La subida del agua sale adelante en Sevilla al rebajarse su cuantía y situarse entre el 15 y el 18% para la mayoría de hogares

Antonio Morente

Sevilla —

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La prevista subida en el precio del agua en Sevilla y buena parte de su conurbación ya está encarrilada desde el punto de vista político y será una realidad a partir del 1 de enero de 2024. La empresa metropolitana Emasesa ha sacado adelante un incremento de la tarifa que para el 80% de sus clientes (abastece a 1,3 millones de personas) oscilará entre el 15 y el 18% que se repartirá en los próximos dos años, cuando la propuesta inicial era que se encareciera el 30%. De esta manera, en 2025 el aumento en la factura trimestral será de 3,69 euros para los hogares que consuman menos de 90 litros por persona y día y de 6,06 euros para los que estén por debajo de los 110 litros. La justificación para este encarecimiento es doble, el incremento de costes al que obliga la sequía y el déficit que esto ha provocado en la compañía.

La suavización de las tarifas para el grueso de hogares y el incremento de los bonos sociales (los beneficiarios pasarán de los 8.000 actuales a 10.000) le han dado el argumento necesario al grupo municipal socialista en la capital para abstenerse en la votación del consejo de administración de Emasesa que ha aprobado las nuevas tarifas. Esta abstención es especialmente importante porque adelanta con matices lo que hará el PSOE en el pleno del Ayuntamiento de Sevilla que debe validar esta propuesta: como el gobierno de José Luis Sanz (PP) no tiene mayoría absoluta y en principio no cuenta con el apoyo de Vox (que este lunes se ha reafirmado en su negativa a apoyar la subida, como también Podemos-IU), la abstención socialista garantiza la aplicación de los nuevos precios.

Y es que lo que se acuerde en el pleno municipal de la capital es lo que realmente marca la pauta al controlar el Consistorio hispalense el 70% de Emasesa. Dicho de otro modo, aunque la empresa de aguas haya aprobado estas tarifas, no podrán aplicarse si no se aprueban en sesión plenaria en Sevilla, una opción que ahora tiene el camino despejado con la abstención de los socialistas y que deja el camino despejado al PP pese a la postura en contra de Podemos-IU y Vox.

Acuerdo de los alcaldes socialistas

Eso sí, la abstención del PSOE de la capital no es casual, ya que el cuadro tarifario que al final ha recibido el visto bueno es el mismo que habían consensuado previamente los alcaldes de los cuatro municipios a los que da servicio Emasesa y en los que gobiernan los socialistas (Dos Hermanas, Alcalá de Guadaíra, La Rinconada y Camas), lo que hacía muy difícil que sus compañeros de filas en la capital pudiesen votar en contra. De hecho, estos cuatro regidores han respaldado la subida de precios en el consejo de la compañía de aguas, lo que ya ha marcado el camino. No obstante, el grupo municipal liderado por el exalcalde Antonio Muñoz se guarda una última carta: que esta subida del agua no se aplique a la basura o que haya compensaciones fiscales, y es que en la capital hispalense los servicios de agua y recogida de residuos están subordinados y lo que sube uno, lo hace el otro.

En paralelo, el que las nuevas tarifas hayan superado su primer escollo ha sido posible gracias a que el PP del alcalde de Sevilla, José Luis Sanz, ha reculado sustancialmente con respecto a su postura inicial, un incremento del 30% a aplicar directamente y del tirón en 2024. La constatación de que no contaba con los votos suficientes para ello le ha llevado a aceptar las sucesivas modificaciones que han introducido los regidores socialistas, hasta que se ha llegado a este incremento que oscila entre el 15 y el 18% para el grueso de los hogares de la capital y los otros 11 municipios a los que abastece la empresa metropolitana de aguas. El objetivo es bonificar a los consumos más eficientes y penalizar a los excesivos, con la idea de fomentar prácticas más sostenibles, para lo que también se incrementarán las ayudas para instalar contadores individuales.

