Los pacientes de coronavirus con casos de mayor gravedad deben ingresar en la unidad de terapia intensiva por problemas respiratorios. En países como Argentina, el último freno a la enfermedad de estos pacientes son los fisioterapeutas.
“Lo primero que (se) piensa con la kinesiología- equivalente a fisioterapia en Europa- es la rehabilitación ortopédica o neurológica, es raro que la gente en general pueda asociar a un kinesiólogo con los cuidados críticos”, reconoce en una entrevista con Efe el fisioterapeuta intensivista Nicolás G. Roux.
Roux, que es jefe de Sección de Rehabilitación y Cuidados Respiratorios en el Hospital Italiano de Buenos Aires, explica que los fisioterapeutas especializados en cuidados críticos tienen en Argentina la responsabilidad de decidir qué terapia debe seguir el paciente, si será necesario o no ponerle un dispositivo de respiración artificial, y si se pone, cuándo y cómo retirárselo.
LA IMPORTANCIA DE NO REPETIR ERRORES
El coronavirus llegó a Argentina más tarde que a otros lugares, lo que le dio al país un recurso valioso: tiempo para prepararse.
“Nosotros estamos permanentemente en contacto con infectólogos y kinesiólogos de España, Italia y Estados Unidos (…) hay que tener las antenas al máximo viendo lo que está pasando en el Hemisferio Norte”, subraya la presidenta de la Sociedad Argentina de Kinesiólogos Cardio Respiratorios (SAKICARE), Magdalena Veronesi.
No repetir “errores” y la seguridad de sus colegas son las principales preocupaciones de la dirigente de la asociación, que hace mención al alto ratio de contagios que se ha dado en el personal sanitario de algunos países de Europa.
“Aquí piensen en ustedes primero y luego atiendan”, le dicen desde el Viejo Continente.
TODA PRECAUCIÓN ES POCA
Pese a que, como dice Veronesi, el personal sanitario no está perdiendo el tiempo, el número de posibles inconvenientes a los que se enfrentan no para de aumentar.
En las circunstancias habituales, cada uno de estos fisioterapeutas especializados en cuidados críticos se ocuparía de siete camas; en el caso de los enfermos del COVID-19 solo se encargarán de un paciente para reducir el riesgo de que el personal se contagie.
Sin embargo, esta medida solo es sostenible si el número de pacientes ingresados no se dispara.
Otro de los puntos claves es el uso de equipos de protección y mascarillas. Las asociaciones se han puesto en contacto con las empresas de suministros médicos para buscar maneras de esterilizar las mascarillas una vez utilizadas y así no tener que desecharlas como medida para evitar problemas de suministro.
EL DESAFÍO DEL PICO
“Nosotros aún no hemos tenido ese pico”, afirma Veronesi en referencia a Europa, pero reconoce que a veces, “lamentablemente”, es imposible cumplir el protocolo y el mismo fisioterapeuta debe atender a varios pacientes que tienen el COVID-19.
La especialista en cuidados críticos se muestra preocupada de que, en caso de que haya un pico como el de algunos países europeos, Argentina tendrá que lidiar con problemas nuevos derivados de la situación de pobreza del país.
“Tenemos una población emergente que no tiene siquiera agua potable y, si llega ese pico, acá, ¿cómo vamos a hacer con esas personas (…) que no tienen medios necesarios para poder llegar a una asistencia”, lamenta.
En Argentina, más de una de cada tres personas estaba bajo el índice de pobreza a finales de año, según los últimos datos oficiales, y este colectivo es especialmente vulnerable ante la pandemia.
Veronesi afirma que ya están preparándose para llegar también a esas personas en caso de que el número de infectados se dispare.
UNA FORMACIÓN ACELERADA
Roux calcula que hay unos 1.000 especialistas en cuidados críticos en Argentina, una titulación para la que se necesitan unos nueve años de estudio.
Por ello, en su hospital están formando a otros kinesiólogos no especializados en respiración para aumentar la capacidad del hospital de acoger a pacientes de coronavirus.
De momento, estas acciones aumentaron un 40 % el número de pacientes que se podrá acoger, ya que los fisioterapeutas menos especializados se pondrán a cargo de los casos más leves, para que los especialistas solo tengan que centrarse en los de gravedad.
Veronesi explica que hay formaciones virtuales e “in situ” en marcha en todo el país para capacitar al máximo numero de kinesiólogos posible.
EL DÍA DESPUÉS
La batalla contra el coronavirus para los fisioterapeutas y enfermos recuperados tardará en terminar mucho después que para el resto de la población, puede que incluso años después: “De la terapia salen vivos, pero luego aparecen las secuelas y puede durar mucho tiempo” afirma Roux.
El deterioro físico del paciente mientras está en terapia intensiva es algo inevitable que hay que tratar a posteriori durante meses e incluso años, según la persona, a lo que se unen desafíos, como que aún no se conoce bien qué tipo de secuelas deja el coronavirus.
Además, la fisioterapeuta respiratoria destaca que, mientras dure la pandemia, los especialistas deben permanecer en los hospitales para atender los casos activos, por lo que la única forma de supervisar cómo evolucionan los pacientes dados de alta será a través de videollamadas.
Se tendrán que producir en los momentos de respiro que estos profesionales tengan, una vez puedan quitarse guantes, máscaras y barbijos, en medio del constante goteo de casos y las preocupaciones por su propia seguridad hasta que el virus dé tregua.
José Manuel Rodríguez