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El nuevo auge de los protestantes reta al Estado aconfesional: “Hay que avanzar en libertad religiosa”

El avance del evangelismo –o protestantismo– en España ha puesto frente al espejo una nueva realidad que desafía la aconfensionalidad del Estado y los privilegios de la confesión católica. Se estima que cerca de un millón y medio de personas profesa esta rama del cristianismo y, aunque es difícil estimar el número exacto de fieles, la Federación de Entidades Religiosas Evangélicas de España (Ferede) asegura que la apertura de nuevas congregaciones se ha disparado en los últimos años.

Esta nueva situación cuestiona el statu quo en el que la Iglesia Católica ha heredado una posición oficial preeminente entre las confesiones que se practican en España. “Hay que avanzar en la libertad religiosa. El catolicismo sigue teniendo mucho peso”, cuenta el pastor Emanuel Buch.

Aunque las sinagogas, las mezquitas o los templos protestantes están exentos del Impuesto de Bienes Inmuebles (IBI), los beneficios católicos son evidentes para el secretario general de Ferede, Mariano Blázquez: “No tenemos capillas en hospitales, ni presencia en las Fuerzas Armadas”. Una de las discriminaciones más evidentes, según la Federación, es la del porcentaje que se destina a la Iglesia en la declaración de la renta. “Se debería dedicar el 0,7% a la religión que uno quisiese. Y si no, no dedicar ningún porcentaje”, concluye Blázquez.

La casilla de la Iglesia en el impuesto de la renta reporta unos 250 millones de euros anuales a la jerarquía católica. El proyecto para que otras confesiones reciban un trato similar sigue dando vueltas en el Ministerio de Justicia desde que el Gobierno del PP optara por esta vía para para promover “la aconfesionalidad” y “equiparar” creencias. Las religiones escogidas habían sido musulmanes, judíos, evangélicos, budistas, mormones, ortodoxos y Testigos de Jehová.

Esta situación “es herencia de la dictadura. Para que la Iglesia no entorpeciese la Transición, se transigió en algunos aspectos”, reflexiona Buch. Mientras, en España existen 4.142 iglesias protestantes o evangélicas, 3.000 de ellas han abierto en los últimos 20 años. Estas cifras convierten al protestantismo en la principal minoría religiosa de España por número de lugares de culto y en la segunda por número de fieles, solo superada por la religión musulmana, que es practicada por casi dos millones de personas.

“Este crecimiento se explica en parte por la inmigración”, asegura Mariano Blázquez. La mayoría de los protestantes residentes en España proviene de otros países de la Unión Europea. Según datos de la federación, 800.000 de ellos son ciudadanos comunitarios. “También los latinoamericanos han contribuido a la revitalización del protestantismo en España”, asegura Blázquez. “Si bien es cierto, muchos de ellos prefieren establecer sus propias congregaciones en lugar de integrarse en las que ya hay constituidas”, se lamenta.

Integración y preservativos

Arlis llegó a España hace 17 años desde Perú y fue educado en la fe evangélica desde

pequeño. “Me siento bien integrado en esta congregación y nunca he sentido ninguna discriminación”, asegura a las puertas de una Iglesia protestante de Madrid cuyos miembros son mayoritariamente españoles. Génesis y María tienen 21 años y aunque nacieron en Bolivia llevan prácticamente toda su vida en España. Génesis pertenece a una congregación de Burgos y allí siempre se ha sentido incluida. Ambas empezaron a practicar la religión porque era la de sus padres, aunque Génesis estuvo dudando: “Aunque parte de nuestra familia es católica yo me decanté por el evangelismo. Creo que en algunos aspectos es una religión menos restrictiva”. Para Mariano Blázquez, el protestantismo es una rama menos dogmática que el catolicismo. “No tenemos tantas normas ni tantos dogmas”, sentencia.

En la Iglesia Evangélica Cristo Vive de Madrid, una de las más grandes de todo el país, celebran una misa especial por Navidad. Hay cámaras y técnicos de sonido porque va a retrasmitirse, como cada año, por La 2 de Televisión Española. Rubén, Verónica e Ismael forman parte del grupo musical que ameniza el culto en esta ocasión especial. Los tres son jóvenes, españoles y se criaron en familias protestantes. “En España la gente se sigue sorprendiendo cuando cuentas que eres evangélico”, dice Rubén. “Algunos incluso se piensan que somos testigos de Jehová”, comentan entre risas.

Una de las diferencias dogmáticas entre católicos y protestante es el uso de anticonceptivos: aunque no se fomenta su uso, tampoco se prohíbe. “Cuando estemos preparados para tener hijos será porque Dios lo quiere así”, explica Verónica. “Yo uso preservativos con mi pareja”, dice Rubén. “Aunque sí creo que el sexo va más allá del placer: es un nexo que te une a tu pareja”, asegura. Tampoco tienen posiciones tan marcadas sobre el aborto como los de la Iglesia Católica. “Por ejemplo, yo creo que en casos como el riesgo para la madre o

malformación sí debe estar permitido“, dice Ismael.

El pastor Buch recuerda cómo durante la dictadura “siempre había una pareja de la Guardia Civil en la puerta de las iglesias protestantes”. Y, de ahí, dice, el desconocimiento. También se cerraron centros de culto de otros credos, se expropiaron colegios no católicos y, aunque en privado se podían profesar otras creencias, los españoles no podían decir abiertamente que no eran católicos. “No nos dejaban cantar, así que teníamos que recitar”, rememora.

“La gente se sorprende todavía. Pero no es extraño: somos protestantes y somos españoles”. remata Buch que añade que una parte de los nuevos fieles, sobre todo en el caso de los españoles, son personas agnósticas o no creyentes al uso que tienen espiritualidad, pero a las que el catolicismo ha apartado. “No sabría los datos, pero es mi impresión”.