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Defensa despide a un legionario transexual: “Desde que inicié la transición comenzaron los problemas”

Tras casi dos décadas como militar, Jonathan reconoce que ha vivido experiencias traumáticas en el Ejército. Este hombre se incorporó a las Fuerzas Armadas hace 17 años siendo físicamente una mujer y dentro del Ejército de Tierra continuó la transición de género. Entró a los 18 años, con muchas ganas de ser militar. “Para mí era como un sueño, no sé por qué”, se sincera.

A pesar de tener un contrato con validez hasta el 2026, ha sido dado de baja por “insuficiencia de condiciones psicofísicas, ajenas a acto de servicio”. El Boletín Oficial del Ministerio de Defensa (BOD) publicó el 28 de junio la baja del Ejército de Tierra. En ese anuncio se volvían a recoger las adversidades denunciadas por este joven: la falta de comprensión. En esta publicación institucional se refieren a él como “doña Jonathan”.

“Doña Jonathan”

El Ministerio ha tomado esta decisión, después de que la sanidad militar le haya diagnosticado un trastorno ansioso depresivo y problemas en las piernas: una meniscopatía en la rodilla izquierda y un síndrome compartimental en ambos miembros inferiores.

Sin embargo, el afectado relaciona su cese con su transición de género. “Mi baja está vinculada con que sea transexual. Prefieren quitarme de en medio y no tener que afrontar el problema. Todavía no tienen habilitados los acuartelamiento al siglo en el que estamos, no hay duchas individuales. Tengo prohibida la entrada a baños masculinos y femenino”, asegura. Una experiencia cotidiana como ir al baño o ducharse se llegó a convertir en una pesadilla por la falta de servicios que cuenten con espacios para garantizarle privacidad al desnudarse. Relata casos de acoso, faltas de respeto y burlas.

“Te acostumbras a todo. Me acostumbré a aguantar la orina hasta la última hora. Esperaba a que no hubiese nadie para entrar y salir corriendo”, explica. Aprovechaba las duchas que tenían sus superiores –cabos y cabos primero– para lavarse “a escondidas” porque tenían puerta. No sin cosechar reproches. “Siempre me amenazaban con sancionarme”, incide.

Destinado en el grupo de reconocimiento de la Legión

Su relación con las Fuerzas Armadas ha sido tormentosa. Tras iniciar su carrera en 2000, cesó destino en 2005 y se volvió a incorporar en el 2008 en un grupo de reconocimiento de la Legión. Cuenta que en su primera etapa, destinado en Melilla, participó en un destacamento centrado en controlar la isla de Perejil. 

El pasado 29 de mayo la ministra de Defensa en el cargo, todavía ocupado por María Dolores de Cospedal, ratificó el informe de la asesoría jurídica que declaraba la “insuficiencia de condiciones psicofísicas, ajenas a acto de servicio”. En ese documento sí que se refieren a él como “don Jonathan”. El 20 de junio esta documentación fue ratificada por el instructor del expediente.

Le han diagnosticado un trastorno ansioso depresivo y problemas en las piernas. A pesar de que en abril del 2017 la Inspección general de Sanidad del Ministerio de Defensa determinó que esas condiciones no le impedían seguir adelante con las funciones de su Cuerpo, dos meses después la Junta de Evaluación optó por proponerle como no apto y sugerir que le rescindiesen su contrato, que tiene validez hasta el 2026.

Sin estrategia oficial

Jonathan asegura que nunca se ha “sentido acogido ni comprendido” en el Ejército. “No hay ningún tipo de voluntad de entender a los transexuales, nada. Cero. El que diga que sí, miente. Llevo 18 años dentro del Ejército y jamás lo he visto”, responde.

Cuando eldiario.es publicó el relato de este joven el Ministerio de Defensa aseguró que no cuenta con ningún protocolo ni estrategia para contribuir a que las personas trans se sientan integradas en las Fuerzas Armadas. Desde su gabinete de prensa, remitieron a la Ley de Derechos y Deberes que recoge que en estos cuerpos no cabrá “discriminación alguna”. Preguntados por su baja y si ésta ha podido tener alguna relación con las quejas de transfobia que plantea el afectado, Defensa no ha contestado por ahora.

