ver hasta dónde puedes llegar a poner al público a prueba, para ver si es capaz de reírse de ciertas cosas. A mí, generar esa sensación de risa culpable es lo que más me gusta, porque es una forma de empujar al público un poco a ver hasta los límites que tiene cada uno en su sentido del humor. En España damos por hecho que todos tenemos sentido del humor por nuestro carácter, pero yo no estoy totalmente de acuerdo con eso. Tenemos sentido del humor para reírnos de los demás pero una vez que toca reírse de uno mismo, lo llevamos bastante mal.

Siempre que se habla de ti, se recuerda que fuiste jugador de fútbol profesional. ¿Había sitio para la comedia dentro de un mundo que la gente se toma tan en serio?

En el fútbol yo he tenido compañeros en el vestuario graciosísimos. La verdad es que lo he pasado muy bien los años que estuve dedicándome al fútbol de manera profesional. Lo viví con mucha intensidad y disfrutándolo mucho porque es un deporte que me gustaba practicar y que encima me pagaban bien por ello. Y luego siempre conoces a gente maravillosa. Se quedan luego muy buenas amistades de por vida. Cuando me vi jugando en la liga de fútbol profesional, en mi primera temporada, a la hora de adaptarme, yo me lo seguía tomando un poco como un hobby, con un poco de alegría. Y a los futbolistas, por lo otro lado, les encanta todo lo contrario. Tomarse el fútbol como si su vida dependiera de ello.

¿Cómo se puede meter humor en mitad de un partido de fútbol?

Recuerdo que en un partido en nuestro estadio, con unas ocho mil personas de público, un compañero mío marcó un gol. Para celebrarlo se quitó la camiseta y la tiró y se fue a celebrarlo. Y según fui yo con el resto del equipo a abrazarle, cogí la camiseta de él y, como estaba siempre para la broma, las tonterías y las gilipolleces, me escondí la camiseta mientras celebrábamos en gol. Volvimos cada uno a nuestro campo y yo seguía con la camiseta escondida. Entonces, mi compañero, mientras ya nos íbamos colocando todos, se quedó solo buscando su camiseta por el campo, diciendo: “Pero si la tenía aquí ahora mismo''. Y yo, como un gilipollas que acababa de llegar al fútbol profesional, pensando que eso haría gracia delante de ocho mil personas, después de estar buscándola un minuto, el árbitro esperando a ver si aparecía, la saqué diciendo: ”Ay, que la tengo aquí''. Así que, claro, yo creo que las ocho mil personas y los dos equipos que estaban en el campo, tanto el contrario como el mío, me miraron diciendo: “¿Pero este de dónde ha salido? ¿Este idiota ha venido aquí a hacer bromas o qué?”.

¿La convivencia en el vestuario es divertida?

En casi todos los vestuarios en los que he estado ha habido gente mucho más graciosa que yo, aunque sí que era el que sacaba siempre la pullita. En algún equipo sí que he logrado que me siguieran alguna broma. Jugando en Lanzarote, yo era muy fan de La Hora Chanante y había un sketch, que me gustaba a mí mucho, en el que utilizaban la palabra barroco para dirigirse a alguien como insulto. Y tanto me gustaba a mí el programa que empecé a utilizarlo como insulto en los partidos. Se lo contagié a mis compañeros y a lo mejor estábamos jugando y había un rifirrafe o no sé qué y llegaba un compañero y de repente le soltaba al contrario: “Oye, tú estás muy barroco, ¿no? Estás barroco''. Claro, la gente se quedaba diciendo: ”¿Pero estos, qué les pasa?“. Y todos los compañeros nuestros utilizando esa palabra para insultar al contrario, que fue el descojonarnos todo el rato, cada vez que pasaba. Pero es que claro, tenían que alucinar.

¿Dónde te ves en el futuro?

Pues me gustaría seguir estrenando películas. Es algo que me encanta. Sé que es muy complicado hacer una carrera en esta profesión. Sé que somos muchos actores, muchas actrices. Hay mucha gente que tiene que estar de acuerdo para que tú llegues a un proyecto. Entonces, con seguir trabajando y haciendo ficción, yo estaría feliz. O sea, felicísimo porque lo disfruto muchísimo. Es algo que quería ser desde pequeño, no futbolista. Así que, una vez que he conseguido meter un poco la cabeza, pues sería totalmente feliz con seguir trabajando por lo menos.

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