Camas en pasillos y salas de espera: la situación “límite” del tercer hospital más importante de Sevilla

Pasillos del hospital con pacientes en las camas

Álvaro López

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El Hospital del Valme, en Sevilla, está en una situación “límite”. Lo denuncian sindicatos como CSIF, UGT, CCOO o Satse y los propios trabajadores del centro. De acuerdo a sus argumentos, el centro está al límite de su capacidad porque la plantilla no es suficiente y porque las instalaciones se han quedado anticuadas y requieren de una renovación integral. Hartos de tener que ubicar a los pacientes en pasillos y salas de espera, las secciones sindicales y las juntas de personal han remitido a la gerencia del centro varios escritos señalando los problemas, sin que hasta la fecha se hayan dado soluciones.

Mientras la dirección del Hospital del Valme asegura que la asistencia está “garantizada” y desmiente a sindicatos como CSIF, que ha denunciado públicamente el estado en el que se encuentran servicios como Urgencias, lo cierto es que el estrés y el agotamiento es notable entre la plantilla. Los testimonios con quejas se acumulan, pero el miedo a ser señalados también. Pocos dan su nombre a la hora de denunciar lo que está pasando, salvo los sindicatos que les representan.

Lo peor, según a información recopilada por SevillaelDiario.es, se vive en el área de Urgencias. Desde hace casi un año, la falta de recursos humanos y técnicos está lastrando la atención sanitaria en este espacio. No se cubren las bajas, denuncian los sindicatos, lo que afecta al desarrollo normal de la actividad. Como el déficit de profesionales es un problema extendido en el Servicio Andaluz de Salud (SAS), el Valme no escapa de él. Según fuentes sindicales, lo que faltan son sobre todo enfermeras y técnicos en cuidados auxiliares de enfermería (TCAEs). Entre los turnos de día y mañana hay 43 sanitarios en todas las especialidades cuando debería haber, para cumplir con las ratios, 73, casi el doble.

Como no se están cubriendo todos los puestos necesarios, los profesionales lamentan que se está “hacinando” a algunos pacientes, caso de las personas mayores que requieren de una atención continua que no siempre se les puede ofrecer. Además, la unidad de críticos se queda sin espacio de forma habitual y los pacientes, que necesitan de supervisión médica y una higiene sanitaria muy exhaustiva, acaban con sus camas en los pasillos.

Infraestructuras “pésimas”

“Las infraestructuras son pésimas. Eso influye mucho en darle buena calidad asistencial al paciente”, denuncian desde el sindicato CSIF. Argumentan que se les ha presentado en varias ocasiones diversos proyectos para la reforma del área de Urgencias pero que nunca se acaba realizando. “Se han reformado la mayoría de las plantas de Valme, pero para esta zona nunca hay dinero”. Esto se puede ver a simple vista en tejados que están sin cubierta, baños que están antiguos o el mobiliario básico de los trabajadores. Incluso las sillas de oficina están gastadas.

“Las consultas están llenas de hormigas y la limpieza brilla por su ausencia, porque a las TCAEs no nos da tiempo por la noche a tenerlas recogidas, porque solo somos dos. Además, no todas las consultas tienen la misma disposición, en cada una las cosas van en un sitio distinto, con un espacio mínimo para trabajar”, cuentan algunas sanitarias en un documento recogido por los representantes de los trabajadores y al que ha tenido acceso este medio. Son decenas de testimonios.

Por ejemplo, los baños asistidos -que se utilizan para pacientes con la movilidad reducida- acumulan problemas diarios: “Hay pacientes que suben a quirófano y que tenemos que cambiarlos en Urgencias para que suban lo más asépticos posibles. Los cambiamos en este baño asistido, donde anteriormente a lo mejor se ha realizado un lavado gástrico. Así de limpio es aquello y así de aséptico, pero como nos lo dieron escrito por papel, pues los cambiamos allí y tú me dirás a mí la asepsia que esos pacientes llevan a quirófano”.

Todo lo anterior repercute en una sobrecarga de trabajo que acaba también derivando en situaciones de agotamiento que pueden dar lugar a errores en la atención de los pacientes y, a su vez, como cuentan algunos de los profesionales, que las personas que acuden se pongan nerviosas y agredan verbal o físicamente al sanitario. Algo que ocurre en todas las especialidades, pero que en Urgencias se repite con mayor frecuencia. No en vano, cuando llega el periodo estival o se producen bajas laborales que no son cubiertas, el panorama se agrava. Por ello, los sindicatos llevan más de un año reclamando a la gerencia del hospital y a la Consejería de Salud que responda ante todos estos problemas.

Una asistencia sanitaria “garantizada!”

Según la dirección del centro, no hay demasiados problemas: “Está garantizada la asistencia y desmentido sobre la falta de calidad en la atención que se ofrece en este servicio clínico, respaldado incluso con escritos de agradecimiento emitidos por los propios pacientes”. Desmienten la sobrecarga que denuncian los propios trabajadores alegando que la atención de “todas las patologías” se lleva a cabo “según protocolos establecidos”.

“Respecto a la dotación de plantilla y organización de espacios, se hace de forma dinámica fruto de las necesidades monitorizadas de forma constante. Recursos disponibles en este servicio siguiendo las recomendaciones del Plan Andaluz de Urgencias y Emergencias (PAUE). Y, por lo que se refiere a las instalaciones, se dispone de un proyecto de ampliación y modernización de los espacios de Urgencias, el cual se encuentra ya adjudicado y pendiente del comienzo de las obras”, sentencian desde el hospital.

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