Una conversación de veinte minutos puede cambiar la opinión de los votantes estadounidenses sobre el matrimonio homosexual, según reveló un estudio adelantado hoy por la revista científica Science.
El profesor de Ciencia Política de la Universidad de Columbia Donald Green y el doctorando de la Universidad de California (UCLA) Michael LaCour realizaron un experimento en Estados Unidos para analizar el impacto en los votantes conservadores al hablar con activistas homosexuales.
Los investigadores partieron de la premisa de que el contacto personal a lo largo del tiempo puede reducir la hostilidad y los prejuicios entre personas de distintos grupos y se plantearon si una discusión breve y activa daría resultados similares.
El resultado sorprendió a los propios investigadores, puesto que además de detectar un aumento en el apoyo al matrimonio homosexual, el efecto se mantuvo hasta nueve meses después de una única conversación, según comprobaron con una nueva consulta.
“Cuando aquellos a los que se les niega el matrimonio igualitario tienen nombres y rostros, los corazones y las mentes se abren”, indicó LaCour, autor principal del estudio.
LaCour y Green centraron su investigación en una muestra de 9.500 votantes de los distritos electorales que apoyaron la prohibición del matrimonio homosexual en California (EE.UU.), en concreto en un área particularmente conservadora.
El proyecto se inició en 2013, en el periodo en el que el Tribunal Supremo deliberaba sobre la “Proposición 8” en California, una enmienda que declara ilegales las uniones homosexuales y que se aprobó en un referéndum en 2008, poco después de que dicho estado legalizara esas mismas uniones.
Los investigadores dividieron a los votantes de manera aleatoria en varios grupos que recibieron una llamada o una visita en persona de activistas homosexuales o heterosexuales para discutir sobre el matrimonio del mismo sexo y otros temas.
Los activistas homosexuales preguntaron sobre lo bueno del matrimonio, qué beneficios han visto en familiares y amigos y, al final, revelaron su orientación sexual y explicaron su postura; mientras que los encuestadores heterosexuales mencionaron a una persona cercana gay que podría casarse si no existiera esta ley.
Tres días después, en una encuesta de seguimiento, los expertos detectaron que aquellos que no recibieron la visita de los activistas mantuvieron su postura en contra, pero entre los que sí, el apoyo aumentó ocho puntos porcentuales.
Tres semanas más tarde, el apoyo entre los que recibieron la visita de los activistas heterosexuales volvió a ser negativa, pero entre los que departieron con un activista homosexual el cambio de opinión se mantuvo y, en encuestas posteriores, descubrieron que el apoyo continuó.
“Te olvidas del mensaje, pero recuerdas al mensajero”, aseguró LaCour.
Además, los familiares de los votantes que hablaron con un activista heterosexual no cambiaron su opinión sobre el matrimonio gay, pero, entre quienes comparten techo con los que hablaron con un homosexual, el apoyo aumentó tres puntos porcentuales.
“Esto nos sugiere que las opiniones son reforzadas con conversaciones en el hogar”, indicó Green.
En junio de 2013, el Tribunal Supremo invalidó la “Proposición 8” y una corte de apelaciones del noveno circuito de California levantó el bloqueo existente sobre la celebración de esos enlaces.
El estudio, titulado “When contact changes minds: An experiment on transmission of support for gay equality” (“Cuando el contacto cambia opiniones: Un experimento sobre la transmisión de apoyo a la igualdad para los gais”), se publicó este jueves en la versión digital de Science.