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Menos control y más prevención en las aulas: así ha bajado la violencia de género entre jóvenes en siete años

Dos estudiantes sostienen una pancarta durante la manifestación del 8M (Madrid, 2019)

Marta Borraz

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Cada vez menos chicas adolescentes manifiestan ser víctimas de violencia de género en sus parejas y menos chicos adolescentes declaran ejercerla. Es una de las principales conclusiones a las que llega el estudio La situación de la violencia contra las mujeres en la adolescencia en España, encargado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género y presentado este viernes. El informe, elaborado con una muestra de 13.267 jóvenes de 14 a 20 años de casi toda España, revela que la incidencia sigue siendo elevada, pero si se compara esta edición con las dos anteriores, de 2013 y 2010, se extra que muchos indicadores han disminuido.

Cuestiones como si su pareja le ha hecho sentir miedo, le ha ridiculizado o insultado, le ha controlado “hasta el último detalle” o le ha pegado han sido preguntadas a las adolescentes en los tres informes. Mientras que de 2010 a 2013 se produjo una escalada generalizada “que se atribuyó al uso de las tecnologías”, ha explicado la directora del estudio María José Díaz Aguado, ahora ha habido una “disminución significativa” en los porcentajes de chicas que reconocieron haber vivido varias de estas situaciones. Por ejemplo, el aislamiento de las amistades (de 21,4% a 15,1%) o el control, que seleccionaron un 16,5% de las adolescentes frente al 27,8% de hace siete años. Otros indicadores, como el uso de la violencia física, ha permanecido prácticamente invariable en el 3%.

Según apuntan las conclusiones del informe, las caídas se producen en las ocho situaciones que habían registrado incrementos en el 2013, y también en tres vinculadas al uso de las tecnologías, lo que para Díaz Aguado, directora de la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense de Madrid, implica “que podemos y debemos educarles para usarlas bien”. Tanto el control a través del móvil, como el uso de contraseñas para este fin o para suplantar la identidad de la joven son conductas que han descendido desde 2013: por ejemplo, la primera han pasado de sufrirla casi una de cada cuatro jóvenes al 15%.

De hecho, la violencia de control o psicológica es la que se ha reducido también significativamente si comparamos los datos con los de hace una década. “No es casual que haya cosas que han mejorado, es el resultado explícito” de los impulsos en la sociedad y en la educación, ha destacado Díaz Aguado, que no obstante ha alertado de la alta prevalencia y de los riesgos emergentes. La disminución en varias de estas situaciones coincide, además, con un incremento del alumnado que reconoce trabajar en los centros escolares el problema de la violencia de género en el seno de la pareja o expareja: casi la mitad, un 47,8%, lo afirmaron en 2020, frente al 39% de 2013. Algo que “reduce significativamente el riesgo de ejercerla o sufrirla”, indica el estudio.

Crecen las “conductas de riesgo online”

Lo que sí ha aumentado considerablemente es el número de jóvenes que declaran haberse sentido obligadas a actividades de tipo sexual en las que no querían participar. El porcentaje es superior en 2020, cuando hasta un 10,4% de chicas lo afirman, que en 2013 (5,9%). Estos datos, sin embargo, advierte el estudio, cuentan con más dificultades de interpretación debido a que hace siete años hubo un cambio en la palabra utilizada en las encuestas. Entonces se usaba “obligada”, mientras que ahora se utiliza “presionada” con el objetivo de “adaptar la evaluación de la violencia sexual al cambio producido en la sociedad”.

En general, y ya fuera del ámbito de la pareja o expareja, hasta un 14,1% de jóvenes reconocen haber sufrido esta presión, en casi todos los casos (97,4%) por parte de un hombre. Las respuestas sobre la edad a la que recibieron dichas presiones reflejan que algunas se produjeron desde muy corta edad: el 2,5% con menos de seis años; el 5,3% entre 6-9 años; el 11,6% entre 9-12; el 65,8% entre 13-15; el 41,5% entre 16-18; y el 6,3% entre 18 y 20 años.

También las que el informe llama “conductas de riesgo online” fuera de la pareja han escalado en los últimos años. Este bloque de preguntas, que se introdujo en 2013, apunta a un incremento muy significativo tanto en chicas como en chicos en la mayor parte de los ítems. La única que disminuye es la de usar webcam con un desconocido, apunta el estudio. En concreto, la mayoría se trata de conductas que implican revelación de información o detalles sobre la vida personal: la proporción de los que han dado su nombre y apellidos ha aumentado del 13,7% a más de la mitad (el 55%), y uno de cada cuatro facilitaron en 2020 la dirección de casa, frente al 9,3% de hace siete años.

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