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El abandono institucional amenaza los conservatorios de música

La crisis ahoga a conservatorios y escuelas de música

Daniel Sánchez Caballero

Los conservatorios de música viven un momento complicado. Atrapados en la indefinición de sus títulos, marginados por las administraciones de turno, lastrados por los recortes, por un cierto inmovilismo en sus enseñanzas, con una cuota altísima de profesores interinos fruto de casi 25 años sin convocarse oposiciones a catedrático... Su situación se une al deterioro de la educación musical en Primaria y Secundaria auspiciada por la LOMCE. No corren buenos tiempos para la enseñanza de música.

Y eso que son mayoritarios entre las enseñanzas artísticas. En el curso 2009/2010, el último año que se hizo un anuario oficial (primera muestra del abandono institucional), había 12.306 profesores de música y un total de 89.920 alumnos entre los ciclos elementales (8-12 años), profesionales (12-18) y superiores (18-22).

La principal preocupación de los profesionales de los conservatorios es que los títulos que ofrecen se han quedado “en un limbo”, según explica Víctor Pliego, catedrático de conservatorio en Madrid. Las sucesivas leyes educativas, incluida la vigente LOMCE, han ido dejando a estos centros en una situación un poco ambigua. “No sabemos qué somos”, afirma Antonio Domingo, profesor en el Musikene, el Centro Superior de Música del País Vasco.

Sin título de grado

Los conservatorios superiores, para alumnos a partir de 18 años y que serían el equivalente a la universidad, están definidos como educación superior, pero el título que ofrecen no es de grado, según estableció una sentencia del Tribunal Supremo que ha dejado los títulos en una extraña indefinición. Educación superior, sí. Universitaria, no. Los conservatorios profesionales, para alumnos de 12 a 18 años, ofrecen un título que no está en el catálogo de títulos europeos. “Cada vez nos alejamos más de Europa”, valora Pliego.

“Y eso contando con el hándicap que supone compaginar los estudios de conservatorio con los normales”, añade Domingo. Los estudiantes de conservatorio van por la mañana a sus clases y por la tarde al conservatorio. Desde los ocho años. “¿Son conscientes de la aberración que supone que después de su jornada tengan que empezar otra? Y aquí no vale con aprobar, tienes que ser el mejor”, argumenta Domingo. El Musikene, por ejemplo, cada año acepta a dos alumnos nuevos en la especialidad de percusión.

Y los planes de estudio están obsoletos, según Ana M. Vernia, presidenta de la Sociedad para la Educación Musical del Estado Español (SEM-EE), que cree que deberían reformarse. “Seguimos formando como nos formaron nuestros maestros, no se atiende a la empleabilidad o las demandas sociales”. Según Vernia, el perfil demandado del músico ha cambiado mucho, ya no se buscan solo intérpretes o compositores. “Está el campo de música y salud, embarazadas, residencias de ancianos, técnicos de sonido o insonorización”, explica, para concluir que “estamos formando parados” ante el cierre de orquestas o escuelas de música por la crisis, “no atendemos al siglo XXI”. Domingo coincide en que es necesario “innovar” y “reinventar los ciclos”, pero lamenta que no se promueva desde las instituciones y quede a expensas de la iniciativa particular de cada profesor o conservatorio en el mejor de los casos.

Abandono institucional y recortes

El abandono por parte de las administraciones que denuncian los profesionales del sector no ayuda a que se relance. “Todas las leyes educativas y todos los Gobiernos nos han tratado fatal. Todos”, lamenta Pliego. Las oposiciones a catedrático de conservatorio han estado más de 20 años paralizadas, hecho que se ha traducido en una gran presencia de interinos en los centros. “En algunos de ellos casi todos los profesores lo son”, sostiene Pliego.

Las disfunciones por la falta de oposiciones han llevado a que “las plazas se han estado cubriendo de manera alegal” asegura Vernia. Como no se convocaban oposiciones se enviaba a profesores acreditados para el grado medio a ejercer en el superior a través de comisiones de servicio, una situación a priori provisional que se enquistó durante dos décadas. Se ha acabado generando una paradoja. Por un lado estaban estos profesores, que no cumplían los requisitos para ejercer pero lo han hecho y tienen la experiencia docente, y por otro los jóvenes que, teniendo las capacidades legales, no tienen la experiencia.

La situación parece haberse desbloqueado con la publicación por parte del Ministerio de Educación del temario para las oposiciones a catedrático de conservatorio, primer paso para que las comunidades autónomas puedan convocar sus plazas. La situación ha sido especialmente caótica en Valencia, la región que más peso da a la educación musical en todos los niveles.

Los recortes también han hecho su mella. Los conservatorios los han sufrido igual que el resto del sistema educativo, explican los profesores. No en las ratios, porque si no no se podría enseñar a tocar un instrumento, pero sí hay reducción de plantillas, aumento de las horas lectivas, reducción de los presupuestos, se han subido las tasas, que son las mismas para los conservatorios superiores que las de la universidad, etc. Domingo añade que menos presupuesto significa menos profesores visitantes, que significa más endogamia y menos capacidad de aprender otras cosas e innovar.

Por último, que la presencia de la enseñanza musical dependa de las comunidades tampoco gusta a los profesores. “Hay una gran diferencia en las apuestas de unas y otras, falta un plan estatal que dé equilibrio a los centros superiores”, opina Domingo. “Por ejemplo en Valencia hay tres, uno por capital de provincia, pero en Castilla La Mancha no había ni uno hasta hace un par de años”, ilustra.

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