¿Guardar las dosis, ponerlas a contactos estrechos o a todos? Las incógnitas de la vacunación contra la viruela del mono
España ha anunciado que comprará vacunas para hacer frente al inusual brote de viruela del mono, un virus endémico de África, que se ha propagado en una quincena de países. Sin embargo, la decisión no desembocará en una campaña masiva para inmunizar a toda la población que no se vacunó en el pasado contra la viruela. Es decir, los menores de 40 años en España. Comprar vacunas no significa ni siquiera que vayan a ponerse de inmediato. Cuando lleguen, una fecha que todavía no se ha concretado, el brote actual podría haber remitido y ya no ser necesarias, explican varios expertos consultados por elDiario.es. España ya ha confirmado 81 casos. El número ha subido en 25 en las últimas 24 horas.
La Organización Mundial de la Salud y el Centro Europeo para la Prevención y Control de Enfermedades (ECDC, por sus siglas en inglés) descartan una inmunización a gran escala, a imagen y semejanza de la seguida con el coronavirus. “Es importante tener en mente que la vacunación estará limitada a casos específicos dado que la transmisibilidad y el riesgo no es comparable con la COVID-19”, aseguran fuentes de la Comisión Europea, encargada de la compra centralizada de las inyecciones.
Primero, porque el virus es menos efectivo contagiando. También porque los casos, por el momento, están relativamente acotados a la espera de terminar de establecer las conexiones entre ellos, lo más complejo del brote, aseguran fuentes sanitarias. En Madrid, la comunidad con más casos de España, el origen ya se localizó en una sauna que ha sido clausurada mientras todos los ojos miran hacia una fiesta de Eurovisión en Gran Canaria, que todo apunta a que pudo diseminar el virus por Italia, Dinamarca y Eslovenia, donde se han localizado casos que estuvieron en las islas.
El Ministerio de Sanidad no ha aclarado todavía qué hará una vez reciba las vacunas. El director del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES), Fernando Simón, advirtió esta semana del peligro de tomar decisiones sobre vacunación por presión, pasando por encima de los criterios técnicos, y considera que el Reino Unido, un país donde ya se ha empezado a vacunar a los contactos estrechos para intentar cortar la transmisión, no es comparable con España porque allí “han tenido casos importados y varios pequeños brotes en los últimos años”. Su posición, de hecho, es que todavía “no es necesario vacunar por la viruela del mono”.
El último informe del ECDC aboga por utilizar la vacuna contra la viruela como profilaxis postexposición de contactos con mayor riesgo de contraer el virus. Esto es, de manera preventiva ante los que han podido tener más posibilidades de contagiarse. El organismo recomendó hace unos días a los países revisar la “disponibilidad” de la vacuna “en lo que respecta al tipo, las dosis y el estado de la autorización”.
Una estrategia posible sería vacunar a todos los menores de 40 que no tienen puesta la vacuna contra la viruela. Pero no hay disponibilidad y, además, no está recomendado hacerlo de manera masiva en este momento
La Agencia Europea del Medicamento (EMA, por sus siglas en inglés) no tiene autorizada ninguna vacuna específicamente contra el virus que provoca la viruela del mono, de manera que cualquier política vacunal pasa necesariamente por utilizar la inyección contra la viruela humana. Las investigaciones publicadas muestran que la inyección permite evitar el desarrollo de la enfermedad si se administra en una ventana de cuatro días después de entrar en contacto con el virus, mientras que consigue que los síntomas se atemperen si se pone entre el quinto y el décimo día.
“Una estrategia posible sería vacunar a todos los menores de 40 que no tienen puesta la vacuna contra la viruela. Pero no hay disponibilidad y, además, no está recomendado hacerlo de manera masiva en este momento”, explica Antonio Alcamí, virólogo del Centro de Biología Molecular Severo Ochoa (CSIC). Lo primero, prosigue, es hacer “una vacunación en anillo”, inoculando, por ejemplo, a todos los convivientes de un positivo.
Alcamí asegura que, si las dosis llegaran mañana, empezaría a ponerlas: “No sé en qué momento deberíamos proceder a vacunar, pero comenzaría a usarlas en contactos por precaución porque tienen el beneficio de parar la transmisión y evitar casos graves en el caso de personas con patologías previas, aunque en principio esta estirpe es más atenuada”. Los servicios de salud pública tienen ahora puesta la mirada en los casos de transmisión secundaria, especialmente si alcanzan a personas vulnerables.