A pesar de tener contrato hasta 2026, el Real Decreto 944/2001 permite que Defensa pueda anular el compromiso, aunque esté en vigor, si los médicos militares consideran que el evaluado no reúne las condiciones psicofísicas necesarias para el servicio. Las asociaciones militares llevan años criticando que esta decisión no dependa de un organismo independiente, y dependa de la sanidad castrense.

Dado de baja sin pensión

“Le reconocen que no está capacitado para su profesión pero no le dan ninguna pensión. Vamos a hacer un estudio para llevarlo al contencioso-administrativo”, alega su abogado, Juan Jesús Blanco Martínez. Le han asignado un grado de discapacidad del 17%, según el Real Decreto 1186/2001 solo se recibirá una prestación económica a partir del 25%.

Jonathan también recrimina a Defensa que determinen que tiene un trastorno ansioso depresivo ajenas a acto de servicio. “Desde que inicié la transición comenzaron los problemas”, reseña. Por esto, relaciona sus problemas psicológicos con las “discriminaciones” que denuncia.

Según relata, desde que entró en el Ejército y reivindicó que le llamasen Jonathan comenzó a sufrir “acoso” y “vejaciones”. “Me sentía con la obligación de contarlo, todo el mundo me preguntó qué tamaño de polla me voy a poner. [A partir de entonces] empecé a tener unas vivencias que antes no había tenido”.

Incorporación como mujer

Aunque ya había comenzado el tratamiento hormonal antes de entrar en las Fuerzas Armadas, los primeros cambios físicos se comenzaron a notar cuando ya estaba destinado en Melilla. Al incorporarse, Jonathan realizó las pruebas de ingreso femeninas por miedo a que le impidiesen seguir adelante si se sinceraba y contaba que su sexo sentido no coincidía con el asignado al nacer.

Tras abandonar las Fuerzas Armadas en 2005 y su posterior reincorporación en 2008 –de acuerdo a su relato– volvió a pasar los test femeninos, a pesar de que la transición de género ya estaba muy avanzada. Esto podría explicar por qué figura como “doña” en el BOD. Según la documentación que ha facilitado a eldiario.es, el cambio de inscripción en el registro civil se realizó en abril del 2009, un año después de que fuese aceptado en un grupo de reconocimiento de la Legión.

El afectado explica que cuando consultó cómo se podría inscribir en las segundas pruebas que pasó, le aseguraron que “o esperaba a que la cosa cambiase [y Defensa regulase la incorporación de personas transexuales] o entraba como mujer otra vez”. “Entra y dentro lo solucionas, si no te vas a quedar fuera”, reseña que le dijeron en la delegación de Málaga.

Esta situación se convirtió en una herramienta que utilizaron algunos de sus superiores para meterse con él. “Me decían que tenía que salir del Ejército y hacer las pruebas como hombre”, reseña. Los dormitorios compartidos también generaban problemas. Sucedía lo mismo que en los baños, él no tenía la opción de elegir la convivencia con hombres.

Su primera salida del Ejército se produjo tras una sanción en 2005 por parte de la justicia militar. En ese momento tomó la decisión de marcharse pensando que la reincorporación iba a ser más sencilla con la transición ya más avanzada. En 2014 fue cesado de destino tras pedir una baja para una intervención quirúrgica programada en su reasignación de sexo.

Posteriormente le asignaron un destino forzoso en Extremadura, a pesar de que él reclamó un puesto administrativo, acorde a su situación física, cerca de su entorno en Málaga. “Psicológicamente no podía ir a Badajoz. Me angustiaba imaginarme la misma película de siempre. Que voy al cuartel y voy a sufrir las mismas vejaciones que en el resto de unidades”, asegura. Ahora mismo está a la espera de que la medicina militar ratifique o no la propuesta de cese que tienen encima de la mesa desde el pasado mes de junio.