Gisèle Pelicot declara en el juicio por violación: “Soy una mujer destruida y no sé cómo me voy a levantar”
“Le agradezco que me de la palabra, porque desde hace ocho semanas me he sentido herida”. Con estas palabras Gisèle Pelicot iniciaba su segunda comparecencia ante el Tribunal Penal desde que comenzase el juicio por violación contra su ex marido y contra los hombres que éste invitó al domicilio familiar. Cincuenta acusados, de entre 36 y 74 años, que se sientan en el banquillo junto a Dominique Pelicot en el mayor proceso por violación mediante sumisión química en la historia de Francia.
Gisèle Pelicot fue llamada de nuevo al estrado el miércoles para que pudiera expresarse sobre lo que se ha declarado hasta ahora en el juicio, que comenzó el pasado 2 de septiembre y que acaba de sobrepasar su ecuador. El presidente del tribunal, Roger Arata, solicitó la semana pasada una nueva declaración de la víctima, unos días después de que lo hiciera también el principal acusado. “Soy una mujer destruida y no sé cómo me voy a levantar”, ha dicho ella.
Antes de la declaración, Gisèle Pelicot había llegado a primera hora al Tribunal de Aviñón, recibida como cada día desde que comenzó el juicio por los aplausos de las personas que acuden a expresar su apoyo. En su anterior declaración, el mes pasado, ya había denunciado el tratamiento que había sufrido desde el principio del juicio, en particular las insinuaciones de los abogados de la defensa de los hombres que se sientan en el banquillo junto a su marido. “Me siento humillada, en esta sala me han llamado alcohólica, me han llamado cómplice”, había protestado entonces.
Desde entonces esa línea argumental de algunos miembros de la defensa no ha cambiado. El pasado viernes, volvieron a insinuar una posible complicidad de la víctima. En concreto una abogada le preguntó si le parecía “creíble” afirmar que nunca había notado nada, a pesar de que varios hombres no habían utilizado preservativo, y que por tanto, al levantarse por la mañana, por “efecto de verticalidad”, debería haber sentido su esperma cayendo.
En la misma audiencia, Isabelle Crepin-Dehaene, letrada de dos de los coacusados, hizo proyectar un vídeo en el que se veía a Dominique Pelicot violando a su mujer que, aunque profundamente drogada, no estaba completamente inconsciente y era capaz de articular protestas. El propósito de este interrogatorio era contradecir las afirmaciones de Dominique Pelicot, que unos minutos antes había afirmado que su mujer nunca se había despertado mientras estaba bajo los efectos de Temesta, el ansiolítico que le proporcionaba.
“Para que la sociedad cambie”
En este contexto, Gisèle Pelicot aprovechó su declaración del viernes para subrayar la “dureza” que implica presenciar la difusión pública de los vídeos grabados por su exmarido, pero confirmó su voluntad de que las sesiones no sean a puerta cerrada “para que la sociedad cambie […] para que todas las víctimas de violación puedan decirse a sí mismas: si la señora Pelicot lo hizo, nosotras podemos hacerlo. No quiero que vuelvan a sentir vergüenza. La vergüenza no es para nosotras, es para ellos”.
Relató haber sido “una esposa feliz y realizada durante cincuenta años” y explicó cómo había “intentado prepararse para este juicio”. “Pero todavía no he entendido el porqué. Intento comprender cómo este marido, que era el hombre perfecto, pudo llegar a esto. Cómo mi vida ha podido dar un vuelco así”. Y dirigiéndose a su hoy exmarido: “Siempre intenté apoyarte y has acabado cayendo en lo más bajo del alma humana. Y desgraciadamente has sido tú quien lo ha elegido”.
“Soy una mujer destruida”, afirmó el miércoles ante el tribunal. “No sé cómo voy a reconstruirme, cómo voy a recuperarme de todo esto. Afortunadamente, cuento con el apoyo de un psiquiatra, pero tardaré muchos años. A mis casi 72 años, no sé si mi vida alcanzará para recuperarme por completo”.
Foco sobre el principal acusado
Unos días antes el presidente del tribunal había vuelto a llamar al estrado al principal acusado, para interrogarle sobre lo afirmado hasta ahora en el juicio. Desde el principio del proceso Pelicot ha reconocido los hechos y durante el juicio no ha dejado acusar a los hombres que se sientan en el banquillo con él.
En ese segundo interrogatorio Dominique Pelicot describió con detalle el modus operandi que desarrolló a lo largo de los años, su control de las dosis de ansiolíticos y del tiempo necesario para incapacitar a su mujer y el periodo de duración de los efectos. Cómo drogaba a su mujer mezclando los comprimidos previamente machacados, con el café, el puré o con helados que le llevaba a la cama. Y cómo después de cada violación necesitaba tiempo para recoger, limpiar y deshacerse de las pruebas.
En una configuración poco habitual, el principal acusado y su abogada se han convertido en un apoyo de los fiscales y de la acusación particular durante los interrogatorios. “Prefiero la verdad a la mentira. Sé que me van a caer 20 años, que lo he perdido todo, ¿qué más puedo hacer ahora?”, afirmó el viernes ante las preguntas del presidente del tribunal.
_“¿Considera usted que fue coherente, exhaustivo y preciso en las instrucciones que dio a todos los coacusados, y que especificó sistemáticamente que la señora Pelicot sería sedada con una droga que usted le había administrado?”, le preguntó Roger Arata.
_“Sí, todas las personas con las que tuve contacto, desde el principio, sabían todo lo que ya he dicho: yo la había drogado y había una serie de obligaciones que no dejaban lugar a dudas”.
Establecer el grado de conocimiento de causa de los acusados es uno de los puntos fundamentales de esta fase del juicio. En este sentido, la semana pasada también se escuchó por segunda vez a uno de los expertos, el psiquiatra François Amic,que describió a la mayoría de acusados como “sujetos manipulables” por Dominique Pelicot.
Un testimonio que los abogados de Gisèle Pelicot, así como la letrada que representa a Dominique Pelicot trataron de contrarrestar. Cuando preguntaron a François Amic si había visto los vídeos respondió con un simple no. Los representantes legales de la víctima tratan de demostrar que no existió influencia o subordinación que pueda servir de atenuante o pueda conducir al tribunal a reducir una posible pena a los acusados.
En cualquier caso, los debates sobre la capacidad de influencia vuelven a situar a Dominique Pelicot en el centro del juicio. Y serán fundamentales cuando los cinco jueces del Tribunal Penal tengan que pronunciar la sentencia sobre los 50 coacusados así como las penas para cada uno de ellos. El veredicto del juicio se espera hacia el 20 de diciembre.
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