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Fuga de cerebros en la España vaciada: cómo Madrid absorbe el talento joven del resto de comunidades

FugaJóvenes

Ainhoa Díez

7 de enero de 2024 22:04 h

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“No tenía la posibilidad de quedarme en mi casa, la única opción era irme”, asegura Rocío. Nació en un pueblo de Alicante hace 26 años y, aunque vive fuera del hogar familiar desde los 18, no fue hasta el año pasado cuando se mudó a Madrid para buscar un trabajo relacionado con lo que había estudiado en la universidad.

Rocío pertenece al millón de personas (1.074.000) de entre 25 y 39 años que han cambiado su provincia natal por otra. Como ella, más de la mitad tienen estudios superiores. Y es que la fuga de cerebros ya no se da solo hacia el extranjero: mientras una parte de España se queda sin capital joven, otras regiones lo acumulan.  

¿Quiénes pierden? La meseta central hace honor al apelativo de España vaciada y se sitúa entre las más perjudicadas por la pérdida de población joven. Así, en provincias como Zamora, Ávila, Salamanca o Teruel, 1 de cada 3 jóvenes se marcha a otras regiones, según los datos analizados por elDiario.es del Censo de Población y Vivienda de 2021 en el que se específica la provincia de nacimiento y el nivel de estudios de todos los residentes en España.

Las zonas en azul del siguiente mapa son las que tienen un mayor porcentaje de personas entre 25 y 39 años que se marchan a otros territorios. Como ves, se concentran en el interior mientras que la pérdida se reduce en la costa o en las islas. 



¿Y a dónde se van los que se marchan? Principalmente, a Madrid. En el mapa que hay a continuación se representan los flujos de jóvenes en cada provincia: las flechas azules indican a dónde se van y las amarillas desde dónde llegan. Puedes ver que la capital recibe jóvenes de todas las regiones de España. No solo eso, si pinchas en las distintas provincias verás también que se sitúa como el primer destino de la mayoría de ellas, especialmente en la España interior. 

Aunque no es el único. El mapa permite ver también algunos flujos más localizados que se dan, por ejemplo, dentro de las comunidades autónomas. En Aragón, el principal destino no es Madrid sino Zaragoza. El 30% de quienes abandonan Teruel y Huesca viven ahora en la capital aragonesa. Similar a lo que ocurre en Canarias, donde el flujo más significativo desde Las Palmas es Santa Cruz de Tenerife y viceversa.

En el sur, Málaga se sitúa como el núcleo receptor de talento junto con Sevilla y en el norte sería Álava, que consigue compensar los jóvenes que se marchan con los que llegan principalmente de Bizkaia.


A dónde migran internamente los jóvenes de cada provincia en España

Cada flecha representa el número de jóvenes (25-39 años) que han migrado a otra provincia según si se van o si llegan a la provincia

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Fuente: Censo de Población y Vivienda 2021

Pero de Madrid también se va gente, un 17% de los nacidos en la capital entre 1981 y 1996 viven ahora en otra provincia. Sin embargo, se mantiene como la gran receptora de esta franja de población. Los casi 200.000 jóvenes que llegan de todos los puntos de España compensan los 130.000 que se van y acaba con un “superávit” de 60.000 censados. Casi el doble que la siguiente provincia que más jóvenes recibe, Balears. 

Rocío, que vive ahora en la capital y nació en un pueblo de Alicante, siempre contempló ciudades grandes para vivir. Más por necesidad que por gusto: “Al final mi vida va a girar en torno a las oportunidades laborales y ahora que estoy en Madrid conozco a bastante gente en la misma situación. Todos han venido por temas laborales, ninguno porque diga que quiere vivir aquí”, cuenta. 

Para Luis, de 27 años y nacido en Medina del Campo (Valladolid), quedarse tampoco era una opción. En un pueblo de unos 20.000 habitantes predominan pequeños comercios y para trabajar en su sector, el de la ingeniería informática, necesitaba irse a una ciudad medianamente grande. Primero se fue a Valladolid a estudiar la carrera. Encontró su primer trabajo en Palencia y el segundo en Madrid, aunque teletrabajando. Ahora vive en Valencia. 

“En toda la zona de Castilla era muy difícil encontrar trabajo. Había pocas ofertas y las que había eran peores. En cambio, en las grandes ciudades me resultó mucho más fácil”, explica.



