Jordi Figuerola, experto en virus del Nilo: “Los mosquitos infectados se matan en invierno, cuando muere gente ya es tarde”
El virus del Nilo Occidental es un patógeno emergente capaz de afectar de gravedad al ser humano, aunque el 99% de las infecciones son asintomáticas o leves. En España lleva dos décadas extendiéndose y este año se han detectado ya 17 casos, incluidos dos pacientes que fallecieron.
Jordi Figuerola es investigador en la Estación Biológica de Doñana, donde estudia cómo la biodiversidad juega un papel importante en la transmisión de patógenos. Su área de mayor interés son las zoonosis transmitidas por mosquitos como el virus del Nilo Occidental. En una conversación telefónica, incide en que la situación de este verano es el resultado de un proceso que lleva mucho tiempo, que las cepas del virus que hay en España ya son endémicas, y que se trata de una enfermedad infradiagnosticada, porque la mayor parte de los casos son muy difíciles de detectar.
¿Cómo llegó el virus del Nilo Occidental a España?
Todo empieza con aves migratorias que introdujeron el virus hace muchos años, pero ahora ya es endémico y no hace falta esa introducción inicial. El brote de 2020 tiene su origen en una variante del virus que ya detectamos en 2013 y que probablemente ya estaba circulando unos años antes.
Es más, el virus que está circulando en Catalunya ahora mismo no viene de África sino de Europa: entró desde África alrededor de 2003 a través de Austria y Hungría y desde entonces se ha ido expandiendo por nuestro continente hasta llegar a Catalunya. El virus que está produciendo el brote en Andalucía tiene dos variantes, una detectada en 2013 y la otra en 2017. Esta última no tiene por qué venir de África porque está muy emparentada con las que circulaban en Italia, así que también podría tener un origen europeo.
La incidencia del virus del Nilo está aumentando en animales, pero lo que suceda con el ser humano dependerá de cómo gestionemos los mosquitos
También es importante aclarar que el mosquito se infecta al picar a un ave infectada, pero no puede haber transmisión entre humanos a través del mosquito. El insecto siempre se tiene que infectar de un ave; los caballos y los seres humanos son callejones sin salida epidemiológicos.
El brote de 2020 puso el foco sobre este patógeno. ¿Hay más, se detecta más, o ambas?
Depende de con qué años lo compares. El virus circula en España desde al menos 2003. En 2004 hubo el primer caso en humanos, pero hasta 2010 no se registraron dos casos más, cerca de la bahía de Cádiz. En 2016 hubo tres más en el bajo Guadalquivir. Es en 2020 cuando hubo el gran brote en Andalucía, que afectó a Sevilla, Cádiz y Badajoz. Yo diría que hasta 2020 era una enfermedad infradiagnosticada porque muchos casos se quedaban sin detectar.
Desde 2020 se ha intensificado mucho la vigilancia y ahora mismo sería difícil que en Andalucía occidental se pasara un caso, porque cualquier caso de encefalitis o meningoencefalitis en sitios como Sevilla, Huelva o Cádiz se investiga como un posible caso.
Como el 80% de los casos son asintomáticos y el 19% tienen síntomas muy leves como fiebre, es seguro que muchos casos quedan sin diagnosticar. Ya no hablo de los asintomáticos, que ni nos enteramos de que existen y a nivel de salud pública no son preocupantes: en una enfermedad que no produce síntomas no hay por qué preocuparse. El problema es ese 1% que desarrolla síntomas graves.
¿El diagnóstico es complicado?
Solo el 30% de los casos que realmente están infectados dan positivo por PCR. Muchos otros están infectados, pero el virus no está ya en la orina o en la sangre sino en los órganos y entonces no tenemos forma de detectarlo, por eso el diagnóstico no se hace localizando el virus sino los anticuerpos. El problema es que los anticuerpos pueden tener reacciones más o menos inespecíficas contra otros virus: si una persona se ha infectado de dengue o incluso de covid-19, o si se ha vacunado contra la fiebre amarilla, puede dar positivo sin estar infectado por el virus del Nilo. Además, muchas veces está asociado a dolencias previas que pueden complicar todavía más el diagnóstico si se confunden los síntomas.
