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Las comunidades del PP se enfrentan a Educación para impedir que los alumnos logren el Bachillerato con un suspenso

La ministra de Educación y Formación Profesional, Pilar Alegría, al recibir la cartera de mano de su antecesora, Isabel Celaá.

Daniel Sánchez Caballero

28 de octubre de 2021 22:31 h

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El Ministerio de Educación ya ha puesto negro sobre blanco su principal apuesta para reducir la repetición y aumentar el número de titulados en Bachillerato. Siguiendo la línea que adelantó la exministra Celaá hace tres años, Educación ha diseñado una Secundaria postobligatoria flexible, en la que el alumnado podrá pasar de primero a segundo con dos asignaturas suspensas (que tendrá que recuperar), podrá obtener el título con una materia sin aprobar (bajo unas determinadas condiciones) y podrá, para determinados colectivos, cursar la etapa en tres años en lugar de los habituales dos, sin necesidad de repetir cursos enteros.

A partir de este jueves, cuando el Ministerio ha enviado el borrador del texto a las comunidades autónomas, empieza una carrera para aprobar definitivamente el real decreto, que tiene que pactar con los Gobiernos autonómicos, para que estos los desarrollen y se implanten ya el próximo curso en primero. Los expertos advierten: los plazos van justos. Los libros de texto no estarán salvo milagro.

El real decreto augura un choque entre el Ministerio y las comunidades que gobierna el PP, que se vienen oponiendo sistemáticamente a cada medida que plantea Educación, y específicamente a este tipo de disposiciones que implican lo que consideran una rebaja en la exigencia y el esfuerzo del alumnado. “El currículo va en la línea del resto de currículos, va en contra del esfuerzo y nos parece un mensaje negativo que se pueda titular con un suspenso”, ha valorado este mismo jueves el consejero de Educación de Madrid, Enrique Ossorio. “El Gobierno desprecia el conocimiento”, ha añadido en alusión al modelo de currículo elaborado por Educación.

No es el único. En Andalucía, el consejero Javier Imbroda ya se manifestó en contra de esta medida cuando se anunció hace unos meses: la calificó de “devaluación”. En una línea similar se expresan desde Castilla y León (“se devalúa la calidad, el conocimiento y el esfuerzo”), con el agravante, alegan fuentes de su Consejería de Educación, de que a mediodía de este jueves no habían recibido el borrador del currículum que ya había publicado la prensa. “Es intolerable que la administración que debe gestionar la implantación de los currículos no haya recibido nada” y se tenga que enterar por los medios, una protesta que también han lanzado desde comunidades como Andalucía, Murcia o Galicia.

El currículo abierto

El nuevo currículo responde a la idea de su equivalente de la Secundaria, publicado la semana pasada. No entra a listar los contenidos que deben impartirse en las asignaturas como hacía la LOMCE, que desgranaba cada conocimiento hasta el detalle, sino que lanza ideas genéricas que los centros y el profesorado tendrán que desarrollar.

Un ejemplo: el currículo de la LOMCE, en la parte relativa a la República o el golpe de Estado, detallaba así los conocimientos a impartir: “El bienio reformista: la Constitución de 1931; la política de reformas; el Estatuto de Cataluña; las fuerzas de oposición a la República. El bienio radical-cedista: la política restauradora y la radicalización popular; la revolución de Asturias. El Frente Popular: las primeras actuaciones del gobierno; la preparación del golpe militar. La Guerra Civil: la sublevación y el desarrollo de la guerra; la dimensión internacional del conflicto; la evolución de las dos zonas; las consecuencias de la guerra”.

El nuevo currículo de la LOMLOE no tiene listado de contenidos, y cuando toca esa época lo hace así: “Especial interés cobra, por su significación histórica y el intenso debate social que suscita, el proceso reformista y democratizador que emprendió la II República, así como las reacciones antidemocráticas que se generaron ante su avance y el golpe de estado que supuso su fin. Resulta necesario que el alumnado forme juicios propios argumentados en fuentes fiables y en trabajos históricos contrastados, que eviten la desinformación y favorezcan el diálogo. La Guerra Civil y el Franquismo dan cuenta del grado de violencia que pueden adquirir los conflictos y las consecuencias del uso dictatorial del poder. Experiencias traumáticas y dolorosas que deben conocerse con rigor para que nunca más vuelvan a suceder”.

Titular con un suspenso

Más allá de los contenidos, los principales cambios que sufre el currículo van en la línea de la organización del Bachillerato. Ya era conocida la ampliación de tres a cinco itinerarios (oficialmente son cuatro, pero el de Artes se desdobla en dos) y ahora Educación consagra la idea que ya explicó Celaá en el Congreso para reducir la repetición, uno de los grandes lastres de la educación española a tenor de las estadísticas: la tasa de idoneidad en 4º de la ESO (el porcentaje de alumnado que está en el curso que por edad le corresponde) está en un 69,5%, según datos de Educación. Casi tres de cada diez alumnos de 15 años han repetido algún curso.

La idea de Educación pasa por flexibilizar el Bachillerato para que parte del alumnado no se quede por el camino al primer revés, y lo hace por tres vías. Por un lado, se podrá pasar de primero a segundo con dos asignaturas suspensas, aunque habrá que recuperarlas. También permite cursar la etapa en tres años –en vez de los habituales dos– con una especie de modulización, al tipo de la universidad, para ciertos casos concretos: alumnado que esté cursando simultáneamente las enseñanzas profesionales de música; que acredite la consideración de deportista de alto nivel o alto rendimiento; que presente necesidades específicas de apoyo educativo; y “que aleguen otras circunstancias que, a juicio de la correspondiente administración educativa, justifiquen la aplicación de esta medida”.

La tercera vía, la más polémica de las presentadas, permite que cualquier estudiante pueda obtener el título con una asignatura suspensa bajo determinadas condiciones, según se lee en el texto: “Que el equipo docente considere que el alumno o la alumna ha alcanzado los objetivos y competencias vinculados a ese título”; “Que no se haya producido una inasistencia continuada y no justificada por parte del alumno o la alumna en la materia”; “Que el alumno o la alumna se haya presentado a las pruebas y realizado las actividades necesarias para su evaluación, incluidas las de la convocatoria extraordinaria”; “Que la media aritmética de las calificaciones obtenidas en todas las materias de la etapa sea igual o superior a cinco. En este caso, a efectos del cálculo de la calificación final de la etapa, se considerará la nota numérica obtenida en la materia no superada”. El aspirante a titular con un suspenso deberá cumplir todas ellas. Esta medida ya se da en la Universidad, recuerdan sus defensores, como CCOO, donde se puede obtener el título con una asignatura suspendida.

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