ENTREVISTA

Mar Cambrollé, activista trans: “Ahora que se amenazan los derechos LGTBI, los jóvenes deben saber que costó mucho conseguirlos”

Javier Ramajo

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El “ímpetu de juventud” de Mar Cambrollé la llevó, reconoce, a plantar cara desde aquel Movimiento Homosexual de Acción Revolucionaria (MHAR) hace ahora 45 años y a impulsar la primera manifestación por la libertad sexual en Andalucía que rescata la película 'Te estoy amando locamente' recién estrenada en cines. La activista, cuya larguísima trayectoria no le impide emocionarse al recordar aquella Cambrollé de 1978, atiende a elDiario.es Andalucía en la sede de la Asociación de Transexuales de Andalucía- Sylvia Rivera. A solamente unos metros de la sede de Vox en Sevilla, aunque “por discreción” sin bandera trans en el balcón, Cambrollé sabe del momento importante que vive España ante el 23J en cuanto a los derechos de las personas LGTBI.

'Te estoy amando locamente' se estrena en un contexto muy concreto para el colectivo LGTBI ante las primeras medidas de PP y Vox en ayuntamientos y comunidades autónomas, ¿no cree?

Y por el recurso del PP contra la ley trans ante el Constitucional. Hay amenazas cada vez que tienen ocasión, tanto Feijóo como Vox de una forma más radical y chulesca. Por eso la coincidencia de la película es de celebrar. Por un lado, para recuperar la memoria, porque hemos conseguido una gran revolución cultural en la que la sociedad mayoritariamente esté a favor de la diversidad. Los profesionales docentes están dando la cara en los institutos por gays, por lesbianas, por personas trans. Y la psicología ha cambiado su modo de atender y entender las identidades trans como parte de la diversidad humana y no como una patología. Yo creo que esa guerra cultural la ha ganado ya el colectivo LGTBI y a nivel mundial, y creo que de ahí se despierta la gran reacción también a nivel mundial. Y esto es otra guerra cultural, reaccionaria. Por eso, ahora que se amenazan los derechos LGTBI, es importante que los jóvenes sepan que costó mucho conseguirlos y lo que ha costado llegar hasta aquí, para que nunca más permitan que nos devuelvan a esos oscuros tiempos del franquismo. 

Cuéntenos cómo ha sido revivir aquella época en la película de Alejandro Marín.

Ha sido una experiencia muy emotiva, un regalo de Alejandro. Él contactó conmigo y le entregué todos los archivos que tenía. Antes de que se empezara a rodar, me trasladé a Barcelona, que es donde está la productora, y tuve una reunión con todo el equipo de actores. Les expliqué el contexto, cómo se producían esas reuniones para que ellos tuvieran una información más humana y más cercana. Fue muy emotivo, porque no es lo mismo vivirlo en primera persona cuando yo lo viví, cuando la Policía se me acercó a decirme que eso había que disolverlo. En aquella época estaba muy delgada y tenía delante de mí un ropero de cuatro puertas. Nunca he presumido de que fui valiente en aquel momento. Siempre digo que aquello fue el ímpetu de la juventud. Y le dije que tenía dos opciones: o dejarnos terminar hasta el juzgado donde íbamos a leer un manifiesto o llevarme presa. Y entonces nos dejaron circular. Cuando vi eso recreado en la película fue muy emotivo... [se emociona] Era como si mi yo de hoy se encontrara con mi yo de ayer y se dieran un abrazo.

Ha sido un guiño que me ha hecho Alejandro y la actriz que me representa, Lola Buzón, que lo ha hecho fabulosamente. Para mí es importante que se haya recuperado ese trocito de memoria, pero no por mí, sino porque forma parte de un legado inmaterial como el que dejan las madres a las hijas, y que se puede dejar de una generación a otra.

Un pueblo sin memoria, una comunidad sin memoria, está condenado a cometer los mismos horrores y errores. Por eso es necesario señalizar esos momentos históricos para que las nuevas generaciones sepa de dónde venimos y para que le den valor donde estamos

¿Cómo está viviendo ciertas amenazas a las libertades por parte de gobiernos PP-Vox después del 28M?

Me trae una sensación de vuelta a la censura de Fraga en el Gobierno de Franco y que va al hilo de esa guerra cultural que han perdido, que la tienen perdida y que no van a ganar nunca. Podrán ganar batallas de manera puntual, pero esta guerra cultural de PP y Vox ya la hemos ganado las mujeres y el colectivo LGTBI en todo el mundo. 

Y, en el plano más personal, ¿qué le ha parecido que se hayan prácticamente borrado las pintadas de usted y otros miembros del MHAR hicieron en los juzgados de Sevilla en 1978 en la víspera de aquella primera manifestación por los derechos LGTBI?

