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Sevilla acoge la gran manifestación nacional por el lobo para denunciar que la Junta ha permitido su extinción

Antonio Morente

15 de octubre de 2021 14:05 h

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El lobo puede darse por extinguido en Andalucía, donde no hay rastro de su presencia desde 2012. De nada ha servido que fuese declarada especie protegida en 1986, porque nunca ha dejado de ser perseguido mientras las administraciones, aquí en concreto la Junta de Andalucía, no se esmeraba especialmente por evitarlo. Así, y mientras formalmente ponía en marcha un plan de conservación y hasta impulsaba un proyecto Life con fondos europeos, el pasado mes de febrero votaba en contra de conferirle un régimen de protección especial.

Para denunciar esta cuanto menos pasividad, Sevilla es este sábado 16 el escenario de la manifestación nacional que todos los años se desarrolla para reclamar una mayor protección del lobo. La protesta pretende de este modo sacarle los colores a un Gobierno andaluz que no ha catalogado a estos animales como en peligro de extinción, lo que conllevaría la puesta en marcha de un plan de recuperación para intentar que vuelva a ser una figura presente en los montes andaluces.

“Los expertos lo dan por extinguido en Andalucía, no quedan ni cuatro lobos locos”, lamenta Felipe Román, de Ecologistas en Acción, una de las entidades (junto a Lobo Marley, Verdes Equo y Alianza Verde) que organiza la manifestación, secundada por un centenar de colectivos y que arrancará a las 12 horas desde la Alameda de Hércules para plantarse ante el Parlamento andaluz. “La Junta de Andalucía lo ha protegido sobre el papel, pero en realidad ha mirado para otro lado y lo ha matado”, apostilla.

Un programa de acción como con el lince

Llegados a este punto, lo que se reclama es un plan de recuperación como se hizo con el lince. “Normativa hay mucha, lo que pedimos es dar un paso más y sobre todo que haya presupuesto”, resume Mar González, de Verdes Equo. Aunque formalmente está protegido desde 1986, “no se han puesto en marcha medidas efectivas, y lo que es seguro es que el lobo no se va a recuperar solo”.

De ahí, prosigue, “este llamamiento a nivel estatal, porque la Junta de Andalucía ha sido especialmente pasiva todos estos años”. Y eso que hay coincidencia en que este animal es una especie clave para mantener el equilibrio de los ecosistemas, ya que su mera presencia controla la población de grandes herbívoros. Esto, además de permitir la recuperación vegetal de los bosques, propicia un control natural de animales débiles o enfermos, minimizando el riesgo de enfermedades que salten a la ganadería. “El lobo es salud para nuestros ecosistemas, por eso queremos volver a escucharlo aullar en nuestra tierra”, incide Mar González.

Víctima de la presión cinegética

“El lince era una especie perseguible, una alimaña, y de un día para otro quedó protegidísimo. Lo mismo queremos para el lobo”, señala Felipe Román. El sector ganadero, admite, siempre ha maniobrado para evitar su recuperación en Andalucía, aunque el verdadero peligro ha venido de la “presión cinegética”: aunque se prohibió su caza, el furtivismo y sobre todo las guarderías de los cotos han ido mermando la ya de por sí escuálida población andaluza de estos animales.

Román augura que, más tarde que temprano, Andalucía tendrá que hacer frente a sanciones europeas por su inacción ante la progresiva desaparición del lobo. Su reticencia a considerar esta especie en peligro de extinción obedece, a su juicio, a un intento de no aprobar así el plan de recuperación que tendría la obligación legal de poner en marcha. 

Recolonizar sus viejos territorios

En este contexto, la única manera hoy de reflotar al lobo en Andalucía sería importando ejemplares al norte del Duero, donde su presencia sigue formando parte del paisaje en Castilla y León, Galicia, Asturias y Cantabria. “Hay que hacer un esfuerzo para que recolonice sus viejos territorios en Andalucía”, insiste Román, que le recuerda a la Junta que “los cuentos de Caperucita hace tiempo que pasaron a la historia: no es un animal peligroso y huye de la presencia del hombre”. Hay que dejar de lado, insiste, la visión “medieval” que siguen teniendo de este animal algunas administraciones.

El último intento de interlocución con la Junta de Andalucía se produjo en enero, cuando se le insistió en la declaración de especie en peligro de extinción y el consiguiente plan de recuperación, entre otras cuestiones que se plasmaron en un documento con propuestas para la resurrección del lobo. No hubo respuesta. De ahí la manifestación de este sábado, que tendrá su epílogo a las 18 horas en la Casa de la Cultura de Cantillana, donde se proyectará el documental La última frontera del lobo ibérico y se celebrará un coloquio con la presencia de especialistas, etólogos y hasta un pastor. El lema de la protesta es Por la recuperación del lobo en Andalucía, porque –se insiste– “el lobo tiene que volver a Andalucía”.

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