La portada de mañana
Acceder
Sánchez salva el trago y el PSOE aguarda una remodelación del Gobierno
CRÓNICA | El PP es de Feijóo, y no de Ayuso, siempre que no vuelva a tropezar
OPINIÓN | La moralina y la desconfianza invaden Ferraz, por Antonio Maestre
Sobre este blog

Este es un espacio donde opinar sobre Sevilla y su provincia. Sus problemas, sus virtudes, sus carencias, su gente. Con voces que animen el debate y la conversación. Porque Sevilla nos importa.

Las cosas de palacio

Plano de la SE-40 con los tramos en servicio y los que están pendientes.
10 de marzo de 2025 21:49 h

0

Leí el otro día unas declaraciones del ministro de Transportes y Movilidad del Gobierno de España que me llamaron la atención. Óscar Puente aseguraba que Sevilla es el territorio en el que le resulta más difícil trabajar y donde recibe más hostilidad de sus gobernantes, haciendo referencia expresa al trato que le da el alcalde de la ciudad, José Luis Sanz.

No seré yo quien le dé la razón al señor Sanz (difícil ver una posible rentabilidad política en el agrio enfrentamiento abierto con el ministro del dinero y las inversiones), pero debo reconocer que me parece comprensible que el Ayuntamiento se sienta maltratado por el Gobierno de España en este campo de la infraestructura pública. Mi mujer acostumbra a decir que obras son amores y no buenas razones. O que el amor se demuestra con hechos, no con palabras. Pues eso, señor Puente.

El problema en estas cuestiones suele ser la politización de ciertas reivindicaciones que cualquier ciudadano debería ser capaz de observar, razonar y compartir. No es buen alcalde el que critica al Ministerio por su falta de inversión en carreteras pero alaba a la Junta, visto el ritmo de construcción del Metro. Como tampoco es buen presidente de la Diputación el que hace justo lo contrario.

Es éste un punto, el de la clamorosa falta de inversión nacional y regional en transportes e infraestructuras en Sevilla, que bien debería servir para forjar una alianza de intereses compartidos entre los mandatarios del consistorio de la capital y de la institución provincial, que a buen seguro reunirían tras ellos a la inmensa mayoría del tejido social sevillano: partidos políticos, sindicatos, organizaciones empresariales, vecinos y demás colectivos.

Pero a lo que íbamos, que me despisto. Hay sólidas razones para pensar que el Ministerio de Transportes y Movilidad no trata bien a Sevilla ciudad y su área metropolitana, por mucho que su titular lo plantee al revés. Y me concentraré en el ejemplo más sangrante en mi modesta opinión: la eterna construcción de la SE-40. Dice el dicho que las cosas de palacio van despacio. Si lo aplicamos a este caso, nos va a quedar la autovía más monárquica y palaciega de la historia.

Leemos esta semana cómo el Gobierno vende a bombo y platillo la adjudicación por 116 millones de euros de las obras para construir un tramo de 8,4 kilómetros de la SE-40 entre Valencina y Salteras, en el Aljarafe. Si nada se tuerce, esta nueva vía no estará en servicio hasta finales de 2029.

Cuando esta tercera década del siglo XXI esté a punto de concluir, Sevilla tendrá disponibles apenas 47 kilómetros de los más de 77 del trazado total previsto para esta autovía de circunvalación, el segundo anillo metropolitano, faltando aún por construirse su tramo más complejo, el puente sobre el Guadalquivir a la altura de Coria del Río. Ese viaducto sustituirá el plan inicial de horadar varios túneles bajo el río, para el cual se compró una tuneladora gigantesca por 37 millones de euros y luego se dejó abandonada hasta terminar vendiéndola como chatarra, no se nos olvide.

La SE-40 es sólo una de las deudas que nuestros gobernantes tienen con esta ciudad. No dejemos de reclamar el cumplimiento de ninguna de ellas. Por nosotros pero, sobre todo, por nuestros hijos y nietos

Serán 47 kilómetros construidos en apenas 30 años (el estudio informativo salió a información pública el 29 de febrero de 2000). La SE-30, de 22 kilómetros de longitud, con todos sus defectos e imperfecciones, se terminó en sólo cuatro años, con la espada de Damocles de la inauguración de la Exposición Universal como acicate. Pero claro, eran otros tiempos.

También duele ver cómo se hacen las cosas de forma diametralmente opuesta en otras ciudades. En Madrid, donde viví 26 años y de donde traigo la vara de medir, las Administraciones construyeron la M-30, de 32 kilómetros, entre los años setenta y ochenta. Y la M-40, que suma 61 kilómetros, en apenas ocho años, entre 1988 y 1996.

Verán que he mencionado instituciones, pero no partidos políticos ni ideologías. Y es que soy un convencido de que el abandono que sufre Sevilla durante las últimas décadas es culpa alícuota de las dos formaciones mayoritarias de este país, PSOE y PP, que se han turnado en el gobierno de Ayuntamiento, Junta y Gobierno de España. No merece la pena perder el tiempo en calcular quién tiene un poco más de culpa que el otro.

La única opción que me queda, como sevillano de a pie, es pedir unión y movilización a la sociedad local y a sus representantes para reclamar bien alto y bien claro, en despachos, hemiciclos y en las mismas calles, que Sevilla reciba el trato que merece en su condición de cuarta ciudad de España y gran capital del sur de Europa. La SE-40 es sólo una de las deudas que nuestros gobernantes tienen con esta ciudad. No dejemos de reclamar el cumplimiento de ninguna de ellas. Por nosotros pero, sobre todo, por nuestros hijos y nietos.

Sobre este blog

Este es un espacio donde opinar sobre Sevilla y su provincia. Sus problemas, sus virtudes, sus carencias, su gente. Con voces que animen el debate y la conversación. Porque Sevilla nos importa.

Etiquetas
He visto un error
stats