El Instituto de Salud Carlos III ha secuenciado el genoma completo del virus y ha concluido que se trata de la variedad “menos maligna”, la de África Occidental. La Comunidad de Madrid también está presionando para comenzar a vacunar “en anillo” en cuanto lleguen las dosis y acusa al Ministerio de actuar con lentitud.
Pero hay vacunólogos que no tienen la misma opinión. José Antonio Forcada, presidente de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas, apuesta por intentar controlar el brote como se hace con otras enfermedades infecciosas. Es decir, identificando casos, aislando y controlando contactos. Sanidad publicó la semana pasada un protocolo para el manejo de pacientes que obliga a los contagiados a permanecer en una habitación o área separada en los domicilios hasta que desaparezcan las lesiones cutáneas, la vía más contagiosa. Para los contactos no está prescrita la cuarentena, pero sí evitar al máximo las interacciones y llevar mascarilla. “Por supuesto que vacunar a toda la población no tiene ningún sentido. Y, es más, si logramos controlar el brote así, que no tendríamos por qué tener dificultades, creo que no vale la pena ponerte a inmunizar a los contactos”, opina Forcada.
Si logramos controlar el brote así, que no tendríamos por qué tener dificultades, creo que no vale la pena ponerte a inmunizar a los contactos
“Habrá que esperar a ver cómo evolucionan los casos y los posibles brotes, pero al ser en principio una enfermedad rara que no presenta alta tasa de transmisión fuera del continente africano, es demasiado temprano para tomar medidas profilácticas relacionadas con vacunación”, resuelve Jacob Lorenzo-Morales, director del Instituto Universitario de Enfermedades Tropicales y Salud Pública de la Universidad de la Laguna, en declaraciones a SMC.
Los servicios de salud pública de cada país desarrollado están evaluando la situación y las respuestas son variadas. Mientras que Reino Unido ha comenzado ya a inmunizar a los contactos estrechos con sus reservas y ha empezado la compra de 20.000 nuevas dosis, Alemania ha anunciado la adquisición de 40.000 dosis, aunque solo las administrará si el brote empeora. Por otra parte, la ministra de Sanidad francesa, Brigitte Bourguignon, anunció el miércoles que el país puede poner en marcha la vacunación selectiva de los trabajadores sanitarios y de los contactos estrechos aunque “por el momento, la situación está bajo control”.
A favor de tener una reserva
Todos los expertos consultados coinciden, sin embargo, en que tener una reserva de vacunas es muy recomendable, se vayan a utilizar o no. España tenía en 2019 dos millones de vacunas ACAM2000 contra la viruela almacenadas, según consta en el Boletín Oficial del Estado, que recoge el convenio entre el Ministerio de Defensa y la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (Aemps). ¿Tiene sentido comprar nuevas si ya teníamos? “Sí, esas vacunas no son tan seguras, no tienen los estándares que tenemos ahora y generan efectos secundarios, pero eran la única alternativa cuando la viruela estaba circulando”, señala Alcamí.
España dejó de inmunizar contra esta infección en 1980, una vez que la Organización Mundial de la Salud (OMS) la dio por eliminada. En los últimos estertores del virus, cuenta el virólogo del CSIC, se fabricó la vacuna que ahora se va a comprar, creada por la biotecnológica danesa Bavarian Nordic y comercializada en Europa bajo la marca Inmavanex y con “una buena seguridad”. “Replica mucho menos que la otra pero lo suficiente para generar inmunidad”, según Alcamí, cuyo equipo ha reclamado desde hace años al Ministerio de Sanidad que hiciera acopio de este tipo de vacunas, antes de que se extendiera en el mundo desarrollado la infección de persona a persona, una transmisión “poco eficaz que no está muy documentada”. Entre los virólogos, de hecho, se ha asomado en las últimas semanas el temor a que se tratara de una variante que hubiera aprendido a transmitirse mejor entre personas. El gran reto sigue siendo identificar qué paciente trajo el virus, si es que solo fue uno.
¿Y si llegan las vacunas pero ya no hacen falta? “Si hubiéramos tenido ahora nos habría venido bien, este es el ejemplo. Monkeypox va a seguir en África y las personas continuarán viajando”, resuelve el virólogo. El Ministerio todavía no ha informado de cuántas dosis comprará ni de cuánto dinero gastará en adquirirlas. Solo se ha anunciado que se hará a través de una compra centralizada de la Unión Europea.
Mientras, las acciones de Bavarian Nordic han crecido un 60% en la bolsa de Copenhague en el último mes. La compañía, la única que fabrica esta vacuna, asegura que es capaz de producir 30 millones de dosis al año, según dijo un portavoz a la agencia DPA.
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