Una radiografía certera, en profundidad y que da voz a posiciones de todos los colores. Sin moralejas ni soluciones mágicas. Sólo pretendiendo ahondar en las raíces del sistema educativo público español, sus principales fortalezas y problemas más allá de los grandes titulares. El documental De tod@s para tod@s, creado por la cooperativa audiovisual Booooo y financiado a través de crowdfunding –se puede ver gratis en su página web–, ofrece durante 65 minutos un debate en el que 15 expertos en educación, conservadores y progresistas, analizan las raíces y el fondo de un problema que, aseguran, “no es nuevo en nuestro país” aunque últimamente parece estar peor que nunca.
En él participan nombres como Carmen Ferrero, presidenta de la Junta de Portavoces de la Educación Infantil Pública, Juan Antonio Gómez Trinidad, catedrático en Filosofía, Manuel de la Rocha, exconsejero de Educación de la Comunidad de Madrid o Alejandro Tiana, rector de la UNED.
Jaime Bartolomé firma el guión de este documental junto a Carlos Cabrera, realizador, y José Luis Alcine, director de producción. Pero De tod@s para tod@s no acaba aquí. La educación pública es sólo la primera entrega. El 9 de diciembre llegará otro documental sobre sanidad, y no será el último.
¿Por qué habéis decidido abrir esta serie de documentales con la educación pública?
La educación y la sanidad se eligieron simultáneamente. El hecho de que haya salido antes el documental de educación tiene que ver con la convocatoria de la huelga general [del pasado 24 de octubre], que coincidió con la semana de lanzamiento y con temas logísticos. Está en el tintero extender la serie a otros temas como la justicia, las infraestructuras y los servicios sociales, pero decidimos empezar por aquí porque nos parece que la educación y la sanidad son dos servicios esenciales y ahora entendemos que está en juego el modelo de educación pública y de sanidad pública. Y ese es el verdadero problema. Que detrás de las reformas hay un cambio de modelo. Y no nos parece mal que se decida cambiar el modelo pero, si se hace, debe ser con un debate en profundidad y consenso. Lo que nos parece mal es cambiarlo sin decirlo. Que se cambie el sistema nacional de salud a un sistema solo de cotizantes pero que nadie lo diga.
En el documental abordáis la educación dando voz a expertos de todo tipo. ¿Cómo ha sido el proceso de producción? ¿Ha habido ausencias significativas?
Teníamos muy claro que huíamos de los perfiles de tertulianos y opinadores de todo. Queríamos a gente con un conocimiento profundo de la sociología de la educación, de economía de la sanidad, de gestión... Queríamos tener una versión oficial y ni en el documental de educación ni en el de sanidad hemos conseguido una completa. En el de sanidad sí participó una persona de la Consejería de Madrid, pero cuando intentamos repreguntar nos pidieron un cuestionario por escrito previo, nos expulsaron y no pudimos terminar la entrevista. Nos da mucha pena pero supongo que es parte de la política de comunicación del PP. Con quien sí hemos podido hablar es con gente de sectores más conservadores.
¿Cuál es la conclusión a la que habéis llegado tras analizar en profundidad la educación pública? ¿Es la privatización su principal amenazada?
La sensación con la que me quedo es que la mayor amenaza del sistema educativo, y lo es desde hace 30 años, es una clase política que no está a la altura de la gestión de algo tan fundamental para la sociedad. Es la sensación más terrible que nos queda. Cuando lees textos de Unamuno y ves que son extrapolables a ahora mismo, te dices que hay mucha gente que tiene que llevar haciéndolo mal mucho tiempo para que haya problemas que sigan ahí.
