Los productores andaluces de girasol acaban de iniciar el proceso de recolección, que visto como se han comportado las nubes en los últimos meses aventuran como un trabajo que tendrá buenos frutos. Las precipitaciones del pasado invierno han hecho que los recolectores de girasol tengan previsto recoger este año unas 338.000 toneladas de producto, lo que supone 73.000 más que en 2015, cuando la campaña se vio perjudicada por la sequía de los meses precedentes a la recogida, que se acaba de iniciar.
Según datos de la asociación ASAJA facilitados a eldiario.es/andalucia, la previsión es que este año se recolecten en Andalucía unas 338.000 toneladas de producto, por encima de las 265.000 de 2015, aunque todavía muy por debajo de las 433.000 que se recogieron en 2014.
A nivel nacional, la misma asociación ha señalado que se esperan recoger unas 859.000 toneladas, lo que superará igualmente las 692.000 de 2015, pero también por debajo de 2014, cuando en toda España se recogieron 953.000.
En Andalucía, la provincia de Sevilla es la que cuenta con más previsión de recogida, además de que es la líder nacional de este producto, con 179.000 toneladas, muy por encima de las 119.000 de 2015, e intentando alcanzar las 214.000 de 2014.
Menos hectáreas, más producción
Las buenas condiciones climáticas para la recogida del girasol han hecho que, curiosamente, se vaya a contar con una buena producción a pesar de que son menos las hectáreas que se han plantado con respecto a otras campañas.
Andalucía cuenta este año con 250.000, mientras en 2015 tuvo 263.000 y en 2014 289.000. A nivel nacional fueron 747.000 hectáreas, 7.000 más que en 2015, mientras que en 2014 se plantaron 783.000 en total.
La provincia de Sevilla contó la pasada campaña con 128.000 hectáreas de plantaciones, 4.000 menos que en 2015, y 17.000 menos que en 2014.
En la última campaña, el déficit de lluvias invernal, la sequía primaveral y olas de calor anteriores a la recogida provocaron una pérdida de la producción regional y un adelanto de la recolección del girasol.
Un cultivo milenario
El origen del girasol se remonta a hace más de 5.000 años en el norte de México y oeste de Estados Unidos, ya que fue cultivado por las tribus indígenas de Nuevo México y Arizona. Era uno de los principales productos agrícolas empleados en la alimentación por muchas comunidades americanas antes del descubrimiento.
La semilla de girasol fue introducida en España por los colonizadores y después se extendió al resto de Europa. Fue cultivado durante más de dos siglos en España y en el resto de Europa por su valor ornamental, debido al porte y sobre todo a la belleza de sus inflorescencias. Fue durante el siglo XIX cuando comenzó la explotación industrial de su aceite destinada a la alimentación.
Es actualmente el tercer cultivo herbáceo más importante de España en superficie, tras la cebada y el trigo. Ocupa alrededor de un millón de hectáreas, distribuyéndose entre varias regiones, aunque destacan particularmente Andalucía y Castilla-La Mancha.