Las nuevas tarifas

El planteamiento final es que para los consumidores considerados más eficientes –aquellos que gastan menos de 90 litros por persona y día– la subida se sitúe en el 15%, repartida en un 7,5% en 2024 y otro tanto en 2025, lo que se traduciría en un incremento mensual inicial de 1,15 euros. Teniendo en cuenta que la facturación es trimestral, esto supondría 3,45 euros más en cada recibo el primer año, elevándose a 3,69 el segundo.

También se ha suavizado la subida inicialmente prevista para el grupo más numeroso, el de las familias que gastan entre 90 y 130 litros por persona y día, ya que en la actualidad el consumo medio en Emasesa está fijado en 104 litros persona/día. El 18% acordado por la compañía (a razón de un 9% en cada uno de los dos próximos años) se traduciría en 5,55 euros más por factura en 2024 y 6,06 al año siguiente.

Por lo que respecta a la ampliación de las tarifas sociales para los hogares con menos recursos, en la actualidad se bonifica el 50 y el 100% del recibo en función de los ingresos del Iprem (Indicador Público de Renta de Efectos Múltiples). A partir de ahora se sumarán ayudas por el 25 y el 75% de la factura, lo que supondrá que se pase de 8.000 a 10.000 beneficiarios, lo que supondrá un coste para la empresa de medio millón de euros.

Teniendo en cuenta que, formalmente, el objetivo de la subida de tarifas es enjuagar el déficit de 14 millones de euros que ahora tiene Emasesa, y que al final se van a reducir los ingresos previstos con estos descuentos y el menor incremento de los precios, ¿cómo se hace para conseguir el equilibrio presupuestario? Pues cargando las tintas en el consumo no humano, con un encarecimiento para la industria y el comercio del 30 en dos años, que para los hoteles y alojamientos turísticos se elevará nada menos que hasta un 40%.

Nuevo bando de sequía

Junto a este incremento del precio del recibo, se ha decretado formalmente el estado de emergencia en los 12 municipios abastecidos por Emasesa y en los 21 a los que da servicio la compañía Aljarafesa, lo que obliga a la publicación de nuevos bandos de sequía en estas 43 localidades. En los mismos, se restringe el consumo de agua potable en usos ornamentales, recreativos, de limpieza y cualquier otro que no sea esencial e insta a incrementar el esfuerzo ciudadano para alcanzar un objetivo de ahorro en el consumo que ahora se eleva al 10%. 

En la práctica, esto significa que como mucho no se debe superar el consumo estándar de 110 litros por habitante y día, cantidad por encima de la cual pasa a tener la consideración de excesiva. Durante la fase anterior de la sequía (el estado de alerta) se estableció que el ahorro tenía que estar en el 5%, algo que se ha conseguido “con holgura” según Juan de la Rosa (PP), concejal de Urbanismo que tiene a su cargo la gestión de Emasesa. Y aunque ha insistido en que sigue habiendo agua para garantizar que no habrá cortes en un año, ha reconocido que “no cabe duda de que habrá que ir tomando medidas” si persiste una sequía que entra en su sexto año.

Prohibición del uso de agua potable en los siguientes supuestos

-Riego de jardines, praderas, árboles, zonas verdes y deportivas, de carácter público y privado.

-Riego o baldeo de viales, calles, sendas y aceras, de carácter público y privado.

-Llenado de piscinas, estanques y fuentes, privadas o públicas, que no tengan en funcionamiento un sistema de recuperación o circuito cerrado.

-Fuentes para consumo humano que no dispongan de elementos automáticos de cierre. Quedan restringidos los fines creativos y cualquier otro uso. 

-Lavado con manguera de toda clase de vehículos en instalaciones, privadas o públicas, no destinadas al lavado de vehículos.

-Instalaciones de refrigeración y acondicionamiento que no tengan sistema de recuperación o circuito cerrado.

-En caso de utilizar agua no potable para alguno de los usos descritos, el titular de la instalación deberá señalar de forma claramente visible que se trata de agua no potable.