“El cáncer infantil está sustancialmente infradiagnosticado y prácticamente uno de cada dos niños con cáncer nunca es diagnosticado”. Esta es la principal conclusión de un estudio publicado hoy en la revista médica The Lancet. El nuevo cálculo estima que en el mundo se producen cada año cerca de 172.000 casos de cáncer en menores que nunca son diagnosticados. Además, los investigadores advierten de la enorme desigualdad en las tasas de diagnóstico, que apenas alcanzan el 50% en muchos países de bajos ingresos, pero que superan el 95% en los países más ricos.
“Nuestro modelo sugiere que casi uno de cada dos niños con cáncer nunca es diagnosticado y puede morir sin tratamiento”, asegura uno de los autores del estudio, el investigador de la Escuela de Salud Pública de Harvard, Zachary Ward. Según sus resultados, en 2015 hubo 397.000 casos de cáncer infantil en todo el mundo, en comparación con los 224.000 que se registraron, lo que indica que un 43% de los niños nunca fueron correctamente diagnosticados.
Las estimaciones anteriores de la incidencia total de cáncer infantil a nivel mundial, como el Estudio de la Carga Global de Enfermedad de 2016 o el informe GLOBOCAN 2018 elaborado por la Agencia Internacional para la Investigación del Cáncer, se habían basado en casos registrados, con lo que ofrecían una cifra de unos 200.000 nuevos casos al año. Sin embargo, estas estimaciones no habían tenido en cuenta la falta de diagnóstico debido a las debilidades de los sistemas de salud de muchos países.
Un gran problema de desigualdad
Los investigadores alertan de que la gran mayoría de los casos diagnosticados de cáncer infantil ocurren en países de bajos y medianos ingresos, a pesar de que no siempre tienen registros adecuados sobre los casos de cáncer infantil y los que los tienen solo cubren una pequeña fracción de la población total. Según se recoge en el estudio, “este infradiagnóstico puede deberse a un acceso deficiente a la atención primaria (que puede llevar a la muerte por la enfermedad en el hogar) o a un diagnóstico erróneo (por ejemplo, linfoma mal diagnosticado como tuberculosis)”.
El nuevo modelo desarrollado para este estudio incorpora datos de los registros de cáncer de los países donde existen, pero también los combina con datos de la Organización Mundial de la Salud y con encuestas demográficas de salud desarrolladas por Unicef. A partir de estos datos, los investigadores observaron que había una “variación regional sustancial”, que osciló entre el 3% de Europa Occidental (120 casos sin diagnosticar de un total de 4.300) o América del Norte (300 de 10.900 casos) y el 57% (43.000 de 76.000) en África Occidental o el 49% (67.000 de 137.000) de Asia meridional.
El estudio también muestra cómo en la mayoría de las regiones del mundo el número de nuevos casos de cáncer infantil está disminuyendo o se ha estabilizado. Sin embargo, los investigadores estiman que “el 92% (366.000 de 397.000) del total de casos de cáncer infantil ocurren en países de ingresos bajos y medios, una proporción más alta de lo que se pensaba”.
“Los sistemas de salud de los países de bajos y medianos ingresos claramente no satisfacen las necesidades de los niños con cáncer”, asegura otro de los autores del estudio, el profesor de la Universidad de Harvard, Rifat Atun. “La cobertura universal de salud, una meta de los Objetivos de Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, debe incluir el cáncer infantil como una prioridad para prevenir muertes innecesarias”.
Tres millones de niños desatendidos en 15 años
Teniendo en cuenta el crecimiento de la población, los autores estiman que entre 2015 y 2030 habrá 6,7 millones de nuevos casos de cáncer infantil en todo el mundo, de los que 2,9 millones se quedarán sin detectar si no mejora la actuación de los sistemas nacionales de salud. “A medida que la incidencia oculta de cáncer infantil comience a cobrar protagonismo, se necesitarán sistemas de salud más sólidos para el diagnóstico, la remisión y el tratamiento oportunos”, asegura Ward.
Ya el pasado año, un estudio publicado en la misma revista alertaba de las importantes desigualdades a nivel global en el tratamiento del cáncer y pedía una mejora de los registros de cáncer infantil en todo el mundo. “Si queremos garantizar que más niños sobrevivan al cáncer, necesitamos datos fiables sobre el costo y la efectividad de los servicios de salud en todos los países”, aseguró uno de los coautores de aquel estudio, el profesor de la Escuela de Higiene y Medicina Tropical de Londres, Michel Coleman.
Aquella investigación también mostró cómo la supervivencia de los niños diagnosticados con el tipo más común de cáncer infantil, la leucemia linfoblástica aguda, variaba desde el 95% en Finlandia, a menos de un 50% en Ecuador, a pesar de que es “una enfermedad que generalmente se considera como curable”.
Según las estimaciones del nuevo estudio, en 2015 hubo alrededor de 75.000 nuevos casos de este tipo de leucemia en todo el planeta, incluyendo casi 700 en Europa, más de 1.500 en África Occidental, más de 3.500 en África Oriental y casi 30.000 en Asia centromeridional. En África oriental y occidental, el cáncer más común fue el linfoma de Burkitt, con más de 4.000 y 10.000 respectivamente.