Y además de no tener una clase dirigente a la altura e incapaz de llegar a un consenso, creo, efectivamente, que el peligro es la mercantilización de la educación. Algo que además en España tiene raíces profundas y viene desde los ochenta. Parte del problema es que los dos partidos en el poder, PP y PSOE, llevan legislando de forma muy ambigua: dando conciertos a centros con prácticas educativas cuestionables en pleno siglo XXI y usando los presupuestos educativos de una forma cuando menos discutible, tanto en el dónde como en el cómo se asignan esos recursos. Tienes la sensación de que entre todos han sentado las bases para la situación actual, sin obviar que hay gente que se ha esforzado por abrir otras vías, como pudo ser el exministro Ángel Gabilondo, quien no firmó una ley educativa, no sabemos si por falta de tiempo o porque fue más razonable.
Las cuestiones como la religión, la lengua o la segregación copan los titulares. Vuestro objetivo es ir más allá, a las raíces del problema. ¿Con qué se han encontrado?
Hay un problema sobre el que todos los profesionales se han mostrado de acuerdo y es que tenemos un currículo diseñado por profesores universitarios para todo el mundo, no sólo para la gente que va a ir a la universidad. Para ellos está muy bien, pero influye en la tasa de fracaso escolar y de abandono temprano. Hay países en los que las asignaturas tienen un nivel más práctico, todos tienen su título de Educación Secundaria pero con puntuaciones según su nivel –tienes un 3 o un 4 en matemáticas e indica tus competencias–.
En España, de alguna forma, nos negamos a entrar en estos debates. Todos se escandalizan con las puntuaciones del informe PISA pero nadie incide en que tenemos un índice muy alto en memorización y muy bajo en capacidad analítica, y eso no significa que seamos mejores en lengua que en matemáticas, sino que tenemos gente con menos capacidad crítica y de análisis. Eso es mucho más precoupante que alguien se sepa o no los ríos de España de memoria. Es como si siguiéramos prisioneros de la lista de los reyes Godos. Tenemos un sistema anclado en lo memorístico y da la sensación de que nadie está dispuesto a debatirlo salvo los profesionales, y de ambos signos. Esto es algo donde hemos encontrado, llamativamente, un gran consenso.
El otro gran punto de acuerdo es que hay un problema con la formación del profesorado y respecto a la figura del profesor. En esta sociedad los profesores deben ser vocacionales y los mejores de cada especialidad y, por desgracia, la enseñanza no siempre es vocacional sino una salida laboral. También hay acuerdo sobre lo mal que funcionan los sistemas de formación continua del profesorado. Apruebas una oposición con 28 años y, desde ahí, no vuelves a recibir formación hasta que te jubilas si no quieres.
La tasa de fracaso escolar, que más o menos es la que había en la etapa de inicio de la democracia, y el abandono temprano son otros dos problemas gravísimos que hay que resolver y sobre los que todos los expertos con los que hemos hablado coinciden. Y también en la necesidad de dotar al sistema educativo de un presupuesto realista gestionado de forma inteligente. Las divergencias aparecen en el modelo de ese tipo de gestión.
¿La LOMCE va a ser la puntilla del sistema educativo público español?
Lo peor es que la sensación que tienes es que la LOMCE no va a llegar a nada porque va a estar en vigor dos o tres años, supondrá una pequeña quiebra de la cohesión social en algún momento determinado pero después vendrá la reLOMCE, a la que le pasará lo mismo y será un bucle en el que, además, nadie se parará a analizar si las leyes son eficaces y tienen resultados.
En principio la LOMCE supone un problema porque rompe con la autonomía de los centros, vuelve a un centralismo educativo y fomenta una segregación de alumnos a edades en las que hay acuerdo que es una auténtica barbaridad. Pero para mí la preocupación no es el efecto a largo plazo sino cuántas veces más vamos a cambiar un sistema educativo a cuenta de un acrónimo que empiece por lo y termine por e.
Al final, estamos fomentando que convivan alumnos de siete normativas diferentes en las universidades. Yo también soy profesor y por un lado me repatea la actitud de “cada año los chavales vienen peor” y, por otro, me da mucho miedo porque no sabes qué vas a encontrar. O depende de la nota. Ese es otro problema en el que conservadores y progresistas coinciden. España es un país que tiene más diferencias educativas entre La Rioja y Andalucía que con Finlandia.