Los colegios en la pandemia: el “éxito” de la presencialidad no llegó a los recreos

En el año 2020, España fue uno de los países de la Unión Europea que menos clases perdió en un curso marcado por la pandemia de la COVID-19, con casi todas las aulas abiertas. Esto fue posible gracias a una inversión adicional del 8%, casi 300 euros por estudiante, y a priorizar los presupuestos para cumplir los protocolos, la extensión de la educación digital, y la garantía de una igualdad educativa. Estas son algunas de las principales conclusiones que aparecen en el informe del proyecto Cole Seguro, de las fundaciones Political Watch y Plataforma de Infancia, que también señala algunos debes, como el derecho al descanso de la infancia por no poder utilizar los patios regularmente.

“La presencialidad y la generación de espacios seguros durante la pandemia ha sido un éxito”, ha asegurado María Rodríguez, especialista en educación de la Plataforma de Infancia, en la rueda de prensa en la que han presentado el estudio Un curso escolar atravesado por la pandemia: Análisis de la inversión en educación para la adaptación al contexto COVID-19.

Poca transparencia en las administraciones

En total, el documento confirma una inversión adicional de casi un 8%, más de 3.500 millones de euros destinados a la adaptación de los protocolos COVID-19 (72%), sobre todo en la contratación de personal docente. Aunque también en garantizar la educación digital, necesaria en tiempos de clases telemáticas, y la igualdad educativa.

La mayoría de estos fondos fueron aportados por el Estado, y casi el 95% de estos fueron ejecutados, según recoge el documento. Javier Pérez, director de Political Watch, ha incidido en que, a pesar de que son noticias “muy positivas”, encontraron trabas a la hora de acceder a los datos.

En este sentido, Pérez ha reconocido que “la información dispersa dificulta hacer un seguimiento”, ya que “casi la mitad de las comunidades autónomas no respondieron a las peticiones para corroborar los datos”. Asimismo, el director considera clave la transparencia: “¿Qué pasará cuando lleguen los Fondos Europeos de Recuperación y Resiliencia?”, plantea.

Derechos descuidados

A pesar de los resultados más positivos, también la situación epidemiológica ha hecho que los centros descuiden algunos derechos de los alumnos, como el del descanso y el bienestar en la infancia. En este sentido, uno de cada dos niños y niñas ha visto afectado su derecho al descanso en el centro: un 3% no pudo salir al patio en todo el curso, y casi la mitad solo lo pudieron hacer algunos días. Según la mayoría de familias consultadas, esto puede impactar negativamente en la salud mental y el bienestar emocional de los niños y niñas.

En lo referente a la valoración de los padres y madres sobre las medidas tomadas por los colegios, tres de cada cuatro consideran que se han respetado, y más de la mitad ha considerado clave reducir el número de alumnos y alumnas por aula para garantizar la calidad educativa. Asimismo, cerca del 70% creen que los niños y niñas han aprovechado este curso pandémico de manera similar o superior a otros años.

También se valora el esfuerzo realizado por las comunidades autónomas para la adaptación de los protocolos varía. De media, la inversión adicional autonómica equivale a cerca de un 3% respecto a los presupuestos en educación de 2019. Pero existen diferencias territoriales: desde el 0,25% adicional de Castilla y León, hasta el 5,5% de Castilla-La Mancha.

Brecha digital

La exclusión digital ya era un reto pendiente de los centros educativos antes de la pandemia. Según datos de UNICEF, esta brecha afectaba en 2020 a más de un millón de niños y niñas.

Sin embargo, la satisfacción de las familias sobre la calidad de la educación digital durante los meses de 2021 ha mejorado desde enero, aunque con diferencias según los tipos de centros. En concreto, estas desigualdades se pueden apreciar también en la percepción de la calidad de la educación digital de las familias: el 40% de las que iban a centros privados la calificaban como “excelente o buena”, frente al 8% de las de centros públicos. El informe apunta al respecto que una de las grandes tareas después de la pandemia será la de “asegurar la adquisición de competencias digitales en los colectivos más vulnerables”.

Respecto a los fondos, la educación digital ha percibido el 16%, destinados sobre todo a la mejora de infraestructuras de internet, la adquisición de dispositivos informáticos y la capacitación para el desarrollo de competencias digitales.

Desigualdad educativa

Para garantizar la equidad en la educación, otra de las grandes asignaturas pendientes, según los autores del informe, se destinaron cerca del 11% de los fondos totales, aunque una de cada tres familias considera que los esfuerzos “siguen sin ser suficientes”.

En este sentido, son precisamente las familias con rentas más bajas las que más creen que no se han tomado medidas para garantizar la igualdad en el acceso a la educación de todos los niños y niñas. Algunas de las medidas de equidad más perjudicadas durante el curso académico fueron las actividades extraescolares: el 80% de las familias aseguran que fueron suspendidas o reducidas.

La mayoría de la inversión fue destinada al refuerzo del comedor, fundamental en casos de hogares con rentas bajas afectadas por la pandemia, aunque también a otras medidas como el transporte, los programas de necesidades educativas y el refuerzo escolar.

El documento arroja luz sobre el comportamiento de los centros escolares y las instituciones educativas durante uno de los cursos más complicados. Aunque han concluido que los colegios fueron espacios seguros, aún queda camino por recorrer, sobre todo en materia de transparencia administrativa, digitalización e igualdad.

Como explica Carles López, presidente de la Plataforma de Infancia, el objetivo es “no pensar en cómo recuperar la situación antes de la pandemia, sino evolucionar hacia un sistema educativo mejor”.