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“Andalucía es la coartada perfecta para el crimen”: la nueva novela negra del sur se da cita en La Rinconada

Fernando Repiso Caró

Alejandro Luque

20 de abril de 2023 20:57 h

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Aunque uno de los pioneros de la novela negra en España fue un ecijano, el recordado Carlos Pérez Merinero, durante mucho tiempo se ha tenido la idea generalizada de que este género y Andalucía eran conceptos incompatibles. Un tópico que ha saltado por los aires en los últimos años, gracias a una nueva generación de escritores que no han dudado en ambientar sus ficciones en las tierras del Sur, aportando nuevas miradas a un ámbito literario en auge. El ciclo La Estación de las Letras, que se desarrolla en la localidad sevillana de La Rinconada a lo largo de la primavera, reúne a algunas de estas voces.

Este mismo jueves, Benito Olmo (Cádiz, 1980), que está a punto de sacar nueva novela, Los días felices, en AdN, participaba en este programa y afirmaba a elDiario.es Andalucía que “sobre todo, somos una generación que nos estamos quitando complejos. Retratamos el Sur como lo que es, un espacio con sus luces y con sus sombras, Juan Ramón Biedma en Sevilla, Daniel Fopiani o yo mismo en Cádiz… Hace mucho que el crimen dejó de ser patrimonio de las grandes ciudades”.

Para el autor de obras tan exitosas como La maniobra de la tortuga, “los patrones del género están ahí para subvertirlos. Yo tomo, por ejemplo, las novelas de Philip Marlowe y me las llevo a Cádiz, trabajo con los códigos de mi ciudad. Y eso me permite descubrir una ciudad nueva”.

Perspectiva de género

No obstante, en su novela más reciente, el escritor se lleva la acción a Frankfurt, ciudad en la que residió algún tiempo. Pero el método no cambia. “El protagonista sigue siendo gaditano, vive la ciudad como un exiliado y cuenta el Frankfurt que él conoce. Al final, ubique donde ubique la acción, hablo de las mismas cosas que me preocupan: la impunidad del dinero, del poder que no tienen los pringados, que no pueden buscarse una buena coartada o pagarse un buen abogado”.  

Olmo intervino en un coloquio con la granadina May R. Ayamonte (1996), escritora, activista y booktuber, cuya última novela es Las aguas sagradas, en Contraluz Editorial. “Andalucía necesita que hablemos de ella desde la novela negra, y creo que eso es lo más novedoso de lo que hacemos. Yo vivo y trabajo en Granada, pero mis compañeros están escribiendo desde Cádiz, Sevilla, Huelva… Y abordamos desde allí cuestiones de interés general”.

En su caso, apunta, algunas de las preocupaciones plasmadas en obras como Mar profundo o Las niñas salvajes son la perspectiva de género o la memoria histórica. Se reconoce deudora de la narrativa americana con perspectiva racial, como Toni Morrison o Alice Walker, y en el apartado negrocriminal se mira en el espejo de Susana Martín Gijón en España, y de Stieg Larsson en el extranjero. “Las herramientas de la novela negra están establecidas, así como el formato. Son las que son. Pero a partir de ahí, podemos seguir hablando de cosas de las que nunca se ha hablado”.   

El riesgo de la 'literatura Ikea'

El sevillano Fernando Repiso (1971), que el año pasado publicó en Planeta su novela ambientada en la capital hispalense, Las agujas de la noche, afirma al respecto que “lo que me gusta de la nueva novela negra del Sur son los enfoques: escribimos respetando los cánones, pero ponemos la lupa en otros sitios. Estamos matizando y aportando perspectivas nuevas”.

En concreto, Las agujas de la noche presentaba a un detective gay, “irredento y promiscuo”, que promete seguir dando alegrías a sus lectores, “pero otra gente está dibujando igualmente protagonistas singulares y distintos”, afirma. “Eso sí, no jugamos a epatar ni a sorprender. Mi personaje tiene un efecto sobre los lectores de mi generación, pero para la gente joven, que tiene la teoría de género y lo queer asumido, no es un elemento diferencial”.

Lo cierto es que, como subrayan todos, hace mucho que Madrid y Barcelona no son los únicos escenarios plausibles para escribir novela negrocriminal, y mucho menos hay que irse a Londres o Nueva York para desvelar un enigma manchado en sangre. Pero esto, advierte Repiso, “puede tener su punto negativo también, porque implica que la globalización ha llegado al género, ya somos todos iguales. Hasta ahora estábamos muy sujetos a lo nuestro, la sombra de Vázquez Montalbán era alargada. Ahora corremos el riesgo de que acabemos montando todos una especie de Ikea, los mismos muebles con las mismas piezas”.

El sol sospechoso

Repiso intervendrá este viernes en el ciclo La Estación de las Letras con otra granadina, Men Marías (1989), autora de las novelas La última paloma y la más reciente Lo que arrasa la lluvia (Ediciones B). Para ella, la buena noticia es que “un género que se ha mirado siempre con cautela, como si fuera algo sin relevancia, sin seriedad, un folletín, ha logrado invertir los términos y hoy es el rey de los géneros. Y todo porque no hay que plantearlo como anécdota o aventura, sino como un grandísimo escenario para hablar del comportamiento humano”.

Otro lugar común que Marías cree desterrado para siempre es “el hecho de que los andaluces seamos vistos como gente que no alcanza una determinada categoría intelectual, por más que abunden las pruebas de lo contrario en la Historia. Parece que no se nos tomaba en serio. Creo que esta generación está ayudando a poner Andalucía en el lugar que se merece y que históricamente se le ha negado”, asevera.

Por otro lado, sonríe al comentar que “estamos acostumbrados a que el thriller se ubique en lugares más lluviosos y oscuros, ya sea el Norte de España o de Europa. Pero Andalucía es la coartada perfecta para un crimen, ¿quién va a sospechar del sol? Parece que nuestro paisaje emocional es el de la luz y la alegría, pero tras esa apariencia pueden esconderse los crímenes más oscuros, y mejor escondidos”.     

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