Entre todas las burbujas amarillas del interior, hay junto a Madrid dos puntos que también ganan población joven. Son Toledo y Guadalajara, provincias que crecen para acoger a las personas que trabajan en Madrid, pero no pueden hacer frente a los elevados precios de la vivienda que hay en la capital, según concluye un informe del Centro de Estudios Demográficos.

Y es que con el crecimiento de las grandes ciudades, viene también un encarecimiento del coste de vida. Un estudio del Banco de España sitúa a Madrid como la ciudad más cara para vivir en España, seguida de Barcelona y otras grandes áreas urbanas y turísticias.  

Un informe del think thank EsadeEcPol advierte de que es el precio que se paga por la concentración de trabajadores cualificados, porque quienes llegan de otras provincias a las grandes urbes no es solo la población más joven, es también la más formada. 

El siguiente gráfico muestra el porcentaje de jóvenes que pierde cada provincia por nivel de estudios. Los que tienen educación superior son los que más se van, por encima de la media del total de personas de entre 25 y 39 que abandonan cada región. La excepción la encontramos en las grandes urbes. 



Madrid, Barcelona o Euskadi atraen a la población con estudios superiores mientras expulsan a una parte de quienes tienen estudios básicos. Los datos de la EPA y la Encuesta de Estructura Salarial señalan que estos últimos acceden normalmente a trabajos peor remunerados que les dificultan hacer frente al mayor coste de la vida en las grandes áreas metropolitanas.

Rocío asegura que también a quienes tienen estudios superiores se les hace cuesta arriba. Cuenta que varios amigos suyos han tenido que volver a casa porque no podían hacer frente al coste de la vida en Madrid. Incluso ella misma reconoce que volvería si pudiese. “Al final, aquí, en ciudades grandes, tú estás sobreviviendo. No tienes la oportunidad de ahorrar ni de nada. En cambio si tuvieses esas oportunidades laborales en tu casa sería diferente”, asegura.

Si miramos el saldo de cada comunidad por nivel de estudios, Madrid recibe más de 80.000 jóvenes con estudios superiores y pierde 21.000 con estudios de primaria o menos. Es la misma tendencia que se da en Catalunya. Mientras, en el extremo opuesto, Castilla-La Mancha es la comunidad que más personas sin estudios recibe.



¿Y las que más talento joven pierden? Andalucía, Castilla y León y Extremadura. Entre 14.000 y 37.000 jóvenes con estudios superiores viven ahora en otra comunidad. Entre las personas que abandonaron Andalucía está Mario (25 años), que estudió Publicidad y acabó desplazándose a Madrid. 

“Me fui para estudiar un máster porque la oferta en Málaga era… ninguna. O demasiado poca. Si me hubiese quedado, no tendría las mismas oportunidades laborales porque el sector en el que estoy trabajando tampoco existe allí”, relata. 

Los datos indican que cuanto mayor es el nivel de estudios, más cobran los trabajadores. Así, la fuga de jóvenes coincide con un desequilibrio en la presencia de trabajos cualificados en las distintas zonas de España. Casi 2 de cada 3 salarios de más de 4.000 euros están en Madrid, Catalunya o Euskadi. Es decir, el 10% que más cobra de España se concentra en estas regiones mientras casi el 70% de las personas con salarios más bajos viven en el resto de comunidades. 



Si bien los motivos económicos como el empleo o el salario tienen un peso significativo en la decisión de moverse entre comunidades, investigadores del Centro de Estudios Demográficos avisan de que no es el único factor. La oferta cultural, el entretenimiento o la diversidad también influyen en la decisión de moverse. 

“Me fui de Valladolid porque me aburrí de la ciudad y dije: me voy a Valencia y empiezo una nueva vida de cero”. Así recuerda Luis su decisión de cambiar de provincia. “Se vive mucho mejor aquí y me llueven ofertas de trabajo. Si quiero crecer laboralmente, me tengo que quedar aquí o en otra ciudad grande. De momento Valencia, porque es la que me gusta”, defiende.

Mientras a Luis no se le pasa por la cabeza la idea de volver a Medina del Campo, de donde se han ido también todos sus amigos, a otros, como Mario, les gustaría regresar. “¿Que si me planteo volver? Pues claro que sí. Si tuviese un trabajo en mi sector y bien remunerado allí, obviamente volvería”, sentencia.

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