Muchos caballos y aves de Doñana tienen anticuerpos contra el virus, lo que significa que han pasado la infección. Si miráramos en los habitantes de esos lugares, ¿nos llevaríamos una sorpresa?
No, [las cifras de seroprevalencia en humanos] no son tan elevadas como en aves y en caballos. Es normal, esos datos [de hasta un 25% de exposición en equinos] son de animales que están en medio de la marisma, con un montón de mosquitos y sin ninguna protección. En humanos las prevalencias son mucho más bajas, pero son estudios que sería importante hacer.
Si no hacemos nada y esperamos a los primeros casos de fiebre del Nilo en humanos, el control de los mosquitos es mucho más complicado y caro
Hay uno preliminar, que todavía no está publicado, que sugeriría que alrededor del 3% de las personas de Coria del Río [provincia de Sevilla] tienen anticuerpos. Es decir, que han estado expuestos al virus, pero no han desarrollado la enfermedad.
¿Tuvo la pandemia de covid-19 algo que ver con que en 2020 se detectara el mayor brote?
Fue una primavera con muchas lluvias en mayo. Eso favoreció el incremento de mosquitos y había muy poca actividad humana, lo cual favoreció que estos insectos pudieran criar en muchos sitios que, de haber habido actividad, no habrían mantenido el agua. Eso fue lo que generó el brote.
¿Puede que el virus del Nilo llegue a otras partes de España?
Según un informe del Centro de Coordinación de Alertas y Emergencias Sanitarias (CCAES) de enero de 2024 hasta ahora se han detectado casos en Extremadura, Andalucía, Castilla-La Mancha, Comunidad Valenciana y Catalunya. Hasta 2020 es bastante fácil que se pasaran casos sin diagnosticar, pero desde entonces vemos que ha aumentado mucho la circulación. Está expandiendo su área de distribución y aumentando su incidencia, y siempre existe el riesgo de que aparezca en nuevas zonas.
Entonces, ¿va a estar presente en el futuro e ir a más?
Sí. El virus es endémico en España y vamos a ir teniendo estos brotes. Los modelos que hemos hecho indican que la incidencia aumentará en el futuro en caballos y aves que viven al aire libre, pero lo que suceda con el ser humano ya dependerá de cómo gestionemos los mosquitos en las zonas donde vivimos. Si se hace una gestión adecuada la incidencia bajará; si no se hace nada, aumentará.
¿El cambio climático empeorará la situación?
Los trabajos que hemos hecho con aves y caballos indican que cuando los inviernos son más suaves, a la primavera y verano siguientes vamos a tener una mayor incidencia del virus del Nilo, porque el clima favorece que los mosquitos sobrevivan.
Es importante que allí donde ya se han registrado casos se desarrollen planes de vigilancia para detectar el virus en los vectores y evitar que salte a la población: es prioritario detectar la circulación cuanto antes
Este año tuvimos un invierno muy suave seguido de un marzo y un abril con lluvias, con lo cual ya empezaron a aumentar los mosquitos. En el momento en el que se empezaron a inundar los arrozales la cosa se disparó. Los primeros mosquitos infectados los detectamos el 4 de junio, cuando lo normal hubiera sido encontrarlos el 16 de julio. Se adelantó cinco semanas.
Si dice que puede llegar a nuevos sitios, ¿están todas las regiones de España preparadas?
No, hay que reforzar los programas de vigilancia. Es importante allí donde ya se han registrado casos se desarrollen planes de vigilancia para detectar el virus en los vectores y evitar que salte a la población. Es prioritario detectar la circulación cuanto antes, pero también, una vez se detecta la circulación en los mosquitos, que los planes de control se desarrollen inmediatamente.
¿Qué hay que hacer para evitar que aumenten los casos en humanos?
Los arrozales cercanos a las poblaciones son un riesgo por la producción de mosquitos. Hay que echar productos biocidas para matar a las larvas antes de que se hagan adultas. ¿Por qué? Porque las larvas tienen que estar en el agua y tenemos productos que son muy efectivos para matarlas: Bacillus thuringiensis es una bacteria que tiras en el agua y acaba con ellas en dos días. Si no lo haces, se convierten en mosquitos que vuelan y son mucho más complicados de matar.
