El Consejo de Hermandades y Cofradías de Sevilla ha cerrado hace cinco días la venta de abonos para las sillas y palcos de la carrera oficial de la próxima Semana Santa con el cartel de todo vendido a pesar del incremento del 21% en el precio de cada localidad para hacer frente al pago del IVA que le reclama la Agencia Tributaria.
Con la aplicación del 21% de incremento, el precio de las sillas ha pasado de costar una media de 125 euros a 151,25 este año, y el de los palcos de 700 euros a 847. Aún así, la venta de abonos se ha desarrollado igual que cada año y la demanda de localidades no ha decaído, según ha confirmado a este diario el presidente del Consejo General de Hermandades y Cofradías de Sevilla, Francisco Vélez.
Sin embargo, el Consejo afirma que una vez liquidado el impuesto con la Agencia Tributaria el próximo mes de abril, presentará un recurso impugnando este pago al entender que su naturaleza se corresponde con la de entidades con fines sociales y culturales y que, a lo sumo, debería aplicársele un tipo reducido del 10%.
Tres millones de euros de recaudación
La recaudación en concepto de abonos de palcos y sillas de la carrera oficial de la Semana Santa de Sevilla roza los tres millones de euros, de acuerdo a la cifra estimada por Vélez, aunque otras informaciones cifran en 3,8 millones de euros la recaudación de la carrera oficial de 2019. Este dinero se reparte luego entre las hermandades en proporción a su tamaño y éstas lo dedican a obras sociales y de caridad . explican- así como a la conservación del patrimonio cultural de cada hermandad.
El Ayuntamiento de Sevilla recauda una cantidad simbólica de dos euros por silla en lo que representa una exención total de las tasas por ocupación de la vía pública. El montaje y desmontaje de los palcos y las sillas de la carrera oficial corre exclusivamente a cargo de voluntarios de las hermandades, aseguran fuentes municipales.
Otra de las principales vías de ingresos directos por parte del Consejo General de Hermandades es el pregón de Semana Santa, un acto solemne en la ciudad que se celebra cada año en el Teatro de la Maestranza y en el que se aplica un 10% de gravamen en el precio de las entradas, al considerarse como una acción de carácter cultural.
La reclamación del 21% del IVA por parte de la Agencia Tributaria provocó la alarma en el seno de las hermandades sevillanas y ha llevado incluso al Gobierno local a manifestar su apoyo al Consejo de Hermandades y Cofradías en las medidas que llevara adelante para reclamar una exención o rebaja impositiva a esta actividad. Este apoyo se traduciría en una negociación “técnica y no política”, para que el Consejo de Hermandades y Cofradías consiga justificar que lo recaudado por los abonos de la carrera oficial se destina a fines sociales y culturales, y por lo tanto, se les aplique el tipo reducido del 10%.
Según Francisco Vélez, todas las hermandades de Andalucía excepto las de Córdoba y Cádiz han optado por repercutir esta subida del 21% en el precio final de los abonos. En estas dos ciudades, la medida ha consistido en incrementar ligeramente el precio pero asumir ellas el impuesto. Todas las hermandades de Andalucía van a impugnar este impuesto al tratarse, argumenta Vélez, de entidades sin ánimo de lucro y con fines sociales y culturales.
Las hermandades y cofradías de Semana Santa son entidades de derecho público de la Iglesia. ¿Ante quién presentan o rinden cuentas? Ante el arzobispado de cada capital donde estén radicadas, ante los miembros de la hermandad una vez al año en el cabildo general -una suerte de consejo de administración- y ante la Agencia Tributaria mediante el pago del impuesto de sociedades.
Una vez al año cada hermandad celebra su cabildo general donde, entre otras cosas, se presentan las cuentas (estado de ingresos, de gastos, inversiones futuras, presupuestos previstos). Los miembros de la hermandad tienen acceso a esta información unos días antes de la celebración del cabildo, y una vez allí se aprueba o no el estado de cuentas y el presupuesto del ejercicio siguiente. Sin embargo, para alguien que no pertenezca a la hermandad, no parece fácil acceder a sus balances económicos.