Un 32,6 % del total de los empleados en España, es decir, uno de cada tres, podría trabajar desde casa, según un informe de CaixaBank Research, que sostiene que desde que se empezaron a implantar medidas de confinamiento el país se ha situado “muy cerca” de ese potencial máximo, en torno a un 30 %.
El informe del servicio de estudios de CaixaBank, titulado “La covid-19 da un empujón al teletrabajo”, sostiene que este 32,6 % es el porcentaje de empleados que “podría potencialmente” llevar a cabo su trabajo en remoto y apunta que en 2019 solo un 8,3 % de los ocupados en España tenían la posibilidad de trabajar desde su domicilio, ya fuera habitualmente o de forma ocasional.
Actualmente, España se sitúa claramente por debajo de la media en términos de teletrabajo, con ese 8,3 %, frente a la media de la UE del 16,1 %, y muy lejos de economías líderes en teletrabajo en la eurozona, como los Países Bajos (37,1 %) y Luxemburgo (33,1 %).
El estudio recurre a una metodología elaborada por dos investigadores de la Universidad de Chicago (Jonathan I. Dingel y Brent Neiman) sobre el potencial de teletrabajo de cada profesión, que estimaba que un 37 % de los empleados de EE. UU. podrían teletrabajar, y la aplica a los datos de la Encuesta de Población Activa (EPA).
El resultado es que, “en general, el potencial de trabajar desde el domicilio es algo superior para las mujeres -aunque no detalla exactamente en cuántos puntos más que los hombres- y que aumenta con la edad y el nivel educativo”.
Es decir, que las personas con grados universitarios y superiores tienen un 51 % de potencial de hacer teletrabajo, mientras que ese porcentaje se reduce hasta el 11 % en el caso de quienes solo tienen estudios inferiores al bachillerato.
El informe sostiene que el potencial promedio del teletrabajo en la eurozona, entendida como la antigua UE, con 28 países, es del 37,7 %, algo mayor que el de España, por la “elevada capacidad de países muy avanzados respecto al trabajo en remoto”, como Luxemburgo, con un potencial del 53,4 %; Suecia, con un 44,2 %, o Reino Unido, con un 43,5 %.
Las diferencias entre los países se explican por la disparidad en las composición sectorial de sus economías, de forma que “las economías con mayor peso de servicios de valor añadido, como la información, las comunicaciones o los servicios financieros, presentan un mayor potencial de teletrabajo que los países donde prevalecen sectores como la construcción o el comercio minorista”, recuerda el informe.
En esta línea, el estudio relaciona el potencial para el teletrabajo con el posible impacto económico de la pandemia, y cruzando previsiones económicas hechas en octubre de 2019 con otras de abril de 2020 concluye que “los países con una alta capacidad para el teletrabajo parecen ser los que se verán menos afectados por el shock del coronavirus”.
Y es que, aunque las consecuencias económicas del “shock” “dependerán de muchas variables”, reconoce el informe, “el potencial de los trabajadores para llevar a cabo sus tareas desde casa es un mecanismo importante para mitigar los efectos del confinamiento”.
Por otra parte, CaixaBank Research menciona dos estudios recientes, uno de la Comunidad Valenciana y otro de Eurofound, que calculaban en un 30 % los empleados que han estado trabajando en remoto y desde sus domicilios desde que empezaron a implementarse las medidas de confinamiento, y apunta que ese porcentaje es una cifra “muy cercana” al potencial estimado de teletrabajo para España.
El estudio también relaciona el potencial de hacer teletrabajo en cada sector con el impacto económico derivado de la pandemia, y concluye que “los sectores que más sufrieron el impacto económico de la covid-19 en las últimas semanas de marzo se caracterizan por un menor potencial de teletrabajo”, como las actividades artísticas o recreativas, así como el comercio minorista, la hostelería y el transporte.
En cambio, actividades como las telecomunicaciones o las actividades financieras “tienen un mayor potencial de teletrabajo y han conseguido mantener un mayor grado de actividad”, añade.
“El teletrabajo se ha revelado como una pieza fundamental de la actividad económica, dada la situación que vivimos. Aquellas empresas que consigan implantarlo satisfactoriamente podrán sostener su capacidad productiva de manera más sólida”, concluye.
Y añade que en otros casos existe el potencial de teletrabajar, pero “hace falta invertir en el capital digital necesario”, así como en el capital humano.
El informe sostiene, en esta línea, que “después de la crisis del coronavirus es muy probable que las empresas redoblen su apuesta por la transformación digital, lo que podría facilitar que el teletrabajo continúe creciendo”.