Una inyección que puede revolucionar la lucha contra el VIH es el avance científico del año según la revista 'Science'
La revista Science ha elegido como el avance científico más importante de 2024 el desarrollo del lenacapavir, un nuevo fármaco para prevenir el VIH que promete dar un paso de gigante en la lucha contra la epidemia. La publicación científica equipara este salto al que se dio en los años noventa con los antirretrovirales, los compuestos que permiten neutralizar la carga viral hasta hacerla indetectable y, por tanto, intrasmisible.
Es una revolución aún por venir. El lenacapavir ataca la proteína de la cápside viral y ya se utiliza en países desarrollados como un antirretroviral en cuadros resistentes al virus que no responden a otros tratamientos. En otras palabras, como una terapia de rescate. Sin embargo, el potencial realmente revolucionario se ha descubierto hace poco. Un ensayo publicado antes de verano en la revista NEJM reveló que su uso cada seis meses, a través de una inyección de acción prolongada, podía ir más allá: también es eficaz para proteger de las infecciones.
De las 2.134 mujeres jóvenes de Sudáfrica y Uganda que recibieron dos inyecciones anuales del medicamento, ninguna se contagió. Este uso –como profilaxis preexposición– no está aprobado en ningún lugar del mundo aunque se espera que pueda ser autorizado en 2025. “Se ha demostrado que previene completamente la enfermedad”, recuerda el editor jefe de Science, Holden Thorp, en un editorial en el que destaca la ventaja de que no deba tomarse todos los días. Es una mejor opción, sostiene la revista, porque empuja la adherencia y reduce el estigma.
El primero de una nueva familia
“El premio también reconoce el trabajo relacionado con la obtención de una nueva comprensión de la estructura y función de la proteína de la cápside del VIH. A pesar de décadas de avances, el VIH sigue infectando a más de un millón de personas al año, y la vacuna sigue siendo difícil de encontrar”, argumentan desde la publicación científica para explicar su elección.
Josep Mallolas, jefe de la unidad VIH-SIDA del hospital Clínic de Barcelona, está de acuerdo en que “merece ser considerado como el avance médico más importante de este año por el impacto que puede tener en el control de la pandemia por VIH”, según sus declaraciones a Science Media Centre España. El experto encuadra al lenacapavir como el “primero de una nueva familia de antirretrovirales que inhiben la formación de la cápside del VIH”. Esta cápside proteica, una especie de envoltura, protege el material genético del virus. ¿Cómo funciona? “Al rigidizar esta proteína, el fármaco bloquea etapas clave de la replicación vírica”, subrayan en Science. El mecanismo de ataque a la cápside “antes se consideraba impracticable”. Además, podría inspirar tratamientos para otras enfermedades víricas.
Hay consenso en que administrarlo solo dos veces al año facilita la adherencia al tratamiento, uno de los grandes caballos de troya en la lucha contra el virus en el mundo, especialmente en los países menos desarrollados. “Esta característica es muy atractiva como nueva opción de PreP”, apunta en sus recomendaciones el grupo Gesida de la Sociedad Española de Enfermedades Infecciosas y Microbiología Clínica (Seimc). La PreP, siglas de profilaxis preexposición, está disponible en España dentro de la cartera de la sanidad pública desde 2019 para evitar la infección por VIH en las personas con más riesgo.
1,5 millones de personas se infectaron por VIH en 2020 en todo el mundo. La meta, fijada en la estrategia mundial contra el VIH, es que los casos se reduzcan a 335.000 en 2030. Esto supone reducir un 80% las nuevas infecciones en apenas seis años, recuerdan desde la ONG Salud por Derecho en esta tribuna publicada por El País. Las estrategias de prevención del contagio son prioritarias para acercarse lo más posible a ese horizonte, coinciden los expertos.
El precio y la inequidad
La alegría del descubrimiento del lenacapavir, sin embargo, ha quedado empañada por un hecho: las dosis anuales cuestan 42.259 dólares (38.900 euros). Detrás de su fabricación está la farmacéutica Gilead. Esta frustración fue muy patente en la última Conferencia Internacional sobre el Sida celebrada en junio en Múnich, donde grupos de diferentes ONG y activistas secundaron protestas para presionar a Gilead. En este foro se presentó un estudio que estima que el antirretroviral podría venderse a un precio mil veces inferior, por 40 dólares por paciente al año, y mantener un 30% de beneficios.
Esta problemática no está reflejada en el editorial, algo que no ha gustado a organizaciones como Salud por Derecho. “En un momento en el que existen tratamientos y herramientas de prevención como el lenacapavir que pueden ayudar a cumplir los objetivos de ONUSIDA, estas permanecen (y permanecerán si nada cambia) inaccesibles a millones de personas que lo necesitan”, subraya Adrián Alonso Ruiz, responsable de Investigación y Promoción de la ONG en declaraciones a SMC.
El temor fundado es que este coste frene su potencial para reducir significativamente el número de nuevos casos. Organizaciones como Salud por Derecho o Médicos Sin Fronteras llevan meses alertando de esta situación, que puede profundizar aún más la inequidad de acceso a medicamentos efices contra el VIH. “El despliegue mundial depende de la asequibilidad, los acuerdos de fabricación y la solidez de la infraestructura sanitaria, y se espera la aprobación reglamentaria para 2025”, dice la publicación científica.
No es la primera vez que la revista Science opta por un hito relacionado con este virus. Ya lo ha hecho otras dos veces antes, recuerda el editorial. La primera fue en 1996, con el desarrollo de los inhibidores de la proteasa del virus. Estos fármacos permitieron dejar atrás el VIH como “un asesino rápido” y transformarlo “en una enfermedad que podía tratarse durante muchos años”, subraya Holden Thorp en la publicación.
La segunda ocasión llegó en 2011, cuando un innovador ensayo (HPTM 052) “demostró que el tratamiento con un cóctel de estos compuestos no solo suprime totalmente el VIH en las personas infectadas, sino que también reduce sustancialmente el riesgo de que transmitan sexualmente el virus a otras personas”. Más de una década después, este nuevo avance sigue allanando el camino hacia la vacuna, el reto pendiente, y recuerda, concluye el editorial de Science, que “la lucha está lejos de haber terminado”.
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