Sin entrar a valorar los motivos que han dado lugar a ello, que puede ser la ignorancia, me cuesta creer que se haga una limpieza rutinaria a los 45 años. No voy a entrar a valorarlo, pero los hechos están ahí. ¿Qué prisa han tenido ahora por limpiar esto? No creo que pueda haber mala intención a priori, pero es una coincidencia y es un grave atentado contra la memoria LGTBI de Andalucía y, en definitiva, contra la memoria de Andalucía. Porque fue muy importante la participación de Andalucía en ese proceso por acabar con leyes represivas y por construir sociedades más libres para todas, para todos y para todes. Me he puesto en contacto con PSOE, Izquierda Unida y Podemos para que se aborde este asunto desde el Parlamento andaluz, que se pidan explicaciones y que sirva para lo que pedimos en 2018: que sea un lugar preservado y señalizado como un Lugar de Memoria. Un pueblo sin memoria, una comunidad sin memoria, está condenado a cometer los mismos horrores y errores. Por eso es necesario señalizar esos momentos históricos para que las nuevas generaciones sepan de dónde venimos y para que le den valor donde estamos. 

¿Cómo han ido evolucionando en los últimos años los derechos del colectivo LGTBI?

En la última década, han tenido lugar los avances más importantes en todo el mundo. Los derechos trans, por ejemplo, que en España se escriben con acento andaluz. La ley de 2014 fue pionera en España y en Europa, porque nos atrevimos a despatologizar las identidades trans cuatro años antes de que lo hiciera la Organización Mundial de la Salud, y nuestra ley ha ido siendo replicada en España durante los años siguientes. Desde todos lados había ya un grito de que era necesaria una ley trans estatal y de nuevo me aventuré, ya en 2016, para superar el techo competencial que tienen las comunidades en lo relativo a la identidad legal de las personas y otras pautas generales a nivel estatal, porque aquello que no tiene visibilidad tampoco consigue el respeto.

El feminismo nunca puede ser un vehículo para agredir y para violentar a las personas trans

Partiendo de las discrepancias en el gobierno de coalición en España en esa ley trans durante el pasado año, ¿cree que el 8M del año que viene podrá haber convocatorias unitarias feministas?

Yo creo que el feminismo nunca ha tenido una ruptura con el colectivo trans. Hablar de una parte del feminismo es lavarle la cara y entrar en esa maniobra perversa que algunas mujeres han hecho del uso del feminismo para hacer circular un discurso transodiante. Lo vemos en Texas, lo vemos en Florida, lo vemos en Reino Unido, lo hemos visto en España. Esas mujeres, al final, se ha visto que están en los marcos ideológicos de la ultraderecha. Hemos visto de telonera de Vox a Lidia Falcón, hemos visto como Amelia Valcárcel casi pedía el voto para el Partido Popular. Y vemos en Florida y vemos en Texas a esas mujeres transodiantes, nunca feministas. Porque el feminismo nunca puede ser un vehículo para agredir y para violentar a las personas trans. Deja de ser feminismo. Ese movimiento transexcluyente que nace en los años 80 en los Estados Unidos surge de una forma muy nazi. Su fundadora, Janice Raymond, que tiene un libro que se llama 'El imperio transexual', dice de manera muy clara y taxativa que lo mejor que puede pasar con las personas trans es eliminarlas de la existencia. 

Es un grito nazi al exterminio de las personas trans. Y se ha visto también en Escocia cómo una de estas mujeres, que supuestamente están en los movimientos feministas, al final son aplaudidas y rodeadas por los movimientos nazis de Escocia. Está casando en Europa y en Estados Unidos en modo de triada en la que van de la mano la ultraderecha política, los fundamentalismos más rancios religiosos y ese movimiento transodiante que es el caballo de Troya para romper la fuerza revolucionaria del feminismo. Y esto viene también de 2018, con esa huelga mundial que sacó a la calle a millones y millones de mujeres bajo el lema “si nosotras paramos, el mundo se para”. Y el mundo se paró 24 horas. El capital echó las cuentas de cuánto costó eso, y rápidamente se puso a trabajar junto al patriarcado para romper la fuerza de revolucionaria del feminismo, encontrando un sujeto fácil de golpear y que era el colectivo trans. Por eso, cuando se ataca al colectivo trans se está atacando el corazón del feminismo.

¿Qué consejo le daría a las personas que vayan a votar el próximo 23J?

Quiero apelar no solo al colectivo LGTBI sino a todos los ciudadanos y ciudadanas que creen que las sociedades han de ser libres, han de ser diversas, han de ser progresistas; que entienden que aquí todo el mundo cabe; y que ampliar derechos a quien no los tiene nos hace mejor país y amplía la democracia. Es importante que todas y todos velemos por esto, porque los derechos LGTBI son derechos humanos y ampliaron la democracia. Los constituyentes no fueron solamente aquellos que redactaron la Constitución sino todas aquellas personas que, con nuestra lucha, constituimos un país mejor donde todos cabemos.

Yo apelo a que la ciudadanía salga a votar progreso, a votar democracia, y nunca más volver atrás, porque recortar los derechos del colectivo LGTBI es recortar las pensiones, es querer congelar de nuevo el salario mínimo, es ir contra los avances de las mujeres, es querer echar de España a las personas migrantes. La igualdad es un principio universal que nos atraviesa a todas y a todos los ciudadanos, y tenemos que salir a votar igualdad, a votar progreso y a plantarle cara a quien quiere la inmovilización y quiere retrotraernos a espacios ya superados por una sociedad madura. Hay gente que está convencida que el progreso no resta sino que el progreso suma.

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