No hay quien le discuta la hegemonía al PSOE en la provincia de Sevilla, que se consagra como la gran espina del PP

María Jesús Montero, número uno por Sevilla, vota en la jornada del 23J.

Antonio Morente

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El PP tenía la convicción de que esta vez sí, que era la ocasión definitiva para asaltar Sevilla. Pero pese a lo que auguraban encuestas y sondeos, el PSOE ha logrado resistir la tormenta y retener una vez más esta provincia, la única de toda España en la que nunca ha perdido unas elecciones generales. Ni la concentración en las filas populares del voto conservador proveniente de Ciudadanos e incluso de Vox, que se ha dejado muchos jirones, ha impedido que los socialistas mantengan la más simbólica de sus plazas en una contienda que al final ha estado menos reñida de lo esperado y que se ha decidido por una ventaja para los del puño y la rosa de 34.451 votos. Sevilla se consagra así como la gran espina del PP andaluz, que se ha impuesto en las otras siete provincias, y que tras su apabullante victoria en este territorio en las autonómicas del año pasado encadena su segunda derrota tras la sufrida en las municipales del 28 de mayo.

Con una participación del 68,50%, un 0,71% menos, el PSOE ha mejorado ligerísimamente sus resultados de 2019 (crece un 0,53%) y ha repetido los cinco diputados que firmó entonces, uno más que los cuatro de que ha conseguido un PP que se ha quedado lejos de su mejor resultado histórico en la provincia cuando parecía tener por delante una autopista despejada. Los socialistas se han hecho con 386.513 apoyos, el 36,6%, frente a los más de 352.102 (33,3%) de los populares, en una jornada en la que el resultado más ajustado se ha dado en la pelea por el tercer puesto, que finalmente ha logrado Sumar (que con 147.773 sufragios mantiene los dos diputados que cosechó Unidas Podemos hace cuatro años) en detrimento de Vox, la formación que más ha perdido este 23J dejándose un escaño (se queda con uno) y 48.813 votos.

De esta manera, el reparto de fuerzas por bloques en la provincia queda muy parecido al que había hasta ahora, con siete diputados progresistas y cinco de derechas. Pero el único que puede estar realmente satisfecho con este dibujo es el PSOE, ya que Sumar esperaba más, Vox ha sufrido una sangría de votos (pese a sumar 140.522) y al PP sólo le queda el consuelo de pasar de dos a cuatro escaños, que no es poco pero que está muy lejos de sus cálculos. Pese a crecer en más de 16 puntos porcentuales (venía de unos exiguos 188.000 apoyos) y rebajar la distancia con los socialistas a menos de cuatro, frente a los casi 20 que les separaban hasta ahora, la sensación en las filas populares es de ocasión perdida. Ni el efecto Juan Manuel Moreno ni la ola favorable a Alberto Núñez Feijóo han sido suficientes.

En cuanto al Senado, las cosas se han quedado como estaban, con tres senadores para el PSOE y uno para el PP, que vuelve a mandar al alcalde de Carmona, Juan Ávila. En el caso de los socialistas ponen rumbo a la Cámara Baja el coordinador de la campaña del PSOE andaluz, Antonio Gutiérrez Limones, Eva Patricia Bueno y el exalcalde de Sevilla, Antonio Muñoz, que en principio compatibilizará esta función con la de líder de la oposición en el Ayuntamiento hispalense.

El PP gana en una quincena de municipios

El PSOE, eso sí, no ha podido revalidar el apabullante dominio que consiguió en 2019 imponiéndose en 101 de los 106 municipios de la provincia, incluida la capital, que en esta ocasión se ha inclinado por el PP. Hace cuatro años, los populares sólo vencieron en Tomares, precisamente la localidad de la que entonces era regidor el hoy alcalde de Sevilla, José Luis Sanz. En esta ocasión han ganado en plazas que no le son ajenas (Mairena del Aljarafe, Écija, Espartinas, Bollullos, Bormujos, Pilas, la propia Tomares...) e incluso ha dado la campanada –y de manera clara– en una plaza tan de izquierdas como es Los Palacios. Su triunfo en 18 municipios se le ha quedado muy corto, y en este sentido la mejor noticia ha sido apuntalar la capital.

Los socialistas, por su parte, extienden su hegemonía en todas las comarcas, aunque empiezan a tener más muescas de las esperadas en grandes municipios, y eso que sigue contando en sus filas con Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra, Utrera, La Rinconada o Coria. En los pequeños municipios rurales se mantiene de manera masiva el apoyo a los socialistas, sólo adobado con alguna victoria del PP (que ha concentrado sus apoyos en el área metropolitana) y los cuatro municipios en los que se ha impuesto Sumar, todos en un territorio que siempre le es más favorable como es la Sierra Sur: Badolatosa, Casariche, Marinaleda y Pedrera.

El PSOE mantiene así su territorio más simbólico, con el que se había engolosinado un PP que lo veía al alcance de la mano. Y eso pese a volver a perder en la capital, como en las municipales, y con un resultado de nuevo igualado, con 138.000 votos para los populares y 126.000 para los socialistas. Pese a todo, es un triunfo incontestable para el secretario general de los socialistas sevillanos y presidente de la Diputación sevillana, Javier Fernández, llamado a jugar un papel importante en la etapa que se abre ahora para el PSOE. En clave progresista, no llegan tan buenas noticias desde más a la izquierda, donde el Sumar que ha liderado en Sevilla Francisco Sierra ha conservado sus dos escaños pese a recabar menos apoyos que los 154.000 de Unidas Podemos en 2019, y eso pese a que ahora se había subido al barco el Más País de Íñigo Errejón, que hace cuatro años cosechó más de 22.000 respaldos en la provincia.

Remontada insuficiente para el PP

El PP, de esta manera, ha sido incapaz de cruzar su última frontera, de escalar la única cumbre que le queda pendiente en Andalucía. Ha mejorado sensiblemente sus resultados, eso sí, pero es que venía de unos malos datos en noviembre de 2019 con dos escaños y como tercera fuerza política de la provincia tras Vox. Y eso que unos meses antes (en abril del mismo año) las cosas le fueron bastante peor y, aunque repitió con dos diputados, cayó a la cuarta posición provincial al adelantarle Ciudadanos y Unidas Podemos.

El PSOE, al final, no ha pasado especiales apuros. Hasta la fecha, el resultado más ajustado a su favor en unas elecciones generales fue en las de 1979, las segundas después de la restitución de la democracia, en la que se impusieron por unos exiguos 12.369 votos a la UCD de Adolfo Suárez, aunque empataron a cuatro diputados. Una igualada a cuatro escaños fue precisamente el mejor resultado que hasta la fecha había conseguido el PP: fue en 2016, aunque entonces los populares se quedaron a 47.586 sufragios. Curiosamente, la menor distancia en votos (32.221 en 2011, cuando la mayoría absoluta de Mariano Rajoy, la más holgada conseguida por el PP en su historia) se tradujo entonces en un triunfo socialista en diputados, seis a cinco.

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