Los arroceros sacaron una nota de prensa diciendo que los estaban criminalizando y que era falso que el arrozal criara mosquitos. A ver cómo cuadras eso con lo que estamos viviendo este año
En ese punto hay que usar productos mucho más tóxicos, que matan a otros animales. Además, tienen que llegar al mosquito. La gente cree que fumigas y matas todo, pero si la hembra se mete en un desagüe o debajo de una hoja, sobrevive.
Con las larvas lo tenemos muy fácil, con los mosquitos adultos se complica todo. Si en vez de hacer los planes de control en junio, cuando se inundan los arrozales, no hacemos nada y esperamos a los primeros casos en humanos, entonces el control es mucho más complicado, caro y problemático.
¿Por qué no se hace todo eso?
El Bacillus thuringiensis se usa en Italia, Grecia, Francia y en el delta del Ebro, en todas partes con cultivo de arroz donde han tenido problemas con el virus. Todas, excepto en el bajo Guadalquivir. ¿Por qué? Pregúntaselo a los arroceros. Lo que te puedo decir es que el 25 de agosto de 2021 sacaron una nota de prensa diciendo que los estaban criminalizando y que era falso que el arrozal criara mosquitos. A ver cómo cuadras eso con lo que estamos viviendo este año. La bacteria solo mata mosquitos y ahora se están poniendo sobre la mesa otros productos de amplio espectro que también matan plagas del arroz, por lo que no hay un gran interés en controlar el mosquito en la fase de larva.
No tiene que haber pánico, pero sí tener claro que es un tema serio, tenemos una enfermedad transmitida por mosquitos y es importante tomar medidas de prevención para evitar que nos afecte
Muchos actores se tienen que poner de acuerdo, decidir quién lo paga, entender que el control de los mosquitos pasa por la prevención y por matarlos en fase de larva y no en tener que usar productos prohibidos cuando llegamos a la situación en la que estamos. Y, sobre todo, los mosquitos se matan en invierno. Este invierno es cuando hay que decidir quién va a hacer qué, porque cuando empieza a morir gente ya es tarde.
¿Qué consejos daría a las personas que viven en zonas afectadas por este virus?
Lo primero es proteger las casas: poner mosquiteras en las ventanas y cintas de goma en las puertas para evitar la entrada de insectos. Lo segundo, evitar tener zonas donde los mosquitos puedan criar: platos debajo de las macetas con agua, neumáticos abandonados, juguetes de jardín… cualquier cacharro susceptible de acumular agua de lluvia o de riego.
Se han encontrado [mosquitos] incluso dentro de lavavajillas atascados. Puedes recoger el agua del aire acondicionado, pero vacía el bote una vez por semana. Si tienes desagües dentro de casa, o los drenas, o les pones piedras gordas o les echas lejía. Por último, si sales a primera o última hora de la noche usa manga larga y repelente.
¿Cuánto debe preocuparse la población, sobre todo la que vive en zonas afectadas?
No tiene que haber pánico, pero sí tener claro que es un tema serio. No es ninguna tontería, tenemos una enfermedad transmitida por mosquitos y es importante tomar medidas de prevención para evitar que nos afecte. Las administraciones deben entender que este es un problema real que van a tener año tras año, porque el problema va a seguir estando.
Algún año las circunstancias no favorecerán que haya brotes y otros harán que sean importantes. Por eso es importante que haya planes de prevención y control que se puedan activar y ejecutar rápidamente cuando empecemos a detectar que hay mucha circulación. No podemos estar jugando a ver qué pasa este año, porque si esperas el control es más difícil.
Tampoco hay que olvidar que el arroz se come: no se puede tirar cualquier producto, no estoy desinfectando un coche. Hay que vigilar qué productos se utilizan para el control, en qué concentraciones y en qué periodos, porque no puedes echar pesticidas hasta el día antes de recoger el arroz.
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