Ciudad del Vaticano, 1 oct (EFE).- “El papa Francisco ha pedido transparencia y esto es lo que hemos hecho”, explican fuentes de la Secretaría de Economía al presentar las cuentas del 2019 del Vaticano, algo que no se hacía desde hace cuatro años.
Y se ha hecho con todo detalle, de manera que se ha conocido que la deuda se ha reducido a 11 millones de euros y que las nunciaturas (embajadas) costaron 43 millones de euros.
En un momento en el que las cuentas de la Curia, el gobierno de la Iglesia Católica, son noticia por su mala gestión, el nuevo prefecto de la secretaría de Economía nombrado por el papa, el jesuita español Antonio Guerrero Alves, rompe el silencio y saca a la luz los costes de la compleja maquinaria vaticana.
¿CUÁNTO CUESTA LA CURIA?
Como cualquier empresa, el Vaticano publicó hoy los gráficos de sus gastos y una entrevista con las explicaciones de Guerrero, quien asegura que “la Santa Sede no es una entidad grande” y que cualquier universidad de Estados Unidos tiene un presupuesto mucho mayor.
Especifica que estos datos se refieren a la Curia, el Gobierno de la Iglesia católica, y no a la Ciudad del Vaticano, que incluye los ingresos por ejemplo de los Museos Vaticanos, o el IOR, el banco de la Santa Sede.
En 2019, hubo ingresos por 307 millones de euros y se gastaron 318 millones de euros. El déficit es de 11 millones y el patrimonio neto de 1.402 millones de euros.
Los ingresos del Vaticano están divididos en el 54% -equivalente a 164 millones de euros- generado por los activos de propiedad de la Santa Sede, mientras que las actividades comerciales (visitas a las catacumbas, material del departamento de comunicación, Libreria Editrice Vaticana y servicios como los impuestos para algunos certificados, tasas académicas de instituciones universitarias, etc.) aportaron un 14%, es decir, 44 millones. El resto lo aportan otras entidades vaticanas.
Las donaciones de las diócesis y de los fieles ascendieron a 56 millones de euros, un 18 %.
En relación a los gastos, se dividen en tres bloques: la gestión de activos, que fue de 67 millones euros y suponen un 21 % de los gastos, e incluye 18 millones de euros de impuestos y 25 millones de euros de mantenimiento del edificios; los servicios y la administración, que absorben el 14% de los gastos, y los llamados gastos de misión, que son los necesarios para el mantenimiento de los dicasterios o ministerios dedicados a las actividades de la Iglesia y que suponen el 65%.
“En general, lo que más me llamó la atención cuando conocí mejor la Curia es que se hace mucho con poco”, aseguró Guerrero que explica que no existe en los presupuestos de varios países y regiones nada comparable a mantener 125 nunciaturas y misiones permanentes en el mundo con 43 millones de euros, con la relevancia, y la capacidad de mediación de la Santa Sede.
En la cuentas destacan los 45 millones anuales que se han gastado para mantener la Secretaría de Comunicación, donde trabajan cerca de 500 personas y que según Guerrero están justificados pues llevan el mensaje del papa en 40 idiomas también “a las fronteras del mundo”.
CENTRALIZACIÓN TRAS MALAS INVERSIONES
En el Ejercicio de 2019 se destaca que el déficit neto del Vaticano fue de 11 millones de euros, mucho menor que los 75 millones anteriores.
Guerrero destaca que este resultado se obtuvo gracias a las inversiones, mientras que el déficit operativo es de 68 millones respecto a los 88 millones en 2018.
Pero se refirió a las “malas” inversiones, como las de un edificio de Londres del que se ha hablado en los últimos meses.
La compra de ese edificio costará al Vaticano cerca de 400 millones de euros, frente a las pocas decenas que esperaba y por esa inversión están siendo investigados cinco empleados vaticanos y ha sido detenido un intermediario financiero.
Guerrero asegura que “es posible que en algunos casos, la Santa Sede haya estado, además de mal aconsejada, incluso estafada”.
“Creo que estamos aprendiendo de errores pasados o de la imprudencia. Ahora hay que acelerar, con el impulso decisivo e insistente del papa, en el proceso de conocimiento, transparencia interna y externa, control y colaboración entre los distintos departamentos”, asegura.
LA SECRETARIA DE ESTADO SE QUEDA SIN CARTERA
Después del escándalo del edificio de Londres, cuya inversión fue realizada con dinero de la secretaria de Estado, y de cómo administró el cardenal Angelo Becciu algunos de estos fondos con envíos a sus familiares -lo que le costó que el papa le retirase del cargo de prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos y los derechos del cardenalato- se ha decidido la centralización.
Así, los fondos de la Secretaria de Estado pasarán a ser controlados por el IOR, el banco vaticano, y el APSA, la agencia que gestiona los bienes inmuebles del Vaticano, “y participará en la proceso de centralización de inversiones, con una gestión más técnica y profesional”, explica el prefecto.
¿PARA QUE SIRVE EL ÓBOLO DE SAN PEDRO?
En estos días se ha hablado mucho de para qué sirve el Óbolo de San Pedro, el dinero recogido en las colectas de los fieles para ayudar a la “misión” del Papa.
En realidad, este fondo sirve en parte para cubrir los gastos de los dicasterios que se ocupan de la misión del papa, y no sólo van destinados a los pobres, explican.
En 2019 el Óbolo cubrió el 32% de los gastos de la misión de la Santa Sede.
Las ganancias del Óbolo en 2019 fueron 53 millones euros, de los cuales 10 millones fueron donados para fines específicos y por tanto no se pueden tocar para otros objetivos.
¿Y EL PRESUPUESTO DE TODO EL VATICANO?
Guerrero señala que sumando el presupuesto del Gobernatorato (la administración de la Ciudad del Vaticano), el Óbolo, el IOR, el Fondo de Pensiones y las fundaciones que ayudan a la misión de la Santa Sede, se obtiene un patrimonio neto de aproximadamente 4.000 millones de euros.
Cristina Cabrejas